En 1999, Hugh Grant era el hombre más deseado del mundo. Y cualquier actriz hubiera dado cualquier cosa para tener una escena a medias con él aunque, a la hora de la verdad, tuviera que cederle el puesto de interés romántico a Julia Roberts. ¿Qué podría arruinar un momento como ese? Que se lo pregunten a Emily Mortimer: en una entrevista con Entertainment Weekly, la actriz ha recordado cómo su cita con Hugh en Notting Hill quedó arruinada por un inoportuno sarpullido.
¿De dónde vino este inconveniente? Pues de algo tan noventero, también, como la ropa de segunda mano: Mortimer acababa de comprarse un vestido en una tienda de prendas usadas, y el resultado fue una reacción alergia que le dejó la piel hecha un bancal de patatas. Su reacción fue ponerse como el quico de esteroides para atenuar la hinchazón, algo que a su vez le hinchó la cara dejándosela "como la de una ardilla". Pero ni por esas: "Cada vez que me ponía nerviosa –algo que ocurre a menudo cuando estás actuando– me daba urticaria", recuerda la actriz.
Mortimer prosigue explicando que sus compañeros de reparto no se tomaron bien su problema. "Todo el mundo estaba muy molesto. Fue muy incómodo. Estaban en plan: '¿Quién es esta chica que acaba de llegar? Solo tiene una escena y está exagerando muchísimo', y ninguno de ellos me hablaba. Me sentí rarísima".
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