"Queridísima mamá": 10 madres de cine que dan mucho miedo

Lo reconocemos con no poca vergüenza: a los redactores de la web de CINEMANÍA, este año, se nos ha pasado vilmente hacer un reportaje para celebrar el día de la madre. Y eso puede hacernos sufrir represalias muy serias. No lo decimos por nuestras progenitoras respectivas (las pobres ya tienen bastante con que sus hijos les hayan salido críticos de cine), sino por otras señoras mucho más amenazantes que ellas: esas madres de cine que tanto miedo nos dan. Si piensas que estamos exagerando, o que somos unos fantasmas, échale un vistazo a esta lista y cuéntanos luego. Si en casa te estuvieran esperando estas arpías, seguro que tú también te lo pensabas dos veces antes de no hacerles una llamada el primer domingo de mayo.

La conocimos en... El graduado (M. Nichols, 1967)

¿Por qué nos da miedo? Antes de que los chicos de American Pie acuñasen para la posteridad el término MQMF, el pobre Benjamin (Dustin Hoffman) ya sabía lo que era aquello gracias a su tremenda vecina. Y no solo eso, sino que además se la "F" con asiduidad, después de que ella le sedujera con el striptease fuera de campo más famoso del cine. ¿Dónde está el truco? Pues en que gozar de las atenciones de la señora Robinson puede ser muy apetecible... Salvo cuando la cosa decae, tú te fijas en una chica de tu edad, y ella mueve Roma con Santiago para destruir tu relación y, de paso, amargarte la vida. Si la tercera en discordia es su hija, ni te contamos.

La conocimos en... Carrie (B. De Palma, 1976)

¿Por qué nos da miedo? Es bien sabido que Piper Laurie y Sissy Spacek, que interpreta a su hija en este filme, se llevan 17 años de diferencia. Pese a ello, ambas resultaron aquí de lo más verosímiles dando vida, respectivamente, a una cincuentona posesiva y a su retoño adolescente con poderes paranormales. Cosas de la buena dirección, del talento de ambas, del físico escuchimizado de la Spacek... Y de la capacidad de Laurie para dar vida a una fanática religiosa, siempre a una Biblia pegada y con ideas sobre la educación que debieron ser muy vanguardistas en el siglo XVII, cuando la quema de las brujas de Salem. Normal que la nena acabe hecha una furia telequinética.

La conocimos en... Furtivos (J. L. Borau, 1975)

¿Por qué nos da miedo? Abandonamos Hollywood por un momento para desplazarnos a la España más rancia y profunda. Pero es que la ocasión lo merece: encarnada por una Gaos en plenitud de facultades (su áspera voz nos pone los pelos de punta), Martina tiene en un puño a su hijo, el cazador furtivo Ovidi Montllor, y no se toma nada bien que este se líe con una moza (Alicia Sánchez) recién escapada del reformatorio. Tratándose de una mujer capaz de matar un lobo a golpes de azadón, esto es preocupante de por sí, pero es que, además, el guión de esta obra maestra deja entrever cosas mucho más siniestras de su carácter. Eso sí: prepara unas calderetas estupendas.

La conocimos en... Precious (Lee Daniels, 2009)

¿Por qué nos da miedo? Porque es demasiado real. Por caricaturescas, por exageradas o por cómicas, las otras señoras de este informe parecen productos de una imaginación desquiciada (qué demonios, lo son), pero la idea de una mujer de barrio marginal, machacada por la vida, que se desfoga verbal y físicamente con su hija (Gabourey Sidibe) y que hace la vista gorda cuando esta es violada repetidamente por su propio padre resulta tan verosímil como aterradora. ¿Cuántos casos como este se habrán dado, y se seguirán dando, en la vida real?

La conocimos en... La pianista (M. Haneke, 2001)

¿Por qué nos da miedo? Adicta al sexo. Masoquista. Cruel con sus alumnos. Hipócrita hasta decir basta. ¿Qué ha pasado con la vida de Erika Kohut (Isabelle Huppert) para que esta profesora de piano haya salido tan desafinada por dentro? Pues está claro: haber padecido las atenciones de una madre que la obliga a dormir en la misma cama que ella, que la trata como a una treceañera aunque ya ha superado los cuarenta años, y cuya foto debería aparecer en un libro de psiquiatría al lado del término "pasivo-agresivo". Una madre, en definitiva, como de película de Michael Haneke.

La conocimos en... Animal Kingdom (D. Michôd, 2011)

¿Por qué nos da miedo? Apodada por su numerosa prole 'Smurf' (es decir, 'Pitufa'), esta australiana de Melbourne parece poca cosa. Pero, una vez más, no te confíes: de avanzada edad, amiga de la botella y con una voz chillona que da risa, Jackie es en realidad un cerebro criminal que daría yuyu al Joe Pesci de Uno de los nuestros, controlando con mano de hierro las actividades de sus tres hijos (todos de padres distintos) y tan fría como para considerar a su propio nieto (James Frencheville) como un peón prescindible en sus juegos.

La conocimos en... Los asesinatos de Mamá (J. Waters, 1994)

¿Por qué nos da miedo? En realidad, la señora Stuphin es muy buena con sus hijos, que la adoran, resulta una vecina maravillosa y se muestra siempre solícita con las necesidades de su barrio. Sólo que sus métodos para asegurar el bienestar de su familia son un tanto extremos, y suelen implicar apuñalamientos, descuartizamientos y muchas cosas desagradables que acaban en '-mientos'. Pero, como el ladino John Waters nos hace ver, la gente que la rodea no es mucho mejor que ella, por mucha grima que nos dé.

La conocimos en... Queridísima mamá (F. Perry, 1981)

¿Por qué nos da miedo? El único personaje real de nuestra lista, la actriz de Alma en suplicio ha pasado a la historia como la peor madre de la historia de Hollywood, que ya es decir, 'gracias' a las memorias escritas por su hija adoptiva Christina. Siguiendo al libro, que le habría encantado a su archienemiga Bette Davis, este filme pinta a Joan como una maníaca obsesiva y un monstruo de crueldad... Que acaba dando tanta risa como pavor debido a la interpretación de una Crawford totalmente desaforada. Algunas escenas de esta película son un must en el repertorio de las drag queens de EE UU: creemos que con eso está dicho todo.

La conocimos en... Cisne negro (D. Aronofsky, 2010)

¿Por qué nos da miedo? A primera vista, la progenitora de Nina la bailarina (Natalie Portman) puede parecer una versión 2.0 de Annie Girardot en La pianista, sólo que un poco menos morbosa. Craso error, porque esta película la firma Darren Aronofsky, alguien para quien un poco de maltrato psicológico nunca será bastante. Puede que otras madres de este informe tengan prodecederes más crueles que los suyos, pero ninguna de ellas se aparece en los sueños de su hija mientras esta tiene fantasías (¿o realidades?) con un bombón como Mila Kunis. Uf, qué mal rollo...

La conocimos en... Psicosis (A. Hitchcock, 1960)

¿Por qué nos da miedo? Si necesitas que te lo contemos, es que no has visto este clásico del thriller. Hazte un favor, y corre a por él, porque nos lo agradecerás. Si sabes de lo que estamos hablando, [SPOILERS] ¿quién hubiese pensado que un Anthony Perkins con moño y bata de boatiné impondría tanto? [/SPOILERS]