[Alerta Spoilers de 30 monedas]
H. P. Lovecraft ha conseguido situarse como uno de los grandes referentes del cine de terror, cuyas obras literarias son guías imprescindibles a seguir para los realizadores actuales. Una de sus últimas adaptaciones más exitosas venía de la mano de Color out of space de Richard Stanley, mientras que la serie Territorio Lovecraft dejaba con un sabor amargo a los fans del novelista estadounidense. Con 30 Monedas, Álex de la Iglesia se sumerge de principio a fin en el universo lovecraftiano, en una ficción repleta de criaturas, oscuridad y mitología.
El último episodio homenajeaba directamente al autor norteamericano con una alusión a Nyarlathotep, reconocido Dios de sus obras. Una escena en la que un terrorífico Cosimo Fusco (Ángeles y demonios, Friends), en su papel como Lucifer, cambiaba de forma según su propio interés. Alusiones literarias que partían desde el primer episodio, con la aparición del horrendo bebé mutante. Y es que el uso de lo religioso y lo divino ha permitido al director bilbaíno una gran apertura a los géneros de fantasía y terror sobrenaturales.
No solo Fusco brilla en su interpretación, Eduard Fernández y Manolo Solo han regalado dos de las mejores interpretaciones de su carrera como personajes antagonistas. Dos sacerdotes que finalizaban reflejándose en la misma cara de la moneda, en un prisma entre lo real y lo imaginario, y un destino ineludible. Una pugna constante entre el bien y el mal, apelando a su presencia en el corazón de todo hombre, que finalizaba con el gran sacrificio del Padre Vergara.
Satanismo y magia
Es precisamente el ámbito satánico de 30 monedas el que más brilla, con las dichosas ganancias de Judas Iscariote al traicionar a Jesucristo, los curas con metralleta y alzacuellos y los ritos eclesiásticos. Mención especial a la espléndida intro de la ficción, puro homenaje a cualquier Semana Santa. 30 monedas ha polarizado las opiniones del público y la crítica, pero, sin duda, su trabajo referencial es encomiable. De La cabina de Antonio Mercero a Alien: el octavo pasajero de Ridley Scott, pasando por La niebla de Stephen King o el cine de John Carpenter, la ficción nos ha visibilizado géneros ausentes entre las producciones patrias.
Así mismo, el gusto de Álex de la Iglesia por el cine de William Friedkin y El exorcista es transparente. El director bilbaíno, quien ya nos había traído una versión del demonio en El día de la bestia, alcanza la cima con 30 monedas. Lo demoníaco se entremezcla una vez más con lo cómico (marca de De la Iglesia y Guerricaechevarría), en la enfurecida pequeña localidad segoviana de Pedraza. El personaje de Megan Montaner se introduce en su rol de veterinaria, cual Carmen Maura en La comunidad o Sigourney Weaver en Alien, para enfrentarse como heroína al pueblo aleccionado por el mal y dispuesto a que Satán impere en el mundo. Un personaje aupado en todo caso por el alcalde de pueblo (Miguel Ángel Silvestre), en una historia de amor imposible que involucraba a una tercera persona: Macarena Gómez. El papel de esta última como esposa desquiciada y manipuladora es el que da alas a la continuación de la ficción, con una moneda en su poder y su nueva alianza con el grupo satánico.
Un bebé nacido de una vaca, el juego de la Ouija, la niebla que atrapa a todos, la brujería, el control del cuerpo ajeno o el mundo duplo a través de un espejo- más temible que el de Lewis Carroll- aúpan una serie arriesgada y diferente, algo de agradecer. Claves que están convenciendo en su desembarco en EE.UU. y otorgando alas a su futuro. A mejorar: el CGI especialmente calamitoso de los últimos episodios y los nexos inconexos entre tramas, que han dejado la sensación de que falta la narración de ciertos sucesos necesarios para el relato.
El mejor De la Iglesia ha llegado para regalarnos una de las mejores series de fantasía y terror del año, y que todo el mundo debería ver. Tú eliges en qué bando.
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