Olvídate del bosón: 10 inventos de cine que deberían ser reales

El martes 13 de diciembre, por la tarde y (suponemos) con un tiempo de perros, en Ginebra (Suiza) tenía lugar un trascendente acontecimiento científico. Pero trascendente de verdad, porque un grupo de científicos usaron el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) para hallar pruebas de la existencia del bosón de Higgs. Esta partícula tan subatómica como hipotética podría poner patas arriba el mundo de la física teórica si llegar a hallarse, pero hasta ahora no se habían encontrado pruebas de su existencia. De hecho, el experimento de marras no ha podido ofrecer la certeza de que dicho corpúsculo anda rondando por ahí, sino sólo indicios esperanzadores.

Visto lo cual, en CINEMANÍA protestamos enérgicamente. No por chorradas como la posibilidad de que un experimento similar destruya el contínuo espacio-tiempo (caso que, de producirse, sería una estupenda razón para el regreso de Marty McFly), sino porque nos oponemos de todo punto a iniciativas científicas que no incluyan rayos de plasma, laboratorios llenos de tubos de ensayo humeantes o el uso de ayudantes jorobados llamados "Aigor". Siempre fieles a nuestro afán de servicio público, proponemos 10 inventos de cine que deberían existir en la vida real: científicos del mundo, tomad nota.

Lo vimos en… Avatar (2010)

¿Por qué vale la pena? Admitámoslo, ¿quién no tiene algún pequeño complejo por su aspecto físico? Esa barriga que se descuelga, ese pompis que nunca está lo bastante duro, esa nariz de dimensiones astronómicas, esos granos… El doctor James Cameron nos ofrece la solución definitiva con este invento: te tumbas en una camilla, atraviesas un túnel de luz en 3D mientras Sigourney Weaver aprieta botones, y te encuentras a ti mismo convertido en un cachas de casi tres metros procedente de la luna Pandora, dotado de exóticos rasgos y con una piel azul que brilla con las luces de la disco.

Posibles inconvenientes: Aparte de las inevitables dificultades para ocupar un asiento en el metro, los usuarios suelen soltar interminables parrafadas sobre el equilibrio ecológico y la unidad de los seres vivos. Dan ganas de mandarles de vuelta a su planeta agonizante.

Lo vimos en… Regreso al futuro II (1989)

¿Por qué vale la pena? Atención, cinemaníacos skaters: ¿no estáis un poco hartos de tanto giro de 720 grados, tanto half pipe y tantas costras en las rodillas? Pues, en lugar de un paquete de detergente, los amigos Robert Zemeckis y Marty McFly (alias Michael J. Fox) nos han traído este prodigio de los tiempos venideros, capaz de convertir al más inepto en un ídolo del parque. No tiene ruedas que engrasar, circula a velocidades inenarrables y (para colmo) es bastante probable que alguna vez exista de verdad. Ideal para conjuntarlo con la ropa autoajustable y las zapatillas que se abrochan solas.

Posibles inconvenientes: Hasta un niño lo sabe: un aeropatín no puede volar sobre el agua a no ser que esté turbonizado. No es una desventaja muy grande, salvo si te persigue el nieto de Biff Tannen, pero nunca se sabe.

Lo vimos en… la saga Star Wars (1977-…)

¿Por qué vale la pena? Si algún día visitas el planeta Tatooine y te cruzas con un mercadillo de los Jawas, no descanses hasta encontrar uno de estos. Pequeño, pero matón, el pequeño R2 tiene más funciones que una navaja suiza: transmite mensajes holográficos, repara tu caza Ala-X en tiempo récord, descifra señales encriptadas, abre cerraduras de seguridad… Sólo le falta preparar el café y sacar al perro. Y sospechamos que también puede hacerlo.

Posibles inconvenientes: Con el tiempo, todo usuario de una unidad R2 lo descubre: el peor aspecto de esta maravilla mecánica no es su costumbre de expresarse con pitidos (que hace necesaria la adquisición de un droide de protocolo), sino el hecho de que, por muy adorable que resulte, es un borde y un sobrao. Claro que, tratándose de un invento de George Lucas, esto último era de esperar.

Lo vimos en… El truco final (El prestigio) (2006)

¿Por qué vale la pena? El gran Nikola Tesla, uno de los grandes inventores del siglo XX, no sólo nos legó el motor de inducción, el control remoto y la lámpara de plasma, sino que también logró que David Bowie actuase mejor que nunca. Y (si creemos a Christopher Nolan) desarrolló aquello con lo que todos los tardones y dormilones soñamos: el transporte instantáneo. Con sólo pulsar un botón, esta maravillosa máquina decimonónica te llevará allá donde se encuentre su receptor correspondiente. Y sin pagar billete, además.

Posibles inconvenientes: El teletransportador de Tesla parece genial, pero presenta un pequeño problema. Porque [SPOILERS] no sólo desplaza los objetos de un lugar a otro, sino que también crea un duplicado idéntico de ellos en el punto de origen [/SPOILERS]. Lo cual, bien mirado, puede ser tu salvación cuando tienes que elegir entre ir al fútbol o llevar a tu novia al cine…

Lo vimos en… Aliens: el regreso (1986)

¿Por qué vale la pena? Si has trabajado alguna vez como reponedor en un súper, entenderás perfectamente la utilidad de este prodigioso invento, también de James Cameron. Práctico y manejable, pese a su gran volumen, el exoesqueleto montacargas te permitirá llevar de un lado a otro cualquier objeto, desde un contenedor hasta un palé, pasando por una reina alien. El realismo de su diseño fue tal que (si atendemos a los rumores) más de una empresa quiso comprarle la patente al cineasta.

Posibles inconvenientes: A nosotros no se nos ocurre ninguno, pero dadas las caras de los marines espaciales cuando Ripley se pone a los mandos, debe ser un poco difícil de manejar. Además, cualquiera monta una torre de envases con esas manazas…

La vimos en… Up (2009)

¿Por qué vale la pena? Porque, además de ser muy bonito y realizable (hasta cierto punto) en la vida real, este ingenioso descubrimiento del jubilado Carl Fredriksen es sencillísimo de reproducir. Sólo necesitas unas cuantas docenas de globos de helio, paciencia para colocarlos, y ya te puedes despedir de esas incómodas obras que te ponen la cabeza como un bombo.

Posibles inconvenientes: Además de la hipotética intrusión de boy scouts con sobrepeso, la casa voladora puede dejarte varado en algún lugar de la jungla, rodeado por pájaros gigantes y mad doctors que viajan en dirigible. Pero, ¿desde cuándo es eso un problema?

Lo vimos en… la saga Men in Black (1997-2012)

¿Por qué vale la pena? Imagina que metes la pata en una conversación. Y que la metes hasta el fondo, comprometiendo el futuro de una relación sentimental o (¡glups!) un puesto de trabajo. No pasa nada: con este dispositivo ultrasecreto y patentado por los Hombres de negro, conseguirás que nadie lo recuerde. Las gafas de sol y el traje a medida van incluidos en el kit, afortunadamente.

Posibles inconvenientes: Sólo uno, pero muy grande. Porque los poderes del neuralizador no respetan a nadie, así que basta con apuntar donde no debes, o estar presente durante un encuentro con alienígenas, para convertirte en una de sus… Espera, ¿de qué estábamos hablando?

Lo vimos en… Tron (1982) y Tron Legacy (2010)

¿Por qué vale la pena? Todos los aficionados a los videojuegos vintage hemos soñado alguna vez con un lugar como La Red. No es sólo que este entorno computerizado tenga un aspecto mucho más atractivo y ochentero que otros similares, como Matrix, sino que además rebosa con entretenimientos de alto nivel (desde las motos de luz a los Paranoides Espaciales), las chicas son tan frikis como tú (y tienen la percha de Olivia Wilde), los Daft Punk ponen la música y, para colmo… ¡Jeff Bridges vive dentro de él! ¿Se puede pedir más?

Posibles inconvenientes: Aparte de la tendencia a generar pelis de culto de calidad discutible, y secuelas que directamente son un truño, La Red tiene una molesta tendencia a caer en manos de programas tiránicos con delirios de grandeza. Aunque derrocarlos es muy divertido, eso sí.

Lo vimos en... La naranja mecánica (1971)

¿Por qué vale la pena? Si tu barrio está repleto de kíes como los de Attack the Block, estamos seguros de que alguna vez habrás pensado en aplicar este tratamiento, nacido del resentimiento de un escritor (Anthony Burgess) contra los marines estadounidenses que violaron a su mujer. Unas gotitas de nada en los ojos, unas cuantas películas antiguas y música del viejo Ludwig Van, y ¡hala! Ya tenemos al macarra que te acosaba convertido en un ciudadano modelo.

Posibles inconvenientes: Aparte de que el sujeto del tratamiento Ludovico experimenta severos dolores ("Extremadamente similares a la muerte") durante su aplicación, recordemos que un gobierno capaz de someter a sus ciudadanos a esta tortura siempre estará al límite del totalitarismo. No decimos de qué lado.

La vimos en… La mujer explosiva (1985)

¿Por qué vale la pena? Nos hemos guardado para el final la prueba de que buscar el bosón de Higgs no vale la pena. Porque, según diseños de John Hughes, los quinceañeros salidos Anthony Michael Hall e Illan Michael-Smith sólo necesitaban una muñeca Barbie, un Commodore 64 y unos sujetadores (opcionales) a modo de sombrero para crear a la mismísima Kelly LeBrock. Lo cual, ahora, no quiere decir mucho, pero cuando la susodicha era un mito erótico en los 80 gracias a La mujer de rojo era equivalente a un paraíso en la Tierra.

Posibles inconvenientes: Esto no es un inconveniente per se, pero advertimos de que la Mujer Explosiva de marras tiene poderes sobre el espacio y el tiempo, y un carácter bastante fuerte e independiente. Si eres un nerd de buen corazón, estás a salvo, pero si eres un abusón como Robert Downey Jr., da gracias si sólo te convierte en un monstruo verde y babeante.