[San Sebastián 2020] ‘Passion Simple’, por qué lo llaman amor

Danielle Arbid adapta el libro de Annie Ernaux. Y la actriz, Laetitia Dosch, va para premio.
Passion Simple
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“Os van a atacar”, les avisó Annie Ernaux a Danielle Arbid y Laetitia Dosch cuando directora y actriz hablaron de la adaptación de su libro Pura pasión. Ernaux lo publicó en 1991, basado en una experiencia personal, y nadie (la crítica masculina principalmente) entendió que una respetada autora contara una historia de sexo tórrida sin ningún tipo de pudor. Eran los 90. Casi 30 años después directora y actriz temen los ataques por otro lado. Por algunos sectores feministas. Pero las críticas serán las mismas. ¿Por qué esta mujer se queda esperando a que un hombre la llame, aparezca?

Passion Simple arranca con una mujer observando a un hombre en la distancia, ella en la calle llorando, él dentro del hotel. Ella después cuenta lo mal que lo pasó, cómo solo quería regresar a antes del encuentro y empieza el relato de su affaire: un viaje de sexo, amor y pasión. Por ese orden. Cómo el sexo sin ataduras les lleva al amor y el amor les acaba conduciendo a una pasión. Siempre desde el punto de vista de ella. Y ahí está el feminismo de la historia lo busque quien lo busque.

Hélène, la protagonista (una impresionante Laetitia Dosch), es madre separada, profesora de universidad, estará alrededor de los 40, y la aparición de este hombre, un diplomático ruso, casado, más joven que ella, lleno de tatuajes que parecen de la mafia (en la realidad el bailarín Sergei Polunin, cuyo currículum personal aporta mucho al personaje), pone su vida patas arriba. Es un romance secreto en el que ella se pierde, se abandona, se olvida de ella misma. Solo por la simple pasión. Sin más. Pierde el control de su vida pero no se lo entrega a él, se lo entrega a la fantasía que ella ha montado en su cabeza sobre quién es este hombre, qué sienten juntos, lo bien que se lo pasan, cómo se entienden en la cama. Está entregada a una fantasía sin pararse a pensar en la realidad, en el hombre de carne y hueso. Cuando parece conocerle más es cuando no le reconoce.

Anunciada como una película con un alto contenido sexual, lo tiene. Sobre todo al principio. Encuentros de cama (o escalera) con principio y fin, nada de apuntes y metáforas visuales. Pero sin deleitarse. No es porno para quien vaya buscándolo. Es una sensualidad sin trucos por la que podrían llegarle los ataques. A Annie Ernaux le gustó la película. Se vio en esa historia también que ella escribió hace 30 años. Como se verán muchas personas. Repitiendo una y otra vez en su cabeza el I Want You de Bob Dylan.

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