Su nombre no sonará extraño a los aficionados a buscar siempre el mejor croissant posible, porque la pastelería Canal de Barcelona -en realidad ahora el nombre oficial es Mervier Canal- ya ganó en 2016 y 2019 el premio al mejor del país.
Un título que repite en este 2022 según el jurado del concurso que desde años organiza el Gremio de Pastelería de Barcelona para dar con el mejor croissant artesano de mantequilla de España.
El que elabora Toni Vera en este histórica pastelería fundada en 1970 y con dos locales en Barcelona se impuso a los otros 53 que se presentaron al concurso.
Un certamen, por cierto, organizado en la ciudad condal, abierto a todo el país pero donde siempre son mayoría los participantes locales. Por si alguien se pregunta por qué cada año suele ser una pastelería barcelonesa la que se alza con el premio.
Más de 1000 croissants al día
Nos hemos querido acercar a la pastelería Canal para probarlo. Aunque resulta muy tentador dejarse llevar por las versiones con rellenos que lucen en el escaparate de su local en la calle Muntaner, compramos dos croissants sencillos. ¿Son los mejores del país, no?, bromeamos con la dependienta.
Nos lo confirma orgullosa. También que la demanda se ha disparado tras ganar el concurso y que ha tenido que entrar más gente a trabajar en el obrador para poder llegar a servir todos los pedidos. Hablamos de una masa que lleva casi dos días de trabajo y producen y venden unos mil al día, según nos cuentan.
Cada uno de los croissants se venden por 1,90 euros, los rellenos por algo más de 3 euros. También se pueden comprar en la web en packs de 6 unidades.
A primera vista son perfectos, pero ni la hora ni el clima del día eran los mejores para catar croissants, la verdad. Son las dos de la tarde y la humedad en Barcelona se ha llevado por delante el punto crujiente del hojaldre exterior que se espera cuando están recién horneados.
También la textura es algo menos firme de lo que nos esperamos y de lo que, seguramente, probó el jurado del concurso. Pese a que echamos de menos ese punto crocante en la mordida, el sabor es excelente.
Se nota la mantequilla de calidad que aporta cierta intensidad, pero a la vez resulta muy suave, nada que ver con otro tipo de grasas usadas en croissants industriales. El alveolado interior además de ser muy fotogénico también confirma esa fermentación sin prisas y se traduce en un punto esponjoso y ligero magnífico.
Según leemos, la receta incluye harina italiana de fuerza y una excelente mantequilla que traen desde Normandía. Una apuesta alejada de esa idea de kilómetro cero que tanto se estila, pero que nos recuerda que una de las claves de un buen croissant es la calidad de los ingredientes utilizados.
Por aquello de experimentar, uno cae en la merienda y guardamos el otro para la mañana siguiente, a ver qué tal aguanta. Y la verdad es que lo hace muy bien: seguramente 24 horas después ya no es el mejor croissant del país, pero sigue siendo uno excelente, y eso tiene mucho mérito.
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