Muere la actriz y política Glenda Jackson ('Domingo, maldito domingo', 'Un toque de distinción') a los 87 años

Ganó el Oscar en dos ocasiones y en los 90 se retiró de la actuación para militar en el partido laborista inglés.
Glenda Jackson
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Europa Press

Ha fallecido a los 87 años Glenda Jackson, toda una institución de la cultura británica. No solo por las cuatro nominaciones al Oscar que obtuvo como actriz (ganado en dos de ellas), sino también por su labor política: en 1992 se retiró de la actuación para incorporarse a la Cámara de los Comunes como diputada por el Partido Laborista en Londres. "Glenda Jackson, actriz y política ganadoras de dos Oscar, ha fallecido esta mañana en paz en su casa de Blackheath tras una breve enfermedad, con su familia al lado", ha declarado su agente Lionel Larner.

La intérprete, nacida en 1936, empezó a actuar una vez se unió a un grupo de teatro en los años 50. A raíz de esta experiencia su nombre empezó a resonar en los escenarios y a aparecer en producciones cada vez más prestigiosas, despuntando con la representación de Marat/Sade de Peter Weiss. Según el dramaturgo David Edgar, que la consideraba una de las mejores actrices que había visto nunca, esta obra "cambió el teatro británico para siempre". De forma que no tardó en saltar al cine. 

Marat/Sade se convirtió en película en 1967, y ahí estuvo Jackson para repetir papel. Dos años después se consagró en este medio gracias a Ken Russell, que le fichó para un papel protagonista en el drama romántico Mujeres enamoradas. Jackson fue nominada al Oscar a Mejor actriz y ganó, aunque no iría a recogerlo como tampoco acudió con el segundo. Luego, a principios de los 70 se acumularían los grandes papeles.

En cuestión de meses Russell volvió a recurrir a ella para La pasión de vivir, donde encarnaría a la esposa ninfómana del compositor Tchaikovsky (aquí interpretado por Richard Chamberlain). En paralelo apostó por otro personaje real, la reina Isabel I, en la influyente serie británica Elizabeth R, y por si fuera poco también brilló en Domingo, maldito domingo. Este intenso drama psicológico a cargo de John Schlesinger le valdría una segunda nominación al Oscar, coincidiendo ese 1971 con su presencia en María, reina de Escocia

Un par de años después llegaría el segundo Oscar de Hollywood a partir de Un toque de distinción: agridulce comedia romántica con George Segal que retrataba el affair entre un empresario casado y una mujer divorciada. Jackson acostumbró a criticar la escasez de buenos papeles femeninos que ofrecía la industria, pero a lo largo de años posteriores no tuvo problemas para encontrarlos. A lo largo de los 70 colaboraría con Richard Fleischer en Sara y protagonizaría Malas costumbres, dando réplica más tarde a Walter Matthau en Alegrías de un viudo.

Con Segal, su pareja en Un toque de distinción, repetiría en Un toque con más clase, así como repetiría con Matthau en Un enredo para dos. Llegados los 80 colaboró con Robert Altman en dos películas (Salud y Tres en un diván) y se reencontró con Russell en Salomé y El arco iris. Su carrera siguió viento en popa hasta que en el 92 quiso dejarlo todo para dedicarse a la política, y fue elegida para el Parlamento. Ahí representó a sus electores londinenes de Hampstead y Kilburn durante años. 

La trayectoria política de Jackson fue intachable, de forma no temería ni mostrar su repulsa por el gobierno de Margaret Thatcher ni su oposición a la entrada de Reino Unido en la guerra de Irak. La dos veces ganadora del Oscar ocupó su escaño en el Parlamento durante casi veinte años, hasta que dimitió en 2015 y quiso volver a los circuitos teatrales. También rodó alguna que otra película entonces: Primavera en Beechwood o Elizabeth is Missing, telefilm que la tenía como total protagonista.

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