El francotirador, la película de Clint Eastwood sobre la historia del soldado Chris Kyle, ha gozado de un sobrado éxito de taquilla, el cual sin duda le compensa por su única estatuilla en los Oscar 2015. Ahora bien: seguro que ni el gran Clint ni Bradley Cooper se esperaron jamás una reacción como la provocada ayer por el filme en la sala 9 de los madrileños Cines Ideal de la cadena Yelmo. En la noche de ayer, durante el último pase de El francotirador en este local de la calle Doctor Cortezo, uno de los asistentes se levantó para, entre lágrimas, pronunciar un discurso (en inglés) dirigido al resto de espectadores.
Según relata un testigo en Forocoches, el resultado fue una estampida de público tras la cual la sala terminó casi vacía. "Pensarían que era un loco o un terrorista", comenta el testigo (que firma como Shureñoh) antes de precisar que el efecto del pánico fue fulminante: "El cine estaba lleno, pero al minuto del discurso quedábamos 10, y varios de ellos eran empleados". Otro mensaje, dirigido al twitter de CINEMANÍA, habla de "Huidas en masa y gente gritando como si no hubiese un mañana".
Tremendo LOLAZO en la sesión de "El francotirador" en Yelmo, recién acabada: la gente ha huido creyendo que había un terrorista en la sala.
— Jaime Lorite (@Loritesaurio) February 25, 2015
Surrealista lo q ha pasado a la salida del pase d las 22.30 de "El francotirador" en cines Yelmo Ideal. La gente ha salido corriendo (cont.) — Marta Eulalia Martín (@Butterfly_Marta) February 26, 2015
Al finalizar la peli, un señor ha empezado a hablar en inglés, la gente se ha puesto nerviosa y ha salido corriendo de la sala, muy asustada — Marta Eulalia Martín (@Butterfly_Marta) February 26, 2015
Yo he mantenido la calma. Eso sí, he temido morir aplastada a causa del ataque de pánico. No sé qué pensar... Se nos va un poco la olla.
— Marta Eulalia Martín (@Butterfly_Marta) February 26, 2015
Existe también una prueba en forma de grabación de audio, en la cual pueden apreciarse con dificultad tanto las palabras del espontáneo como la bulla que se arma cuando los espectadores empiezan a abandonar la sala. Puedes oírla a continuación.
¿De qué se trataba todo, en realidad? Pues de nada tan siniestro como algunos imaginaban, sino todo lo contrario: el espontáneo afirmaba ser sobrino del arquitecto Norman Foster. Según contaba, el atentado contra el World Trade Center había supuesto un severo trauma para su familia, y la película le había emocionado mucho. Hasta tal punto, que había decidido invitar a los demás miembros del público al restaurante que planea abrir en las inmediaciones de la Plaza de Colón. Dadas sus palabras, en Forocoches le identifican con Richard Foster, el que fuera propietario de un selecto local llamado Maison Blanche en la zona de Chueca. Siempre de acuerdo con la misma fuente, el desconocido habría declarado que sus hermanos fueron víctimas del 11-S, y que sus padres estuvieron a punto de fallecer en la misma catástrofe: señalemos que, de acuerdo con la lista oficial (la cual excluye a los pasajeros de los aviones que impactaron contra las torres), sólo tres de dichas víctimas se apellidaban Foster, y -según sus biografías publicadas entonces por medios de EE UU- ninguna de ellas tenía relación con el famoso arquitecto.
@Loritesaurio Hemos hablado con el cine y nos han contado: el señor que se puso a hablar quería invitar a la sala a cenar a su restaurante!
— Yelmo Cines (@YelmoCines) February 26, 2015
Pese a haber publicado un tuit aclarando el incidente (puedes leerlo arriba), los cines Yelmo han declinado hablar sobre el mismo para CINEMANÍA. Así mismo, ha sido imposible contactar con algún empleado del local que estuviera presente anoche en la sala. Quien sí se ha respondido Shureñoh, el testigo del hecho que lo divulgó. Se trata de un joven residente en Madrid, que confiesa haberlas pasado canutas durante su experiencia. "Era el final de la película, y creo que todos [los espectadores] teníamos las emociones a flor de piel", explica. "Tal vez este señor pensó que, como se trataba de un pase en versión original, los asistentes entenderíamos lo que nos quería decir... pero olvidó que esto es España".
Shureñoh, que prefiere no revelar su nombre real, no cree que el causante de la estampida fuera un chiflado: "estaba emocionado, sencillamente". Pero eso no quita que su intervención le provocara un buen susto: "Yo, que estaba sentado justo delante de él, no paraba de fijarme en sus manos, por si sacaba algo". En todo caso, la reacción de la multitud fue la que fue: "Mis amigos y yo estábamos embutidos en uno de los pasillos laterales, lo cual nos libró de que se nos llevaran por delante, pero aun así yo tuve que parar la grabación del audio por los golpes que recibí".
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