Un año de pandemia nos ha hecho darnos cuenta de muchas cosas, pero entre las menos trágicas figura una verdad incuestionable: las videollamadas son una lata. De esta manera, es comprensible que la gala de los Oscar 2021 quiera quitárselas de encima en lo posible.
Dado que muchos de los nominados de este año (entre ellos Gary Oldman, Laura Pausini y Carey Mulligan) residen fuera de EE UU y no podrán asistir al evento, los productores Steven Soderbergh, Stacey Sher y Jesse Collins han adelantado que los Oscar pondrán en marcha "centros internacionales" en Nueva York, París y otras ciudades.
Soderbergh señala (vía The Hollywood Reporter) que el número total de estos centros y sus emplazamientos está aún por decidirse. "El trato todavía no está cerrado", explica.
La médico Erin Bromage, consultora de la Academia de Hollywood, ha anunciado también que algunos de los asistentes que viajen hasta Los Ángeles podrán pasar menos tiempo en cuarentena tras pisar suelo estadounidense. Se tratará de aquellos que ya hayan sido vacunados contra la Covid-19, quienes hayan pasado tiempo en aislamiento… y quienes lleguen a la ciudad en primera clase o business.
Asimismo, además de señalar que se tomarán numerosas medidas de prevención en la alfombra roja, Bromage también ha afirmado que la Academia dispondrá de una instalación exclusiva para realizar los tests a los invitados de la gala.
Soderbergh, por su parte, señala que aquellos invitados que se vean obligados a realizar la cuarentena tendrán a su servicio líneas aéreas y hoteles asociados con la Academia.
Toda esta suma de mimos y atenciones puede verse como necesaria para salvaguardar el evento de cine más importante del año, o como una muestra de deplorable clasismo. Pero entendemos que tanto los responsables de los Oscar como los nominados quieran librarse de pasar la noche repitiendo "te veo, pero no te oigo" y otras frases a las que ya estamos acostumbrados.
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