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'Sí, buenas noches, ¿dígame? El cine según Carlos Pumares' (y V): Colgados por Pumares

La traca final del pocast de La Libreta de Van Gaal para CINEMANÍA: el quinto capítulo rescata esos roces y desavenencias con los oyentes a los que Pumares colgó el teléfono en 'Polvo de estrellas: una despedida de polémicas, trifulcas y alguna venganza
Episodio V del podcast 'Sí, buenas noches, ¿dígame? de @lalibreta para CINEMANÍA
Episodio V del podcast 'Sí, buenas noches, ¿dígame? de @lalibreta para CINEMANÍA
Cinemanía
Episodio V del podcast 'Sí, buenas noches, ¿dígame? de @lalibreta para CINEMANÍA

La peculiar relación entre Carlos Pumares y los oyentes que llamaban para conversar con él dotaba a ‘Polvo de estrellas’ de un conflicto que tensaba la madrugada. En todo caso, hubo también oyentes con los que mantuvo relación a distancia a lo largo de los años. Le hacían llegar películas, discos y todo tipo de obsequios, incluidos comestibles.

En esta quinta y última entrega de nuestro podcast disfrutaremos, a modo de traca final, con las llamadas de algunos oyentes que escucharon el “Sí, buenas noches, ¿dígame?” de bienvenida, pero que no llegaron a despedirse de Pumares. Aunque él solía lamentar que su fama de ogro era inmerecida, porque había cortado menos llamadas que años llevaba en antena, lo cierto es que había cardado mucha lana. Pero mucha. Quien esto escribe recuerda una noche en la que hasta tres oyentes fueron fulminados por formular preguntas repetidas o realizar alguna observación que Pumares creyera impertinente. No soportaba a quienes querían quedar por encima de él a toda costa y aún menos a quienes pretendían pillarle en un renuncio.

Por paradójico que parezca, he preferido dejar fuera de la recopilación la que es quizá la llamada más célebre en la historia de ‘Polvo de estrellas’, pero también la más desagradable. No me parecía oportuno recuperarla. Si tienen mucha curiosidad, pueden encontrarla en YouTube. En el verano de 1992, un oyente le preguntó por la película ‘El rey pasmado’ y aprovechó para insultarle aprovechando la rima entre Pumares y Olivares. Pumares no estaba aquel día en Madrid, no pudo hacer una seña al técnico para cortar la llamada, y la falta de respeto se prolongó durante algunos segundos más. Pumares se vengó facilitando en antena el número de teléfono del oyente, cosa que hizo con algunos más a lo largo de los años.

A veces no resultaba fácil distinguir al Pumares real –gruñón, por supuesto– del personaje que alimentó durante tantos años, aún más cascarrabias y estridente. Y cuando aparecía en televisión, la sobreactuación se disparaba. Es curioso, porque no dejaba pasar la ocasión de despotricar de la tele y sin embargo admitía que estaba loco por salir en ella. Sus apariciones en ‘Crónicas marcianas’, el late night de Javier Sardá en Telecinco a finales de los ochenta, le dieron a conocer ante espectadores más jóvenes para los que Antena 3 era el nombre de un canal de televisión y poco o nada sabían de la radio.

También colaboró en ‘La clave’, el histórico programa dirigido por José Luis Balbín, en el que cada semana se debatía sobre un tema de actualidad tras la emisión de una película relacionada con él. El trabajo de Pumares consistía, precisamente, en encontrar el título más adecuado.

Pumares, que nació en Portugalete (Vizcaya) en 1943 y estudió Ciencias Físicas en Granada, escribió varios guiones para el cine en la década de los setenta: 'El extraño amor de los vampiros’ y ‘La casa de las Chivas’, ambas de León Klimovsky, ‘Separación matrimonial’ y ‘Una mujer prohibida’. Se confesaba un director frustrado y no escondía su anhelo de poder dirigir una película que nadie parecía dispuesto a producirle. Al menos, nadie con dinero, claro. Muchos oyentes le decían que, si ellos pudieran, pondrían en sus manos todo lo necesario para que pudiera cumplir su sueño. Definitivamente, Pumares y sus oyentes se querían más de lo que pudiera parecer a simple vista.

Episodio IV: ''Colgados por Pumares'

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