8 razones por las que la película de Justin Bieber no apesta

¿No tenías pensado ver 'Never Say Never', el documental-concierto de Justin Bieber? Vuelve a pensarlo, te damos motivos por los que merece la pena hacerlo. Por MANUEL PIÑÓN
8 razones por las que la película de Justin Bieber no apesta
8 razones por las que la película de Justin Bieber no apesta
8 razones por las que la película de Justin Bieber no apesta

Antes de su estreno, Never Say Never (próximo martes 15 de abril), la película-documental-concierto de Justin Bieber, ya tiene garantizadas dos cosas: el éxito masivo entre la legión de seguidores del cantante adolescente y el desprecio unánime de la crítica de cine. Las beliebers (fans de Justin que han fundido su apellido con la palabra "believer", creyente en inglés) consumirán encantadas de la vida cualquier producto que tenga a su ídolo como protagonista. Mientras, la gente que habitualmente escribe sobre cine se ensañará con una película que tiene poco qué ofrecer a los cinéfilos... aparentemente.

Apenas un par de horas después de haber asistido a un pase de prensa de Never Say Never, CINEMANÍA puede adelantar que el documental sobre Justin Bieber ofrece razones más que suficientes para no apestar. En concreto, ocho.

1) Se parece a La red social. En los primeros minutos de metraje, Never Say Never transmite con ritmo e inteligencia la manera en la que funciona internet, las redes sociales, los fenómenos virales y demás asuntos relacionados con la celebridad en la web. Además, es la primera película de la historia que incorpora los tweets como recurso narrativo. Por algo @JustinBieber tiene un millón más de followers que @BarackObama.

2)Retrata el ocaso de la industria discográfica. "Miles de personas veían sus primeros vídeos en YouTube", cuenta su mánager y descubridor Scooter Braun; "sin embargo ningún sello quería ficharle. 'No tiene el apoyo de Disney Channel ni de Cartoon Network, así no podemos venderlo', me dijeron todos. En las radios tampoco le encontraban hueco". A la espera de que alguien muestre en la gran pantalla los vicios de una industria que no ha sabido reaccionar ante la llegada de internet, Never Say Never es el mejor documento de la ceguera de este sector.

3) Su talento es auténtico. Vale, sus canciones son empalagosas, están empaquetadas con una producción facilona e impersonal, pero cuando le ves en acción, cantando él solo con una guitarra, tocando la batería en el garaje de su casa familiar o ensayando pasos de baile frente al espejo, es impagable.

4) Esto sí es un 'reality show'. ¿Y si Michael Jackson hubiera sido el protagonista de un programa como El show de Truman? Imagínate poder ver evolucionar a un niño prodigio, desde que da sus primeros pasos hasta que agota las entradas de su concierto en el Madison Square Garden de Nueva York. Justin Bieber ha nacido en una época en la que siempre hay una cámara siguiéndole, y todo ese material está disponible: su primera clase de natación, el día que le regalan un tambor por navidades, la función escolar en la que quedó segundo, la noche que participó en su primera jam session como batería…

5) Tiene tantos cameos como Torrente 4: Lethal Crisis. Siempre es divertido encontrar famosos en una película a modo de ¿Dónde está Wally? Aparte de los que aparecen en los créditos de Never Say Never (Jaden Smith, Miley Cyrus, Usher, Ludacris) puedes encontrar a actores (Will Smith), músicos (Lionel Richie) o deportistas (David Beckham) entre bambalinas.

6) Actualiza el lenguaje cinematográfico. A todos nos gustó Scott Pilgrim contra el mundo, aunque luego sólo fueran a verla al cine unos pocos. Se alabó su facilidad para incorporar recursos del mundo del cómic, internet y los videojuegos a la narración. "Me siento como cuando Mario Bros de repente se hace grande", dice el mánager de Bieber. "¿Te refieres a cuando se come la seta?", le pregunta el cantante. No ha acabado de decir la frase y ya suena la melodía que acompañaba a esa acción. Es sólo un ejemplo, Never Say Never tiene suficientes referencias de este tipo como para que Carlos Boyero no entienda nada de lo que está viendo.

7) Acceso sin restricciones. ¿Creías que sólo verías el lado glamuroso y encantador de Justin Bieber? Error, el documental no tiene ninguna intención de dañar su imagen –es un vehículo promocional, está claro– pero tampoco de ofrecer una imagen desnaturalizada de un chaval de 17 años. Le ves holgazanear, ponerse nervioso, acurrucarse en la (diminuta) cama que tiene en casa de sus abuelos, echar unas canastas con sus colegas del instituto, cargar con su maleta… y coger comida de la basura. Que aprendan estrellas como Madonna algunas lecciones de espontaneidad y normalidad de él.

8) Con este 3D casi le puedes tocar. Y eso, teniendo un flequillito tan ideal y a la vez inalcanzable, es ahora mismo un plus que no se puede despreciar fácilmente.

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