Protos, el vino del Duero a la vera del Castillo de Peñafiel

Peñafiel es un municipio de la provincia de Valladolid vertebrado por el río Duero. Cuenta con una población de más de 5.000 habitantes y dista 56 kilómetros de la capital de la provincia. Tiene el honor de poseer la Plaza medieval de El Coso, una de las más antiguas de España, y en la que se celebran numerosas fiestas taurinas.

La gastronomía es otro de los puntos fuertes de esta castellana localidad. Entre sus platos destaca el lechazo asado, el plato rey de la gastronomía de Peñafiel, y las chuletillas a la brasa. Entre los muchos productos de la zona, son excelentes los vinos tintos que produce la Ribera del Duero, de los cuales Peñafiel y su comarca elaboran algunos de los más prestigiosos. También el queso puro de oveja es reconocido y podemos destacar el más afamado, el de Flor de Esgueva.

El castillo, declarado monumento nacional en 1917, es una de las principales atracciones de Peñafiel. Edificado entre los siglos IX y X, su impresionante presencia lo convierten en una de las fortificaciones más admiradas del Medievo español. En la falda del castillo se encuentran sus reconocidas bodegas subterráneas, Protos. Peñafiel se incluye en la denominación de origen Ribera del Duero, alberga el Museo del Vino y es una referencia enológica para toda la comunidad castellano-leonesa.

Protos, cuyo significado es "primera" en griego, es la primera bodega que se creó en la zona, la cual se remonta a 1927. Su experiencia y calidad es el sello que la identifica. Una bodega con gran trayectoria profesional, la cual recibió la medalla de oro por sus vinos tintos en la Exposición Universal de Barcelona en 1929.

Diseñada por los prestigiosos arquitectos Richard Rogers & Partners y Alonso Balaguer y asociados, la nueva bodega pretende ser respetuosa con el entorno que le rodea y con el medio ambiente. Para ello Rogers ha mantenido la estructura básica de la bodega tradicional añadiéndole elementos arquitectónicos que la mejoran, consiguiendo un edificio funcional y eficiente.

El proyecto tiene una planta triangular con un zócalo semienterrado que permite aprovechar la inercia térmica de los espacios bajo rasante consiguiendo una temperatura adecuada para la elaboración del vino.

Sobre rasante, Rogers concibe la cubierta como una fachada más, debido a la presencia que tiene ésta desde el castillo, convirtiéndola en el elemento más significativo del proyecto. Se compone de cinco bóvedas, de dieciocho metros de ancho, interconectadas y realizadas con una estructura ligera de madera laminada en forma de arco.

En el diseño de los cerramientos el arquitecto plantea fórmulas para minimizar el gasto energético, utilizando voladizos pronunciados y sistemas de protección con lamas que evitan la incidencia del sol pero no impiden que la mayor parte del proyecto cuente con iluminación natural.

Rogers ha diseñado para Protos una bodega contemporánea, que evoluciona el sistema tradicional de la bodega de la Ribera del Duero, mejorando el rendimiento y reduciendo el impacto ambiental.

Protos fue la primera cooperativa que funcionó a todos los efectos como una bodega privada y es en la actualidad una seña de identidad de la Ribera del Duero.

Numerosos y de alta calidad, sus vinos son totalmente originales y de excelente tecnología. La variedad de uva que predomina en la zona es la Tempranillo, también llamada Tinto Fino. Respecto a los jóvenes, de cuerpo ágil y expresión primaria, son muy limpios y vivos, de buena estructura y personal posgusto.

Los vinos de guarda, crianzas, reservas y grandes reservas son estructurados, sinceros, amplios, elegantes y a la vez orgullosos y de prolongado posgusto. Nobles vinos que se pulen bien en barricas americanas y francesas.

Son vinos felices con la cocina castellana, sobria, recia y auténtica. Los crianzas casan perfectamente con los asados, los reservas con los platos de caza y los rosados con pastas y arroces, platos típicos de la zona.

Catar los vinos de Protos es catar historia, recuerdos y hasta mitos de la Ribera del Duero y de Castilla León. Sus vinos, además, siempre se han distinguido de los demás por su estructura, modo de crianza y longevidad.