‘Manicomio’: la historia de locos con la que debutó como director Fernando Fernán Gómez

Dirigida junto a Luis María Delgado, el filme se presenta en Filmoteca Española en una nueva copia digital tras pasar por el Festival de San Sebastián 2021
'Manicomonio'
'Manicomonio'
Filmoteca Española
'Manicomonio'

“Hay que ser un verdadero especialista para discernir entre la demencia y la locura”, dice en un momento de Manicomio (1954) Fernando Fernán Gómez. Es probable que en la España de la autarquía franquista uno no supiera qué era mejor, si estar cuerdo ante tal panorama o hacerse el loco y negar la mayor, y de esa nada inocente duda va el debut como director de Fernán Gómez.

“Quizás lo único de algún valor que tiene la película Manicomio le llegue de no ser original, sino adaptación de obras ajenas”, contaba en las páginas de El tiempo amarillo sobre su primer trabajo detrás de las páginas, con un tono de resignación por la mala fortuna que sufrió la obra. Realizada junto a Luis María Delgado, la historia sobre cómo se puso en pie esa película tiene algo de aventura chiflada y de alocada tozudez que vale la pena recordar ahora que Filmoteca Española ha realizado una nueva copia digital en 3K de esta película de culto, que vio la luz hace unos días en el Festival de San Sebastián en su sección Klasikoak y que desembarcará en el Cine Doré este próximo jueves 30 de septiembre.

Manicomio es, sin duda, una de esas hermosas anomalías de nuestro cine, una película extraña habida cuenta el entorno de producción del cine español de principios de los 50 pero también una rara avis hoy, más de 65 años después de su creación. Como muchas de las mejores obras del cine y de experiencias de la vida, la película nació por un inesperado giro de guion. En este caso, cuando el rodaje de la comedia Aeropuerto que iba a firmar Delgado para Cifesa se paralizó, Fernán Gómez y el cineasta decidieron aprovechar los decorados ya levantados y darle forma a un guion que el primero tenía entre manos desde hacía tiempo.

Manicomio
Manicomio
Filmoteca Española

Inspirándose en relatos de Edgar Allan Poe (El sistema del doctor Alquitrán y el profesor Pluma), Aleksandr Ivanovich Kupri (Una equivocación), Leónidas Andreiev (El médico loco) y Ramón Gómez de la Serna (La mona de imitación), Fernán Gómez firmó ese guion formando tándem junto con Francisco Tomás Comes, y que hasta presentaron al concurso anual del Sindicato Nacional del Espectáculo. Por supuesto, el jurado de aquellos premios ignoró por completo esa historia, pero Fernán-Gómez no cedería en su empeño. La paciencia iba a jugar a su favor.

Gracias a su amigo y también actor Cayetano Torregrosa y vía Helenia Films se obtuvo la financiación necesaria, aunque ello no significó que no hubiera ciertas carencias de presupuesto. El resto del equipo contribuyó en régimen de cooperativa a financiar la película que, con todo, fichó a algunos de los intérpretes españoles más destacados de esa época: Elvira Quintillá, Antonio Vico, Susana Canales y, por supuesto, el propio Fernán Gómez.

“Como el cine español acababa de salir de una crisis y ya había entrado en otra, grandes figuras estaban dispuestas a trabajar en condiciones miserables”, contaba el actor y cineasta en El tiempo amarillo. Entre los secundarios, descubrimos a algunos de los ilustres de su adorada tertulia del Café Gijón, como el crítico de teatro Alfredo Marqueríe o el escritor Camilo José Cela, en un rol ciertamente majareta.

Pero ¿qué cuenta la historia de Manicomio? Tomando esos cuatro relatos como ejes vertebradores, la cinta coquetea con la angustiante pesadilla del cuerdo atrapado entre locos y lo hace siguiendo las peripecias de Carlos (Fernán Gómez, en una suerte de parodia de esos papeles de galán torpón por los que entonces era muy conocido), un joven que acude a un asilo mental, en las afueras del Madrid de la época, para visitar a su novia, que allí trabaja.

Así pues, en cuanto el protagonista se persona en el centro médico arrancan las situaciones surrealistas al ir conociendo a varios doctores que le van contando una serie de historias en las que los límites entre la cordura y la locura se confunden. El colofón de chaladura llega en el desenlace de la cinta, en una “cena de locos” histriónica, expresionista y en la que el mundo parece funcionar al revés.

No es país para hablar de locos

Del mismo modo que Bienvenido Mr. Marshall (1952) o Novio a la vista (1954), de Luis García Berlanga, o Muerte de un ciclista (1955), de Juan Antonio Bardem, que fue premiada en Cannes, Manicomio también sufrió la censura del gabinete de Gabriel Arias-Salgado, al frente del recién creado Ministerio de Información y Turismo franquista.

Casualmente la Junta de Censura se fijó en la historia de la película cuando el rodaje estaba a punto de iniciarse. Al parecer, el subtexto político de la obra, que, en pocas palabras, señalaba la España del momento como un país en manos de unos locos, no gustó demasiado. Argüían que la locura no es algo que pueda tomarse a broma y Fernán Gómez tuvo que reescribir el guion a toda prisa. “Esto, en el país de Don Quijote, me parecía absurdo”, comentaría años más tarde.

Otra cita, también abundante en espíritu burlón, aunque firmada por Shakespeare, levanta el telón de Manicomio: “Señor, danos una brizna de locura que nos libre de la necedad”. Una declaración de intenciones que, sin embargo y muy llamativamente, pasó la censura del gobierno franquista. A pesar de la tipografía juguetona y la música de carnaval de los títulos de crédito, no cuesta ver la carga de ironía de esa cita shakesperiana en relación con el momento que vivía España.

Es Gómez de la Serna, sin embargo, y no el literato británico quien realmente brilla en Manicomio. El relato de Poe ejerce de historia matriz que acoge al resto de relatos, aunque la crítica ha llegado a convenir que no solo el fragmento de La mona de imitación es el más destacado, sino que el ánimo “gómezserniano” inunda el tono del filme de Delgado y Fernán Gómez. Manicomio, de hecho, es “el único momento en el que el cine español se ha acercado al espíritu de la obra de Ramón”, afirma Felipe Cabrerizo.

El sketch cuenta la historia de un hombre que acaba asesinando a su mujer, enajenado porque ella no para de repetir todo cuanto dice. Para Cabrerizo, este fragmento “trasluce esa ligazón entre vanguardia y humor castizo que tanto había frecuentado Edgar Neville y que el propio Fernán Gómez habría podido volver a transitar si hubiera conseguida levantar la prevista adaptación de Tú y yo somos tres de su descubridor teatral, Enrique Jardiel Poncela, en lugar de El malvado Carabel (1956), otra de Wenceslao Fernández Flores que lo abocó al a búsqueda de lo que a esas alturas quedara del neorrealismo”.

La posibilidad de un Fernán Gómez “jardielista” tal vez también se frustrara por la malísima acogida de Manicomio. Su amigo Eduardo Haro Tecglen ayudó a que la película se estrenara en una función benéfica en el Palacio de la Música el 9 de marzo de 1953. Casi un año después, el 9 de enero de 1954, se estrenaría de manera general en los madrileños cines Progreso, Proyecciones y Tívoli. Apenas duró una semana en cartelera.

Las críticas fueron templadas –“No es este un empeño cuidado de técnica, precisamente; pero por su intención me parece mucho más estimable que tantas y tantas cintas pretenciosas y… mortalmente aburridas”, argumentaba en enero de 1954 el crítico Donald, plumilla en ABC–, pero al público, en definitiva, no le interesó la propuesta. Fernán Gómez tampoco quedó satisfecho con el resultado, aunque siempre reconoció un cierto valor a Manicomio en el conjunto de su trayectoria, aunque solo fuera porque gracias a esta fue “aprendiendo las elementalidades de este oficio por medio de la práctica”.

Recuperar una cinta de culto

A pesar de que la relevancia de Fernán Gómez en el marco cultural español es indiscutible, Manicomio ha ido quedando relegada en el canon del cine español. Sin duda, la mala fortuna en su estreno ha propiciado una suerte de pseudo-abandono que ha durado décadas. La película ha ido circulando de tanto en tanto por ciclos de filmotecas y por festivales, pero en todos estos años iba acompañada del letrero de título maldito y de filme dificilísimo de ver.

Con motivo del centenario de Fernán Gómez, Filmoteca Española ha puesto al día la película gracias a una nueva copia digital que va a permitir volver a ponerla en circulación para que llegue al máximo de público posible. Javier Rellán, responsable del laboratorio de sistemas digitales de la institución, explica que la digitalización de la versión que se presenta se realizó a partir de una copia en 16 mm, “la única copia completa existente”. Aunque existen otras dos fuentes en 35 mm, estas presentaban problemas de continuidad y conservación por lo que se optó por esta tercera fuente más completa.

“Lo ideal es partir de un material con toda la calidad posible”, explica en una charla con Cinemanía sobre la elección de este formato para digitalizar la película. En este caso, “la copia en 16 mm estaba en buen estado físico, tenía flexibilidad, no estaba contraída y los empalmes eran buenos”. No obstante, ese material de origen, depositado en Filmoteca Española, “sí tiene algunas lesiones”. Se trata, dice Rellán, “de una copia que no se ha tirado con mucho cuidado”.

Sin ánimo de especular demasiado sobre el origen y devenir de ese 16 mm desde el que se ha trabajado, Rellán comenta, cauto, que la copia original “se puede haber distribuido por otros circuitos que no son el de las salas de exhibición profesionales”. Nos da algunas pistas al respecto: “en los créditos iniciales, en la parte baja del fotograma se notan algunos recortes”.

Rellán, que también ha participado en la restauración digital de otra gran película del Fernán Gómez cineasta, Esa pareja feliz (1953), explica que la digitalización de Manicomio no ha sido especialmente dificultosa. Se ha trabajado la estabilización, “unos pequeños saltos en vertical que incomodaban un poco el visionado” y el foco, ya que la copia en 16 mm original estaba algo desenfocada. También se ha trabajado el sonido, y la banda sonora óptica se ha digitalizado de manera independiente y se ha afinado para “eliminar golpes de ruido de los empalmes”. “No hemos dejado un sonido muy limpio, de cara a no alejarnos de la imagen”, apostilla.

“Hemos intervenido lo justo, para que el resultado no se viera artificial”, comenta, por último, el responsable del laboratorio digital de Filmoteca. A diferencia de la operación de restauración digital realizada en Esa pareja feliz, la intervención en Manicomio ha sido mínima, lo justo para facilitar el visionado. “Dado el material de origen con el que teníamos que trabajar, se consideró que esta era la mejor opción”, porque el objetivo era “rescatar la película y darla a conocer”. Y reflexiona: “es una película muy especial, con su estructura de cuentos... ¡Es muy atrevida!”.

El resultado, una copia en 3K que debutó hace unos días en el Festival de San Sebastián, podrá verse también en el estupendo Cine Doré de Madrid el jueves 30 de septiembre y a buen seguro que, con motivo del centenario de Fernán Gómez, en otras instituciones fílmicas del país a lo largo del otoño y del próximo invierno.

¿Quieres recibir las mejores recomendaciones de cine y series todos los viernes en tu correo? Apúntate a nuestra Newsletter. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento