'Titane', la Palma de Oro más revolucionaria de la historia

Flamante y sorprendente ganadora del último Festival Cannes, ‘Titane’ llega a Donosti para ser una bofetada tan sangrienta como poética. Hablamos con su directora, Julia Ducournau
Titane, de Julia Ducornau.
Titane, de Julia Ducornau.
Cinemanía
Titane, de Julia Ducornau.

Dos películas y ya ha tocado el cielo. A sus 37 años, Julia Ducournau es la segunda directora que ha obtenido la Palma de Oro en toda la historia del tan venerable como –huelga decirlo– masculino certamen. Poco se puede contar de Titane para no reventar su impacto visual. Los amantes del cine de género, que no se suelen dejar caer por La Croisette, encontrarán en ella ecos de la Nueva Carne de David Cronenberg y de las parábolas setenteras de Donald Cammell, por su estudio de la enfermedad y del deseo. 

Aunque Ducournau, volcánica y locuaz, no cita esas referencias obvias en la génesis de su película: “Hay parte de una de mis pesadillas recurrentes: soñaba que daba a luz una máquina. Aunque me asustaba mucho, me parecía una imagen con mucha fuerza, porque me permitía reflexionar sobre la vida y la muerte, la quietud y el movimiento. Otra parte de la creación surge de mi deseo de hablar de amor, porque en Crudo, aunque está presente, no es el tema central del filme. Por último, ver a unos chicos metiéndose con una mujer en el metro me hizo pensar en los peligros que corremos las mujeres en el espacio público, y por qué los hombres tienden a pensar que no somos capaces de vengarnos. Es algo que me enfurece y he intentado plasmar en el personaje de Alexia”. 

Como en Crudo (2017), su deslumbrante debut sobre universitarias antropófagas, hay hermosos planos secuencias, canciones sesenteras italianas pero, sobre todo, una representación del cuerpo mutilado que es la piedra angular de la historia.

Solo cuatro directoras competirán en Cannes 2021.
La francesa Julia Ducournau en el pasado Festival de Cannes presentando 'Titane'.
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Hija de dermatólogo y ginecóloga, la directora lleva la preocupación por la carne y los huesos en los genes. “El que mis padres sean doctores ha modificado de manera esencial mi visión no solo del cuerpo y de su sufrimiento, sino también de la mortalidad. Su trabajo implica que cada paciente es diferente, y eso tiene consecuencias filosóficas. Creo que, en la manera en la vivimos nuestros cuerpos y sus enfermedades, somos a la vez increíblemente iguales y únicos. Mis protagonistas se unen con los espectadores a través de sus cuerpos", confiesa la cineasta.

"Cuando tienes un personaje como Alexia, con el que no puedes empatizar moralmente, como directora te vinculo a ella a través de un cordón umbilical que es su cuerpo. Es la magia del cine. Es bastante probable que nunca te hayan disparado, pero cuando ves un disparo en una pantalla de cine, y lo filmas bien, lo vas a sentir, porque puedes imaginar el dolor”, reflexiona Ducournau.

Estudiante modélica

Ducournau estudió en La Fémis, la exclusiva escuela de cine de París que tiene tantos admiradores como detractores. No deja nada al azar y de sus palabras se desprende que ha captado al vuelo los tiempos que le han tocado vivir. Le encanta mencionar conceptos tan en boga como el de “género fluido”, que a buen seguro pesó en la decisión del jurado de Cannes, y cómo quiso plasmarlo a través de los dos universos masculinos que retrata. 

Primera imagen de 'Titane'
Primera imagen de 'Titane'
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“El mundo del tunning es absolutamente violento y privado de amor. No hay ningún tipo de humanidad. Es muy duro, azul, frío y violento. Un entorno de mujeres híper sexualizadas, que se corresponden con un ideal falso. El mundo de los bomberos, por el contrario, por más que esté protagonizado por tipos musculosos y atiborrados de esteroides, es cálido, de colores fucsia, rojo y amarillo. Mi protagonista viaja de un lugar a otro y en el camino va más allá de los géneros, de los prejuicios y de su propia humanidad, porque llegas a preguntarte si sigue siendo un ser humano. Se convierte en ella misma, al margen de las representaciones sociales”. Todavía no le hemos puesto nombre a la actriz. 

Alexia es la debutante en el largo Agathe Rousselle, con la que dieron por Instagram. “Necesitaba un folio en blanco. Me daba igual un hombre o una mujer. Le dije a mi directora de casting que buscara a alguien que no fuera profesional, porque no quería que el espectador proyectara nada sobre un rostro conocido. Eso entorpecería el proceso de transformación del personaje. Pasamos un año trabajando juntas. Aunque no tiene muchas líneas de diálogo le hice memorizar monólogos míticos de Network, Killing Eve, o Twin Peaks, para que entendiera cómo debía mirar. Aunque tengas un personaje que no habla, no significa que no interprete. Sucede más bien al revés”.

Al hablar tanto, tan rápido, y con tanta franqueza, Ducournau puede provocar estupor. En Cannes elogió el coraje de “premiar a la monstruosidad” para, acto seguido, decir que su película “no era perfecta”. Y aquí que venimos nosotros con la hoja de reclamaciones: “Es que es así. Mi película no es perfecta y probablemente ninguna de las que ruede lo vaya a ser. Ninguna película puede serlo para los ojos del que la ha realizado. Si lo crees, te tienes que jubilar o probar otra disciplina artística. La búsqueda de la perfección es un proceso increíble, por lo que tiene de humano… e imposible”.

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