Sitges 2022 | ‘Irati’: Paul Urkijo ofrece un recital de monstruos, batallas y un gran romance

El director de ‘Errementari’ repite en el certamen catalán, con una oda a la madre naturaleza y a la mitología vasca.
'Irati', de Paul Urkijo
'Irati', de Paul Urkijo
Cinemanía
'Irati', de Paul Urkijo

Siempre que me acuerdo de Irati se me ponen los pelos de punta. Recuerdo que venía justo cuando acababan las fiestas para perderme en el bosque. Aquí, en el corazón del bosque, me quedo esperando a que el Basajaun venga a saludarme”, son palabras de Ernest Hemingway, recogidas en su obra The Sun Also Rise. 

Bien conocido era el amor que el novelista estadounidense profesaba por el norte de la Península Ibérica y por la magia que emana de cada rincón presente en su naturaleza. Un sentimiento compartido por miles de artistas a lo largo de la historia, que ahora atrapa a una nueva hornada de cineastas del fantástico. 

Entre el pirineo navarro y los Pirineos Atlánticos en el suroeste de Francia, la selva de Irati supone 17.000 hectáreas de naturaleza salvaje, repleta de abetos, abedules y robles. Un lugar ideal para una explosión de la mitología vasca, que trasladaba allí a criaturas como las lamias y el Basajaun, o deidades como Sugaar y Mari. Unos personajes muy presentes en Irati, la nueva película del cineasta Paul Urkijo, quien demuestra una vez más su amor por el folclore vasco, después de su exitoso debut con Errementari (El herrero y el diablo).

Es precisamente el nombre de Irati- que significa literalmente 'campo de helechos'- el que da lugar a la trama del filme de Urkijo, en el que se juega con su doble significado, entre la oda a la madre naturaleza y al empoderamiento femenino, que ha provocado que multitud de mujeres lo lleven como insignia. 

La mitología vasca y el nuevo cine del fantástico

Siguiendo la nueva corriente del cine vasco ligado al cine de terror y fantasía, donde hemos visto brillar a filmes como Akelarre, Todas las lunas o incluso la adaptación cinematográfica de la Trilogía del Baztán, la naturaleza y el imaginario colectivo de la zona se abrazan en Irati

Sin embargo, Irati es mucho más que relatos de la tradición del norte y sus monstruos, también es un acercamiento a la historia de Pamplona, más concretamente a la de su primer rey, Eneko Aritza. Un hombre que hizo frente a las expediciones francas en su territorio, apoyado por los aragoneses y sus familia musulmana, fruto de la unión de su madre viuda con Musa ibn Fortún. Al frente del personaje principal encontramos a Eneko Sagardoy, ganador del Goya al actor revelación en 2018 por Handia, quien ya había trabajado con Urkijo en Errementari.

Entre cuentos de dioses paganos, Sagardoy da la talla como el monarca pamplonés, quien también tiene tiempo para un acercamiento amoroso a una prácticamente debutante Edurne Azkarate, en el papel de Irati, quien se postula como una de los grandes promesas del cine patrio. Ambos muy bien acompañados de Itziar Ituño (La casa de papel, Intimidad), en uno de los papeles más extraños e interesantes de su carrera, cuyas apariciones continúan hechizándonos. Ni una máscara oculta su buen hacer. 

Ahora, Irati asienta las bases sobre una nueva forma de hacer cine, en la que las producciones patrias emulan la factura audiovisual hollywoodiense. El espíritu de filmes recientes, como El hombre del norte (Robert Eggers), se traslada al título de Urkijo, quien abraza acertadamente la rica tradición y el euskera que mamó desde su infancia. Monstruos, batallas y romances, su amor por el fantástico está más presente que nunca.

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