Netflix suele querer llevar su producción lejos de las dinámicas de los cines, en tanto a apostar por el binge watching y la saturación del catálogo, descartando de pleno cualquier sensación de evento. Y no obstante, de un tiempo a esta parte gusta de presumir de la escala de blockbuster que le ha dado a cierto estreno, compartiendo alegremente su presupuesto. Ocurre con películas de acción de repartos increíbles, como una de las que te recomendamos para este domingo.
El agente invisible (Netflix)
Pues sí, este thriller de acción costó una millonada. Lo dirigieron Anthony y Joe Russo tras arrasar en taquilla con Vengadores: Endgame (sin por ello cogerle mucho cariño a la exhibición tradicional), y puede que buena parte del dinero fuera a parar al caché de los actores. Ahí están Ryan Gosling y Chris Evans enfrentados a lo largo del mundo, con Ana de Armas como tercera en discordia.
Batman (HBO Max)
Uno de los grandes reclamos de Flash (que no ha dejado muy contenta con su taquilla a la gente de Warner Bros.) supone reencontrarnos con Michael Keaton interpretando a Batman. Luego de haber rodado dos películas con Tim Burton como el Caballero Oscuro, para más tarde reírse de los superhéroes en Birdman, y luego interpretar a un villano de Spider-Man. En fin, las vueltas que da la vida. Y que empezó a dar con este magnífico film de 1989, histórico para la tradición blockbuster.
Orgullo y prejuicio (Amazon Prime Video)
No había mejor director que Joe Wright, con su preciosismo e intensidad victoriana, para adaptar a Jane Austen. La espectacularidad lograda aquí con la novela no ha vuelto a rodarse desde entonces, aunque ahora sea difícil ver a ese Mr. Darcy interpretado por Matthew McFadyen sin pensar en Succession. Y, por automatismo, hacer lo propio con esa Elizabeth de Keira Knightley que podría remitir a Sarah Snook.
House of Cards (Netflix)
Kevin Spacey está convencido de que, una vez solucione sus problemas con la justicia, Hollywood le volverá contratar. Quizá lo piense por el magnetismo de Frank Underwood que conjuró en esta turbia serie, impulsada en sus primeros pasos por David Fincher cuando Netflix distaba de ser lo que es hoy. Y cuando Spacey aún no había resultado ser un tipo igual de inquietante que el que intrigaba aquí con Robin Wright.
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