Zinebi 2022 | 'Geographies of solitude': un inventario para el fin del mundo

La mirada de la cineasta Jacquelyn Mills encabeza la sección del certamen bilbaíno que presenta los mejores documentales del mundo, Beautiful Docs, con una película observacional en la que dejarnos atrapar por la belleza de un paisaje salvaje y esplendoroso.
'Geographies of Solitude', de Jacquelyn Mills
'Geographies of Solitude', de Jacquelyn Mills
Zinebi
'Geographies of Solitude', de Jacquelyn Mills

Sable Island es una lengua de tierra de 32 kilómetros de largo y poco más de uno de ancho situada frente a las costas de Nueva Escocia (Canadá). Allí vive desde hace 40 años, rodeada de caballos salvajes y focas grises, la naturalista Zoe Lucas.

Geographies of solitude, incluida en esa panorámica que ZINEBI traza a propósito de los mejores documentales del año llamada Beautiful Docs, arranca como un documental observacional en el que la mirada de Jacquelyn Mills se deja atrapar por la belleza de un paisaje salvaje y esplendoroso. Su cámara se acompasa a los ritmos que la naturaleza del lugar dicta y se deja guiar por los pasos y las rutinas de Lucas, estadista meticulosa que recopila ingentes cantidades de datos, sabedora de que la isla que ha convertido en lugar de trabajo (también en espacio para la reflexión y el pensamiento) se encuentra en unas coordenadas privilegiadas para analizar el comportamiento y el estado futuro de las aguas del Atlántico (y, por extensión, la salud del planeta).

Sucede que, a medida que ese pas de deux entre la naturalista y la directora evoluciona, en un segunda parte quizá un tanto morosa, la película se desvía hacia corrientes menos propicias, la belleza empieza a volverse dolorosa y la implacabilidad suicida del ser humano a manifestarse en forma de miles de residuos plásticos que decoran la isla como si fuera un árbol consagrado a la muerte en lugar de la natividad. Si Mills hubiese capturado el entorno de una manera menos hermosa y menos tranquila quizá la deriva de su film nos infligiría un daño menor, pero de lo que aquí se trata es de exponer la paradoja misma de una especie caníbal (la nuestra) capaz de destruir sin ninguna contemplación el hábitat que le permite existir.

Y es que Lucas no solo estudia a conciencia los ciclos vitales de la fauna y la flora, también se dedica a la recogida y catalogación de la morralla varada en las orillas de Sable Island -hasta que no lo vean con sus propios ojos serán incapaces siquiera de imaginar la cantidad de mierda que puede llegar a un lugar tan remoto- como un ejercicio de pedagogía ecologista que Geographies of Solitude prolonga a través de la imagen y el sonido, injertando en su metraje pequeñas piezas experimentales que devienen tranquilas metáforas sobre el reciclaje (el celuloide como crisol en el que residuos y naturaleza se funden). Así pues, el arte se nos aparece como un camino posible hacía la concienciación medioambiental, pero también como un altavoz que nos alerta sobre la finitud de los recursos: Mills nos advierte que ha empezado a utilizar el último rollo de 16 milímetros que ha llevado consigo a la isla y que, cuando la agote, la película habrá terminado. A buen entendedor...

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