La orden de caballeros de la Fuerza debe su nombre (cuya pronunciación inglesa es "yedai") a "Jidaigeki", el término japonés para las películas de época. Un elegante reconocimiento por parte de Lucas a la influencia del cine de samuráis en su obra.
El escritor Edgar Rice Burroughs bautizó como "sith" a unos insectos enormes, repugnantes y peligrosísimos que su héroe John Carter encontraba en uno de sus viajes a Marte. Tomando prestado el vocablo para designar a los Jedi oscuros, Lucas reconoció su influencia... y dejó bastante clara su catadura moral.
Walter Murch, ilustrísimo montador y diseñador de sonido, fue el responsable de bautizar al droide más pequeñajo y protestón de la Galaxia. Durante la postproducción de American Graffiti, Lucas y Murch no encontraban el segundo diálogo de la segunda bobina de la película. Cuando, tras hurgar entre kilómetros de celuloide, uno de sus ayudantes encontró el momento en cuestión, anunció su hallazgo gritando "¡R2-D2!" (abreviatura de "reel two, dialogue two"). Al oírlo, Murch señaló que aquello podía pegarle a algún personaje de aquella cosa espacial que estaba escribiendo su amigo…
Llegamos a uno de los puntos más controvertidos de la etimología galáctica. Por un lado, George Lucas afirmó en 2005 que el nombre del Lord del Sith combina una variación sobre la palabra inglesa "dark" ("oscuro") con ese "vader" que, en holandés, significa "padre". De esta manera, "Darth Vader" equivaldría a "padre oscuro". Sin embargo, tras el estreno de la primera Star Wars, 'Tio George' había dado una explicación mucho menos rebuscada: el nombre se le habría ocurrido combinando las palabras "dark water" con el apellido de un compañero de su instituto llamado Roy Vader. ¿De qué versión nos fiamos más?
El nombre del planeta desértico más transitado de la galaxia parte de "Tataouine", la ciudad tunecina donde el equipo de la primera Star Wars se asó de calor rodando entre las dunas.
"Creo que me he encontrado con un Wookiee": esta línea de diálogo, improvisada por el actor Terry McGovern durante el rodaje de THX1131, sirvió para bautizar a la peluda raza de Chewbacca. La ocurrencia, por cierto, venía a cuenta del amigo de McGovern Ralph Wookey.
Con sus elegantes alerones, su sobrio color y esa forma tan elegante de estallar bajo los blasters del Halcón Milenario, los cazas de la Marina Imperial deben su característico sonido a un doble motor de iones. Y es a este (o más bien a las siglas en inglés de "Twin Ion Engine") al que deben su nombre.
¿De dónde viene el nombre de la raza del almirante Ackbar? Pues a una ocurrencia del diseñador Phil Tippett. O, más concretamente, a la ensalada de calamares ("calamari") que Tippett se zampó mientras imaginaba su anatomía. ¡Marchando una de chopitos!
Amados por algunos, detestados por la mayoría, los indígenas peluchitos de la luna de Endor fueron bautizados en honor a los Miwok, un conjunto de pueblos nativos americanos cuyas tierras ancestrales se encuentran cerca del Rancho Skywalker de George Lucas.
J. J. Abrams no se marcó un homenaje bautizando al piloto de Oscar Isaac: se marcó dos. Uno, a su ayudante Mogan Dameron. Y otro, a un osito de peluche llamado "Po", el favorito de su hija Gracie Abrams cuando era pequeña. Ay, qué tierno.
Como sabemos, el cazarrecompensas mandaloriano y Han Solo se profesan un feroz odio mutuo. Ironía enorme, pues, que el nombre de Boba sea una variación del de Bob Falfa, el personaje interpretado por Harrison Ford en American Graffiti.
Uno de los muchos cazarrecompensas que conocimos en El Imperio contraataca, 4-LOM (a la izquierda, posando con su colega Ruckuss) le debe su nombre a la expresión inglesa "for the love of money" ("por amor al dinero"). Un nombre ideal para un mercenario, sin duda.
Dejando claro que esta es pura especulación y que Lucas no lo ha confirmado nunca, señalemos que algunos warsies trazan el apellido de nuestro granuja galáctico favorito a Napoleon Solo, el personaje de Robert Stack en la serie El agente de CIPOL.
Con un nombre derivado de la palabra "greed" ("avaricia"), es normal que este verdoso pistolero se lanzara a cumplir el encargo de Jabba el Hutt sin pensar con quién se jugaba los cuartos. ¿Y qué pasó? Pues lo que tenía que pasar: que Han disparó primero.
El único camello del planeta Coruscant lo bastante imbécil como para tratar de venderle drogas a un caballero Jedi tiene un apellido muy adecuado: en inglés, el sustantivo"sleazebag" designa a una persona repugnante, despreciable y posiblemente también de higiene dudosa. Lo que en castellano denominaríamos una piltrafa del arroyo, vamos.
Fan de los Beastie Boys hasta las últimas consecuencias, J. J. Abrams no solo incluye canciones del grupo neoyorquino en sus películas siempre que puede, sino que usó el título de su elepé Hello Nasty para bautizar a este agraciado piloto de la Resistencia. En Star Wars: Los últimos Jedi, Rian Johnson siguió con la broma: Slowen Lo, el alienígena con la voz de Joseph Gordon-Levitt, le debe su nombre a Slow And Low, otro tema de los 'beasties'.
El despreciable y baboso líder de la Federación de Comercio le sirvió a George Lucas para sacar a relucir su lado rojeras, bautizándolo en 'honor' tanto del congresista republicano Newt Gringrich como del expresidente Ronald Reagan. 'Tio George', por lo visto, nunca le perdonó a este último que se refiriera a su proyecto de escudo antimisiles como "Guerra de las galaxias".
Antes de ser un Lord del Sith, el futuro Darth Vader fue un Jedi con pelazo. Y, para darle nombre, Lucas pudo haberse inspirado en el cineasta británico Ken Annakin (Aquellos chalados en sus locos cacharros). Aunque, con el tiempo, el patriarca galáctico negó la alusión, el parecido entre los nombres es muy considerable.