[SEFF 2021] ‘Para Chiara’: la ‘Ndrangheta calabresa a través de los ojos de una adolescente

Jonas Carpignano se mudó a la ciudad de Gioia-Tauro hace más de diez años, en la zona del empeine de la bota que la forma de Italia dibuja en el mapa. En este tiempo, sus pesquisas sobre el lugar se han transformado en tres filmes, Mediterránea (2015), A Ciambra (2017) y la recientísima Para Chiara, que conforman un tríptico hiperrealista de ese sur italiano que parece vivir fuera de la ley, fuera de todo.

Si la primera obra hablaba de la migración ilegal a partir de un grupo de migrantes africanos y la segunda se centraba en el barrio que acoge a la comunidad romaní que da nombre a la película, Para Chiara es el estudio de la mafia calabresa, la temida ‘Ndrangheta, a través de los ojos de una quinceañera que descubre, casi de un día para el otro, los negocios sucios de su familia.

Si la primera obra hablaba de la migración ilegal a partir de un grupo de migrantes africanos y la segunda se centraba en el barrio que acoge a la comunidad romaní que da nombre a la película, Para Chiara es el estudio de la mafia calabresa, la temida ‘Ndrangheta, a través de los ojos de una quinceañera que descubre, casi de un día para el otro, los negocios sucios de su familia.

Cinemanía

Para Chiara es un retrato súper inmersivo desde la posición de Chiara y mediante una cámara agilísima, de un nervio atronador que ya desde el arranque de la cinta adelanta una explosión de tensión. Antes de que lleguen las llamas, Carpignano se recrea en una larguísima escena, magistral, que relata la fiesta de cumpleaños de Giulia, la hermana mayor de la protagonista. Hay brindis, karaoke, concurso de bailes y mucho trap italiano.

Los ritmos rotos y sensuales de esa fiesta dan paso a un segundo tramo del filme oscuro y demoledor, con una banda sonora, firmada por Dan Romer y Benh Zeitlin que parece transitar por el mismo túnel de angustia y tozudez que su protagonista. Porque tras descubrir que su padre es un fugitivo, la vida de Chiara tomará un rumbo inesperado que es mejor no desvelar en estas líneas.

Así las cosas, ficción y realidad vuelven a imbricarse en una producción sobre el mundo de la mafia, aunque en el caso de Carpignano el ejercicio está en manos de las fantásticas interpretaciones de sus protagonistas, la familia Rotolo entera en el rol del clan Guerrasio.

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Más que una mención a su trabajo actoral, lo que hace Swamy Rotolo como la Chiara de la película es sencillamente deslumbrante, por su determinación, pero también por el manejo de los silencios y de la ira que brilla en su mirada.

Para Chiara es, en este sentido, quizá más interesante como retrato de la pérdida de la inocencia que como historia de los entresijos mafiosos y la fallida lucha del sistema contra un modus de vida arraigadísimo. Carpignano narra la posibilidad de salir de esa cultura mafiosa y de lograr la propia identidad pese al peso del contexto familiar, pero también el precio a pagar.

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