'M3gan': ¿Puede la muñeca asesina aniquilar el 'terror elevado'?

Con James Wan firmando su argumento, la película de Gerard Johnstone triunfa devolviéndole a los sustos su espíritu lúdico.
Se echaba de menos una película de Blumhouse en esta lista, ¿verdad? Pues aquí la tenemos... y con James Wan, para colmo, firmando su argumento. Lejos de espantos sobrenaturales, eso sí, 'M3gan' es una comedia satírica a lo 'Black Mirror' que empareja al pequeño androide que le da título con una niña huérfana: la misión de la muñeca es proteger a su dueña, algo que hará cueste lo que cueste (y con los resultados que todos imaginamos).
Imagen de 'M3gan'.
Cinemanía
Se echaba de menos una película de Blumhouse en esta lista, ¿verdad? Pues aquí la tenemos... y con James Wan, para colmo, firmando su argumento. Lejos de espantos sobrenaturales, eso sí, 'M3gan' es una comedia satírica a lo 'Black Mirror' que empareja al pequeño androide que le da título con una niña huérfana: la misión de la muñeca es proteger a su dueña, algo que hará cueste lo que cueste (y con los resultados que todos imaginamos).
'M3GAN', la película de terror de Blumhouse Productions.
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Tal y como está el patio, alegra que una película como M3gan haya llegado a los titulares, codeándose con Avatar: El sentido del agua. Aunque a mucha menor escala que el delirio azul de James Cameron, la cinta de Gerard Johnstone ha reavivado las esperanzas de futuro para las salas de cine, recaudando 45 millones de dólares en todo el mundo frente a sus 12 millones de presupuesto.

Dejando aparte la sorpresa, esto no tendría que ser nada nuevo: el terror es un género cuyos fenómenos taquilleros suelen deberse a la combinación de alta rentabilidad con bajos costes. Lo que interesa, precisamente, es que M3gan podría ser también un punto de inflexión para esta variedad de cine... o un retorno a los orígenes. Así lo ve Akela Cooper, que ha escrito la película a partir de un argumento firmado por James Wan.

Hablando sobre la cinta para el Los Angeles Times (vía IndieWire), Cooper ha explicado cómo una versión 'unrated' (sin cortes) de M3gan podría estar al llegar. Algo debido, señala, a que el propio Wan terció para que el montaje estrenado no fuera tan bruto como ella había previsto. "No tuve piedad, pero así soy yo: tengo un sentido del humor extremadamente oscuro", reconoce. 

A partir de ese detalle, Cooper llega al meollo del asunto. El éxito de M3gan, señala, "es excitante porque, durante mucho tiempo, la gente ha estado haciendo 'terror elevado'. Incluso al proponer una idea ha habido gente que me ha dicho: 'Nos gusta, pero es demasiado sangriento, no es 'elevado". 

Aunque Akela Cooper no menciona a Robert Eggers, Ari Aster, Jordan Peele, David Robert Mitchell y similares, está claro que sus palabras apuntan a unos estudios empeñados en encontrar la próxima It Follows, Déjame salir o Midsommar. "Me alegra que podamos resucitar el terror divertido que no se toma en serio a sí mismo", explica, abogando por un género con "ideas salvajes y desquiciadas". Y a ser posible, apunta también, originales. 

Ahora bien, ¿qué es eso del 'terror elevado', o 'elevated horror'? Pues es muy difícil decirlo: apenas se puede señalar que esta fiebre asaltó a la industria en 2018 tras el éxito de Aster con Hereditary. Argumentos dramáticos, énfasis en el estudio de personajes, elementos sobrenaturales ausentes o en sordina y una factura tirando a arty podrían ser algunos de sus elementos en común. 

Es más: siendo malpensados, podríamos decir que muchos de estos títulos hacen lo posible por disimular su pertenencia al género de terror. O, por lo menos, a las variantes más populares del mismo. Películas, en suma, que uno puede defender ante sus amigos afirmando que no son el habitual festín de higadillos y sustos, sino, en fin, 'arte'. 

Espantos 'de autor' y carnaza para las masas

Basta con volver la vista atrás para saber que los límites entre el 'terror elevado' y el de toda la vida son difusos. Sin ir más lejos, muchos autores de prestigio han cultivado el género con soltura a lo largo de la historia del cine: desde Dreyer y su Vampyr a Stanley Kubrick con El resplandor, pasando por Ingmar Bergman (La hora del lobo), Andrzej Zulawski (La posesión) o el español Iván Zulueta (Arrebato), la lista es tan larga que da hasta miedo. 

El verdadero escalofrío llega cuando comprobamos que esta relación entre el afán creativo y la eficacia para acongojarnos es biunívoca. Clásicos del género como La novia de Frankenstein (James Whale), Psicosis (Alfred Hitchcock) y El exorcista (William Friedkin), por citar solo unos pocos, brillan con luz propia tanto en los anales del cine de sustos como en los del cine en general, por mucho que el público acudiera a ellos en busca de respingos en la butaca.

Por ejemplo, un espectador que vea hoy en día La noche de Halloween (John Carpenter) puede quedarse pasmado con lo arty que resulta el título considerado como piedra angular del slasher. Y no hablemos de la metamorfosis de autores como David Cronenberg, que empezaron como currantes de la víscera para después volver tarumbas a los críticos más sesudos. 

Si seguimos analizando, podemos terminar en una disertación sobre la influencia de Buster Keaton y el slapstick en Terroríficamente muertos, y tampoco es plan. Porque tal vez sea el propio James Wan quien nos esté dando la clave de todo esto hablando de cómo enfocó el marketing de M3gan.

Según Wan, que de crear fenómenos comerciales sabe lo suyo, venderle la cinta a los espectadores pasó por reconocer que esta "juega a muchos niveles: es terrorífica, siniestra, conmovedora y emotiva a la vez". Rasgos estos que no solo se aplican a M3gan, sino también a un buen número de películas de terror clásicas.

Como suele pasar con el cine de género, el terror ofrece oportunidades tanto para jugar con estéticas no convencionales (véanse los mejores títulos de Dario Argento) como para colarles a los espectadores argumentos que se consideran espinosos o polémicos. Ahí quedan las arrobas de sátira que George A. Romero gustaba de incluir en sus películas de zombies para demostrarlo. 

De esta manera, aunque M3gan no resulte especialmente osada, sí es un recordatorio de lo valiosas que son este tipo de películas para volver populares temas que, generalmente, confinarían a una cinta en territorios festivaleros. Como, en este caso, el espejismo de la inocencia infantil, las amistades codependientes o la presencia en nuestras vidas de una tecnología invasiva. 

¿Qué sustos nos están vendiendo?

Si, como señaló el escritor H. P. Lovecraft, el miedo es la emoción más antigua y persistente de la humanidad, las grandes películas de terror no solo pueden y deben atraparnos más allá de las barreras de la cultura o el tiempo. También pueden emplear una amplia variedad de registros y estilos que las harán ganarse su lugar en la historia... siempre que estén bien hechas. 

De esta manera, un desparrame como Society (Brian Yuzna), trufado de gore y humor negro, resulta igual de respetable que la muy reconcentrada Amenaza en la sombra de Nicolas Roeg, epítome del terror 'artístico'. Y, si Hollywood pretende convencernos de lo contrario... pues se debe a lo mismo de siempre: a las ganas de crear tendencias que generen ingresos. 

Así pues, no es probable que M3gan destierre de las carteleras a personajes que mueren de forma horrible a lo largo de tramas sobre familias disfuncionales. Pero sí podría recordarle a la industria que, pese a su uniformidad aparente, el terror es un género muy diverso pese a su uniformidad aparente. Una de las razones por las que nos gusta tanto.

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