
"En esta película hay un montón de sexo gay. Sólo tienes que ver la versión de dibujos". Son palabras de Ewan McGregor, hablando de La bella y la bestia en el programa de Stephen Colbert. Y es normal que uno se quede patidifuso al leerlas. Al fin y al cabo, ya sabemos que Le Fou (Josh Gad, el secuaz de Gaston interpretado por Luke Evans) es oficialmente homosexual. Y que eso le ha costado a la película un conato de prohibición en Rusia; país donde, finalmente, se la ha declarado sólo para adultos debido a su posible subtexto gay.
Durante la entrevista, el actor escocés (que interpreta al candelabro Lumiére) sólo ha querido echarle más leña sardónica al fuego: "Si vives cerca de Alabama, ni se te ocurra ver la película. ¿Qué pensaría Jesús?". Esto último es un pullazo al autocine Hangar Drive-In, del condado de DelKab, cuyo propietario se negó a proyectar la película. "Si no puedo ver una película con Dios y Jesucristo sentados junto a mí, no pienso proyectarla", afirmó el propietario del local.
Así pues, ¿qué podemos esperar de La bella y la bestia? ¿De verdad pasan a mayores Gaston y Le Fou? ¿Veremos a Lumiére dándole cuerda a ese Dindon interpretado –para colmo– por el muy gay y muy activista Ian McKellen? Pues resulta que miembros de la redacción de CINEMANÍA ya han tenido ocasión de ver el filme y la respuesta a todas estas preguntas es… [SPOILERS] que no. Según nos cuentan, hay alguna leve insinuación en forma de miradas, suspiros e incluso un baile, pero nada que pudiese hacer que nadie se rasgue las vestiduras. [/SPOILERS]. Sirva esto como una lección acerca de cómo le gusta a algunos sacar las cosas fuera de tiesto para arrimar el ascua a su sardina.
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