Antes de John McClane, estuvo David Addison: el trabajo que llevó a Bruce Willis a la fama fue esta screwball comedy detectivesca y televisiva en la que el actor y Cybill Shepherd disimularon lo mal que se llevaban a base de diálogos enloquecidos y guiones que estiraban los límites del formato como si fueran chicle.
CinemaníaSchwarzenegger, Stallone y Harrison Ford habían dicho 'no', así que Fox se conformó con aquel tipo graciosillo de TV, al que, sin embargo, pagó espléndidamente. La habilidad del director John McTiernan, el carisma de un debutante llamado Alan Rickman y la magia de una camiseta imperio (actualmente conservada en el Instituto Smithsoniano) hicieron el resto: Bruce Willis ya era una estrella de acción.
Cinemanía"Brillante, cínica, inteligente, totalmente corrupta y vilmente misógina": así describió el crítico Roger Ebert la película que acabó de definir el perfil de Willis durante los 90 muy a pesar de los choques de egos que presidieron su rodaje. Qué le íbamos a hacer si, después de una ruptura sentimental, el guionista Shane Black ('Arma letal') quería desahogarse mediante un noir con los diálogos llenos de vitriolo.
CinemaníaMientras cimentaba su carrera de macho alfa, Willis se despidió de sus orígenes en la comedia mediante esta sátira en la que Robert Zemeckis se carcajeaba de la obsesión de Hollywood por la eterna juventud. Aun hoy, sigue resultando descacharrante verle como cirujano plástico atrapado entre Meryl Streep y Goldie Hawn, dos arpías dispuestas a embalsamarse en vida para conservar su fotogenia.
CinemaníaTravolta se llevó el bailecito con Uma Thurman, mientras que a Bruce le correspondió un conato de violación por culpa de ese dichoso reloj preservado analmente. Pero el esfuerzo, y la rebaja en su caché, valieron la pena, porque la carrera de Willis empezaba a resentirse de tanto 'actioner' rodado con piloto automático: después de verle manejar esa katana, a ver quién tenía las narices para toserle.
CinemaníaEl guion era un monstruo de Frankenstein creado a partir de ideas descartadas para la saga 'Arma letal' y de un thriller titulado 'Simon Says' que nunca llegó a producirse. Benditos costurones, no obstante, porque el resultado fue ver a Willis y a Samuel L. Jackson dándose carreras a vida o muerte por Nueva York… para resolver problemas de lógica. La última entrega de la saga dirigida por John McTiernan fue también la última que valió la pena.
CinemaníaA Terry Gilliam le hacía gracia eso de rodar un remake de 'La jetée' (Chris Marker, 1962) con guion de David Peoples ('Blade Runner'), pero necesitaba estrellas para poner en marcha el proyecto. Por suerte para él, Bruce Willis y Brad Pitt estuvieron a la altura de las circunstancias, especialmente el primero: sin la vulnerabilidad del actor interpretando a un personaje psiquiatrizado y humillado, este thriller sobre un apocalipsis pandémico no nos golpearía con tanta fuerza.
CinemaníaMucha megalomanía (es Luc Besson, qué te esperas) y una originalidad cuestionable (el guion puede leerse como un conjunto de citas que van de Philip K. Dick a los tebeos de la revista 'Métal Hurlant') al servicio de los dos mejores tintes capilares del cine de los 90: el pelo panocha de Milla Jovovich y ese rubio oxigenado de Willis que sorprendía aún más que su vestuario de Jean-Paul Gaultier. Efectivamente, parece un videojuego pasado de rosca… y ahí reside su encanto.
CinemaníaLa reputación de esta película es tan abismal que hasta Michael Bay (insistimos: Michael Bay) ha pedido perdón por ella. Pero ojo, porque, más allá de las gracietas de Steve Buscemi y de Liv Tyler en el videoclip de 'I Don't Wanna Miss a Thing' (Aerosmith), 'Armageddon' es la película que mejor transmite lo que era ir a ver 'una de Bruce Willis' a finales de los 90: en aquel momento, él era el actor ideal para demoler un asteroide apocalíptico a golpes de testosterona.
CinemaníaEndeudado hasta las cejas con Disney debido a un proyecto ('The Broadway Brawler') cuyo rodaje se fue al garete, Willis recibió una ayuda del Más Allá en forma de director casi debutante, pero con mucha maña para las ambientaciones fantasmagóricas y los giros finales. Aunque la Academia pasó de Bruce a la hora de repartir nominaciones (la película aspiró a seis Oscar), la alianza del actor con M. Night Shyamalan quedó forjada para siempre.
CinemaníaQue el cine de superhéroes aún fuese una entelequia en las mentes de algunos ejecutivos no impidió que Willis y Shyamalan lo deconstruyesen antes de nacer junto a un Samuel L. Jackson escalofriante. Pero adelantarse a su tiempo tuvo un precio: aunque Tarantino se declaró fan acérrimo y la taquilla fue más que aceptable (sobre todo, fuera de EE UU), la productora Touchstone no supo qué hacer con aquella película tan rara.
CinemaníaEstaba escrito: algún día, Bruce debía prestarle su rostro a uno de los antihéroes de los tebeos de Frank Miller. Y el momento llegó al fin con esta machada 'neonoir' realizada por el propio artista y Robert Rodriguez, con una ayudita de Tarantino. El segmento de Willis, adaptación del cómic 'Ese cobarde bastardo', resultó tan popular que su personaje reapareció nueve años más tarde en la secuela 'Sin City: Una dama por la que matar', la cual se saldó con un fracaso de taquilla.
CinemaníaViendo esta película, uno juraría que Wes Anderson solo la rodó para darse el gusto de tener a Bruce Willis y a Bill Murray mirándose fijamente en el mismo plano. Bromas aparte, y aunque no le falten detractores, se trata de uno de los filmes menos pretenciosos y más directos de su autor, con esa trama de boy scouts precoces y huracanes inminentes componiendo un bonito cuento de aventuras.
CinemaníaConforme pasa el tiempo, los tipos duros se ven obligados a enfrentarse con su yo del pasado… a veces, literalmente. Antes de sembrar el escándalo con 'Los últimos Jedi' y de triunfar a lo grande con 'Puñales por la espalda', Rian Johnson entregó este melancólico thriller de viajes en el tiempo con Bruce luciéndose a lo grande: la película está llena de inconsistencias, algo que reconoce su propio autor, pero qué importa.
CinemaníaMuy pillo él, Shyamalan incluyó una escena postcréditos con Willis al final de 'Múltiple' en previsión de que la cinta fuese un éxito y hubiera secuela. La jugada salió bien, así que el cineasta y el actor pudieron devolvernos a David Dunn, su invulnerabilidad y su impermeable en que revisaba la mitología de 'El protegido' cuando los superpoderes eran ya algo común en pantalla grande. Y que, ahora lo sabemos, quedará como el último gran trabajo de su protagonista.
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