Primeras críticas de 'Cincuenta sombras más oscuras': "Una secuela más sexy y tontorrona"

La crítica internacional ha hablado, y aunque 'la oscuridad' brille por su ausencia en el filme, el humor parece ser su mejor baza.
Primeras críticas de 'Cincuenta sombras más oscuras': "Una secuela más sexy y tontorrona"
Primeras críticas de 'Cincuenta sombras más oscuras': "Una secuela más sexy y tontorrona"
Primeras críticas de 'Cincuenta sombras más oscuras': "Una secuela más sexy y tontorrona"

Id preparando el cuero y las fustas. Mañana vuelven a la gran pantalla Christian Grey y Anastasia Steele, interpretados por Jamie Dornan y Dakota Johnson, y con ellos, el sadomasoquismo para todos los públicos, por no mencionar a Kim Basinger haciendo maldades. A menos de 24 horas del estreno de Cincuenta sombras más oscuras, nos llegan las primeras críticas de la secuela de la saga escrita por E. L. James. ¿Habrá conseguido el director James Foley dominar a los críticos? Estas son las opiniones más destacadas:

Guy Lodge (Variety): "A pesar de sus deficiencias estructurales y psicológicas, es difícil no disfrutar de la película dentro de sus exquisitos límites. Esta producción seduce más fuera del dormitorio o del cuarto rojo, cuando sucumbe a ese estilo de vida pornográfico de una fiesta veneciana o los trajes platino de Monique Lhuillier. [...] No te preocupas por esa gente guapa, ni por su futuro juntos, pero te ves siguiendo el camino hacia su reencuentro y te das cuenta de que la magia superficial de la secuela te ha alcanzado".

Kate Erbland (Indiewire): "No dejéis que el título os engañe: la segunda entrega en la trilogía de Cincuenta sombras de Grey no es en absoluto más oscura que su predecesora, y es lo mejor que hace. Encontrar el tono correcto para una película basada en las aclamadas novelas de E.L. James siempre iba a ser el gran problema que enfrentara el filme, y aunque el director James Foley no lo haya conseguido del todo, las astutas inyecciones de humor terminan siendo un añadido inesperado y de gran ayuda para la pervertida franquicia. Una secuela más sexy y tontorrona”.

Alonso Duralde (The Wrap): "Está bien que los dos fotogénicos protagonistas traten el sexo como una actividad de placer en vez de una labor pesada en esta segunda entrega, pero en general, este filme parece una colaboración entre Estrenos TV y el canal Playboy [...]. El director James Foley y su equipo dan a su audiencia lo que quiere: superficies brillantes, desnudos a distancia y la perversión más pulcra".

Tim Grierson (Screen International): "A veces sexy, a veces exagerada, Cincuenta sombras más oscuras es un batiburrillo de tonterías, sin que se pueda distinguir su placer absurdo de sus muchos momentos extrañamente melodramáticos. [...] Es lamentable que la franquicia aún no haya descubierto cómo hacer que nos importen los frívolos deseos de sus personajes. Dakota Johnson trae algo de chispa y Jamie Dornan sigue siendo algo bonito a lo que mirar, pero en general la secuela se convierte en un ejercicio en los límites de la perversión cándida ".

Roger Moore (Movie Nation): "Una película que promete "más oscuridad", pero da "más risa", con algunas carcajadas intencionales. Es una secuela melodramática y mediocre de bebidas, bailes de máscaras y accidentes de helicóptero, que un buen director como James Foley no puede alzar más allá de lo irrisorio".

Will Ashton (The Playlist): "Si Cincuenta sombras de Grey era una prueba ardua, Cincuenta sombras más oscuras es una tortura. Como una telenovela cinematográfica tan sexy y estimulante como un detergente, y con menos fricción, esta secuela dolorosamente sensual y soporífera es aún menos atractiva y apasionada que la original de Sam Taylor-Johnson. [...] Sin pulso, superficial y constantemente rebajando sus instintos más excéntricos, Cincuenta sombras más oscuras palidece en comparación con la primera. El sexo guarro nunca te ha aburrido tanto. Podéis llamarla Cincuenta sombras más insulsas".

John DeFore (The Hollywood Reporter): "¿Más oscura? La Cincuenta sombras más oscuras de James Foley va en otras direcciones, reemplazando la mayor parte de la dinámica amo/sumiso y el definido juego sexual de la primera película por un tono más acaramelado que el una comedia romántica. [...] Niall Leonard y Foley ofrecen suficientes escenas de protagonistas semi-desnudos y sexo para probar que la cantidad no sustituye la química".

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