[Zinebi 2021]: ‘Marx puede esperar’: Marco Bellocchio y familia, al desnudo

El cineasta italiano, homenajeado en 2017 con el Mikeldi de Honor del certamen bilbaíno, recuerda a su hermano gemelo Camillo, quien se quitó la vida en 1968.
'Marx puede esperar' de Marco Bellochio
'Marx puede esperar' de Marco Bellochio
Cinemanía
'Marx puede esperar' de Marco Bellochio

Marco Bellocchio tiene 81 años, es una leyenda del cine y sigue haciendo películas monumentales, donde lo cotidiano y lo ordinario trenzan relatos que no ofrecen concesiones, verdaderos espejos de la historia íntima y de la colectiva. En 2017, Zinebi homenajeó al cineasta con el Mikeldi de Honor y en su 63 edición ha programado Marx puede esperar, su último documental, estrenado en el pasado Cannes también con motivo de la Palma de Oro honorífica con la que reconoció al maestro.

Marx puede esperar es la historia de Camillo Bellocchio, quien tenía 29 años cuando se quitó la vida el 27 de diciembre de 1968. Hermano gemelo de Marco, Camillo llegó al mundo de manera inesperada, ya que la madre desconocía estar embarazada de gemelos, y casi muere por asfixia al nacer. Para Marco Bellocchio y el resto de su familia, era un chico alegre, siempre de broma en broma. Nadie esperaba esa fatal decisión.

Para recordar a la figura del hermano muerto, Bellocchio no solo acude a su propio recuerdo y a las imágenes del archivo familiar, sino que pone en marcha un entramado mucho más inteligente. Una reunión familiar, muy a la italiana, es el punto de partida de entrevistas y charlas en el que la memoria del cineasta y el de sus hermanos Letizia, Pier Giorgio, Maria Luisa y Alberto se confronta. ¿Cómo era de verdad Camillo? ¿Por qué nadie se dio cuenta de que estaba sufriendo?

'Marx puede esperar' de Marco Bellochio
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Una revelación nos pone en alerta. Cuando su hermano Alberto le cuenta a Marco Bellocchio que Camillo le había escrito una carta pidiéndole consejo sobre si emprender un camino profesional en el mundo del cine –carta cuya existencia el cineasta no recuerda o desconoce por completo–, nos damos cuenta de la inopia y del sufrimiento que ha acarreado en la familia Bellocchio haber ignorado los anhelos del hermano.

En los años del baby boom y del compromiso político, Camillo creció a la sombra de una familia que tenía bien claro hacía donde quería dirigir sus vidas: el arte y lo intelectual. Él era un joven con menos determinación, con un carácter en apariencia simpático pero que ocultaba no pocos fantasmas.

Entre lo ridículo y lo sublime, lo cercano y lo profundo, Marx puede esperar es asimismo una reflexión sobre los vínculos familiares y, muy especialmente, sobre el dolor y la culpa cuando la familia deja de ser atendida en favor del desarrollo individual. Es, en pocas palabras, una obra sobre qué supone no ver al otro, sobre las consecuencias de su ausencia.

'Marx puede esperar' de Marco Bellocchio
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Es muy bello e hiriente, en este sentido, cómo Marco Bellocchio realiza un nada condescendiente examen de conciencia y acaba explorando desde sus propias películas la ligazón con Camillo, presente de una manera u otra en muchos de sus filmes, sea como evocación espectral o sea como emoción que recoge la responsabilidad que siente el cineasta por no haber sido capaz de ayudar a su hermano.

El título de la película es, de hecho, recoge las últimas palabras que Camillo le dijo a Marco. Bellocchio se encontraba en Roma, en el apogeo de su etapa contestataria, cuando Camillo le visitó en un momento bajo emocionalmente. El cineasta, embebido de proclamas políticas, le aconsejó que apoyara la lucha contra la tiranía burguesa. Con una lucidez sobrecogedora, Camillo respondía: “Marx puede esperar”.

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