'Memento': ¿te acuerdas de cuando Nolan era indie?

La primera gran película de Christopher Nolan y el último gran fenómeno del indie confluyeron en una virguería narrativa   
El 'remake' de 'Memento' está en preparación
El 'remake' de 'Memento' está en preparación
El 'remake' de 'Memento' está en preparación

Ya lo dijo Arrabal: el milenarismo iba a llegar. Y en el cine lo hizo a finales del siglo XX con una serie de películas que retomaban la conspiranoia setentera. Personajes desquiciados y paranoicos en El club de la lucha, en 12 monos, en Donnie Darko, en Mulholland Drive, en El sexto sentido, Matrix… 

El diagnóstico era claro: todo el mundo se había vuelto majareta por incapacidad manifiesta de distinguir la realidad de la ficción. Leonard ‘Lenny’ Shelby, el protagonista de Memento, también se sumó a la moda y, aunque hoy es probable que no lo recuerde, con su Polaroid, sus tatuajes y sus notas cambió la historia del cine del siglo XXI.

Shelby nació en un coche y tuvo dos papás que, además, eran hermanos. Jonathan y Christopher Nolan atravesaban EE UU en un viaje de Chicago a Los Ángeles. Jonathan le contó a Christopher que había asistido a una charla inspiradora de un psicólogo en la Universidad de Georgetown sobre una enfermedad llamada amnesia anterógrada, una dolencia que consistía en la incapacidad para recordar a corto plazo. La misma que sufriría poco después Dory en Buscando a Nemo. “

Fotograma de 'Memento'
Fotograma de 'Memento'
Cinemanía

Me atrajo desde un punto de vista metafórico. Como prueba de lo cambiante que es la identidad humana”, declararía Jonathan a Entertainment Weekly. La identidad líquida e inestable era el tema finisecular por excelencia y, claro, también apasionó a su hermano mayor. Siempre tan aseado, tan pulcro, tan bien peinado, y tan leído, Christopher había disfrutado de Funes el memorioso, de Jorge Luis Borges, el mítico personaje con tal capacidad de retentiva que era incapaz de vivir, y lo veía como su retrato inverso.

Contar la historia hacia atrás

Por entonces, Nolan había sorprendido con su debut en Following, y su capacidad para rodar con tan solo 6.000 dólares. Memento le permitía varias cosas: jugar de nuevo con el tiempo, poner patas arriba un género que adoraba como el film noir (con sus ecos a Perdición, Con las horas contadas y Regreso al pasado), y aproximarse a dos de sus grandes mitos, como reconocía en una charla con Guillermo del Toro: “Me impresionó muchísimo Blade Runner.

Su reflexión sobre la memoria y la identidad está en Memento. Y lo mismo me pasó con Terrence Malick y su concepto de la mente y la memoria. Hay momentos de Memento, en los que el personaje principal recuerda a su mujer, que están tomados de La delgada línea roja”.

Sería Emma Thomas, futura señora y productora de Nolan, la encargada de mover el guion. La compañía Newmarket le ofreció 4,9 millones de dólares. Poco, pero la manera de gastarlos fue sumamente ingeniosa y a la altura de esos clásicos noir a los que homenajea.

Fotograma de 'Memento'
Fotograma de 'Memento'
Cinemanía

Todo estaba en la estructura. “Había que contar la historia desde el punto de vista subjetivo, en primera persona. Mi solución fue negar al espectador la misma información que le negaba al personaje. Mi recurso fue contar la historia hacia atrás. De esa manera, cuando se encuentra con una persona, ni el protagonista ni los espectadores saben cómo y dónde lo ha conocido. La historia es, pues, una suma de flashbacks […]. Como necesitaba una manera de cortar los flashbacks alterné las secuencias en color y las secuencias en blanco y negro. Las primeras daban el punto de vista subjetivo, son la visión de Lenny, siempre estamos en su cabeza e iban hacía atrás; las segundas, el punto de vista objetivo e iban hacia delante” […].

Cuando la web Eyes of Cinema le pidió que lo representara gráficamente, Nolan dijo que el guion era como una horquilla: “Las dos líneas temporales se unen al final de la película”. Esto es el principio, claro. Quien ha visto la película sabe que todo es un poco más complejo. Las dos narraciones son menos rígidas y parecen más una partitura. La cinta se inicia con una escena invertida, en la que los casquillos de bala van a la pistola; las escenas en color se repiten para orientar al espectador; cada una de ellas tiene un cliffhanger que se soluciona al acabar… Una virguería estructural digna de M.C. Escher escrita gracias a la maravillosa función copypaste del ordenador. 

El final según Soderbergh

Nolan, consciente del cine de su época, quiso al rostro de la paranoia por antonomasia, al hombre que había sido Tyler Durden y destacado miembro del Ejército de los Doce Monos, Brad Pitt, pero el actor tenía otros planes. Lo mismo ocurrió con Aaron Eckhart. Al final Lenny acabó siendo Guy Pearce. La historia del australiano era la de muchos otros actores: despreciado en sus orígenes por trabajar en el culebrón Vecinos, su búsqueda del respeto lo había convertido en un maniático de la interpretación. 

Fotograma de 'Memento'
Fotograma de 'Memento'
Cinemanía

Con L.A. Confidential por fin había conseguido el reconocimiento, pero su complejo de ser una cara bonita seguía vivo, como también lo seguía su deseo de luchar contra ese prejuicio. Al igual que Nolan, era otro obseso del trabajo. Además, compartía agente con David Bowie y facilitó que este concediera los derechos para la utilización de su tema Something in the Air

También convenció a Nolan de que Shelby debía ir teñido de rubio. Nolan se lo concedió porque, a fin de cuentas, era mejor que Pearce no se picara, por aquello de rascarse: la diseñadora Patti Podesta había sembrado su cuerpo de esos tatuajes/calcomanías que, tras horas de aplicación, podían durar cinco días… si Pearce no utilizaba esponja al ducharse. Entre ellos, la clave del filme sobre su bíceps derecho: “La memoria es traición”.

A Pearce lo acompañaron dos habitantes de Matrix, otra distopía sobre la identidad: Carrie-Anne Moss inauguraría las legendarias morenas de los filmes de Nolan. Ella recomendaría al gran secundario Joe Pantoliano para el papel de Teddy Gammell. Recientemente, Moss ha confesado que considera su personaje en Memento su mejor interpretación, y lo orgullosa que está de su mítico escupitajo en el filme. 

Fotograma de 'Memento'
Fotograma de 'Memento'
Cinemanía

Los tres protagonistas solo coincidieron un día en el set. Tampoco tenían mucha ocasión de hacerlo: se rodó en 25 días, y el único que estuvo día y noche fue Guy Pearce por exigencias del guion. A fin de cuentas, se trataba de un viaje al fondo de su mente a través de su mirada o, como explica Nolan: “Cuando entra en una habitación, la cámara siempre mira por encima de su hombro, explorando la habitación tal y como él lo hace y desde su campo visual”.

¡Ah, la cámara y el cámara! ¡Esa Polaroid que hacía fotos pochas –y por la que Nolan temía ser denunciado por la compañía– y Wally Pfister, su gran colaborador! Memento se convertiría en el primer trabajo de Nolan y Pfister, una pareja artística que, para la legión de nolanistas, está a la altura creativa de Lennon y McCartney.

Memento fue a Venecia y la crítica la adoró. La película lo tenía todo y todo funcionaba como un reloj, pero nadie quería asumir el riesgo de estrenarla. Ese extraño vicio de considerar a los espectadores como seres unineuronales, también conocido como terror a lo original y que se salga de la norma, se apoderó de los distribuidores. 

El director Steven Soderbergh, con su clarividencia habitual, afirmó en Film Threat: “Ya está. Se acabó. Si una película tan buena no encuentra distribuidor, es que es el final”. Soderbergh hablaba en su condición de padrino de ese cine indie en el que él había reinado desde 1989 y al que se adscribía Memento por su modesto presupuesto. Sus palabras provocaron que la propia productora se animara a llevar la película a las salas. 

Fotograma de 'Memento'
Fotograma de 'Memento'
Cinemanía

La apuesta salió bien: Memento recaudó 40 millones y fue nominada a los Oscar a mejor guion y mejor montaje. Se convirtió en el ejemplo de película pintona que querían imitar todos los estudiantes de cine y dio a Nolan carta blanca para iniciar una imparable carrera fílmica en los estudios sobre los traumas que se ocultan en nuestro cerebro… Pero eso ya forma parte de otro hilo de recuerdos.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento