[Sundance 2021] ‘How It Ends’: ¿Qué harías en tu último día en la Tierra?

Visitar a Olivia Wilde, por ejemplo. Y saber que en la otra vida tu novio será Timothée Chalamet. Bendito meteorito. 
Zoe Lister-Jones y Olivia Wilde en 'How It Ends'
Zoe Lister-Jones y Olivia Wilde en 'How It Ends'
Cinemanía
Zoe Lister-Jones y Olivia Wilde en 'How It Ends'

Cuando el Festival de Sundance empezó a organizar el año pasado la edición de 2021, la pandemia estaba azotando el mundo. Desde marzo de 2020 empezaron a pensar en una versión online que fueron moviendo y modificando hasta que en noviembre confirmaron.

Pero los problemas consecuencia de la pandemia no se quedaban en no poder reunir a un montón de críticos y público en salas de cine y un sitio tan pequeño y caro como Park City, no, uno de los retos que vio Sundance, como primer gran festival del año fue pensar que no tendría suficientes películas para una amplia y variada selección.

En 2020 las producciones han parado en todo el mundo. Y, sin embargo, entre lo que no se pudo estrenar por la Covid-19 y la creatividad que despertó esta excepcional situación entre muchos artistas no se ha notado el vacío.

How It Ends es una de la docena de películas estrenadas en Sundance que se escribió como consecuencia de la pandemia y se rodó durante el confinamiento. La pareja creativa y matrimonio real formado por Daryl Wein y Zoe Lister-Jones estaban, como todos, en casa dándole vueltas a este desmoronamiento de nuestro mundo tal y como lo conocíamos y decidieron crear “una cápsula de este tiempo” de este momento en la primera película que han escrito y dirigido conjuntamente.

How It Ends tiene lugar en el último día de la Tierra, pero no hay virus, sino un gran meteorito que impactará a las 2 de la madrugada (hora de Los Ángeles). Liza (Lister-Jones) se levanta ese día acompañada, como tantas veces, por su metafísica versión más joven de sí misma (Cailee Spaeny) y juntas deciden ir tachando de su lista una serie de arrepentimientos y espinitas emocionales que pueden solucionar andando en una ciudad desierta en las siguientes 12 horas.

En el camino, Liza pasa por casa de su mejor amiga (Olivia Wilde), con la que llevaba siete años sin hablarle, una pitonisa convencida que le dice que no se preocupe porque en la otra vida estará acompañada de Timothée Chalamet. También hace las paces con su padre (Bradley Whitford) y su madre (Helen Hunt) y se van encontrando con otros personajes (Nick Kroll, Fred Armisen, Colin Hanks, Charlie Day…) que encaran el final del mundo de distintas maneras, siempre excéntricas.

Aunque repetitiva al final, con cierta sensación de que es una premisa alargada, la película es realmente una cápsula temática de este momento sin dar lecciones ni ponerse (demasiado) cursi.

Es una conversación con una misma, con esa versión más joven de una misma a la que nos agarramos o que nos agarra sin dejarnos crecer. Es una lección acelerada de madurez aprendiendo a quererse por encima de los demás. Es una necesidad de conexión con los demás, de decir la verdad, de no quedarse nada dentro. Pero, sobre todo, de no tener miedo a la soledad, de saber estar sola físicamente porque eso no tiene que significar que estás sola.

Zoe Lister-Jones y Cailee Spaeny le dan el suficiente encanto modernuqui a una comedia que se toma la filosofía vital un poco a risa, porque si llega el fin del mundo mejor que nos pille en una fiesta o estando en paz con una misma. O, mejor aún, en casa de Olivia Wilde compartiendo una tarta de Oreo y una botella de vino.

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