[San Sebastián 2021] 'Una película de policías', el sorprendente y atípico documental de Netflix que humaniza a la policía de México

El director mexicano Alonso Ruizpalacios ('Güeros') regresa a Donosti para presentar un documental sobre una pareja de policías de una manera bastante peculiar
Fotograma de 'Una historia de policías'
Fotograma de 'Una historia de policías'
Cinemanía
Fotograma de 'Una historia de policías'

Una película de policías arranca con un poema de advertencia: puede que esta sea una historia que enaltezca su figura de autoridad como agentes del orden, pero también queda claro que nada es lo que parece. Alonso Ruizpalacios juega con las expectativas desde el principio y por ello alterna la voz de la primera agente, Teresa, con unas imágenes de ella haciendo ronda una fatídica noche. El director filma como si de un thriller se tratara, dejando la cámara dentro del coche para jugar con la tensión a través del fuera de campo. Por un momento el espectador se siente desamparado, abandonado a su suerte, como la propia policía. 

A partir de ahí la expectativa cambia. No va a ser todo thriller, esa no es la vida auténtica de un policía. Teresa rompe la cuarta pared y se marca un Ferris Bueller para narrar cómo se hace todo en un día siendo agente en Nuevo México. Con un estilo muy parecido al de Adam McKay con La gran apuesta o El vicio del poder, recorremos las calles de la ciudad junto a la agente envueltos en un tono mucho menos dramático y que incluso se permite hacer humor con sus personajes a pesar de la gravedad de los asuntos que relata. 

De Teresa pasamos a Montoya, otro agente aparentemente cuerdo y ordenado que en su intimidad esconde una larga espiral de frustración, desasosiego y crisis existencial atenuada con ciertos vicios. El capítulo dedicado a este policía cambia de tono completamente, ahondando más en las incapacidades y cargas que puede tener un policía fuera de su trabajo y que desde luego puden repercutir dentro de él. Un paso de lo colectivo a lo introspectivo que se conjuga en el tercer capítulo dentro de la atípica estructura propuesta, en el que descubrimos que -oh, sorpresa- Teresa y Montoya son pareja, aunque no una cualquiera: son "la patrulla del amor".

Pero llega un punto en el que da igual si Una película de policías es una comedia, un drama o una buddy movie sobre una pareja de policías. Ni se trata exactamente de una película, ni la gente que estamos observando en pantalla son realmente policías. Todo ha sido un artificio, un truco para hacernos creer que realmente estábamos viendo algo del tipo Policías en acción cuando las intenciones de Alonso Ruizpalacios son muy distintas.

Fotograma de una película de policías
Fotograma de una película de policías
Cinemanía

¿Qué es, entonces, Una película de policías? No es un documental al uso porque ficciona los hechos y los personajes están interpretados por actores -Raúl Briones y Mónica del Carmen- pero tampoco es ficción pura y dura por el dispositivo cinematográfico que utiliza y porque lo que cuenta es fruto de un exhaustivo trabajo de documentación periodística. Estamos en una línea invisible, en la llamada no-ficción, una excusa buscada por Ruizpalacios para reflexionar sobre la corrupción de la policía de México, pero a la vez sobre qué implica ser policía, llevando a sus actores a realizar la misma preparación y desempeño que cualquier otro agente real.

Tal y como explica el director, quien ya ganó en Donostia el premio del Jurado de la Juventud gracias a Güeros, se trataba de hacer un híbrido, porque el solo había trabajado la ficción y las productoras (Daniela Alatorre y Elena Fortes) el documental. Una obra que nació a raíz de que terminase el llamado Sexenio Peña Nieto (por su presidente, Enrique Peña Nieto) durante el cual México ha sufrido una gran crisis de corrupción según el cineasta. 

La corrupción fue tan solo el punto de partida, un tema atractivo sobre el que montar una complejísima estructura metacinematográfica, que sorprendió incluso a los propios policías -presentes también en la proyección del Kursaal- en quienes se habían inspirado, los auténticos Montoya y Teresa. Una película de policías es sin duda un documental inclasificable, atípico, si es que puede llamarse documental. Como los verdaderos policías, tendrá que ser el espectador quien juzgue si el experimento es exitoso o fallido, si queda tan solo como un enaltecimiento de la policía o se trata más bien de un retrato humano sobre qué significa vivir en la piel de uno. No habrá que esperar mucho, pues llegará a Netflix a partir del próximo 5 de noviembre

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