La muerte de Laura Valenzuela, fallecida en Madrid a los 92 años, no solo nos priva de uno de los rostros históricos de la televisión en España. También nos ha dejado sin una actriz que, durante su carrera, trabajó en algunas de las comedias más divertidas y populares de nuestro cine.
Nacida en Sevilla, y modelo durante los primeros años de su vida profesional, Valenzuela debutó en el cine con un pequeño papel en El pescador de coplas (1954, protagonizada por Tony Leblanc, Antonio Molina y Marujita Díaz) para después incorporarse al elenco de una TVE que aún balbuceaba. Pero fue su boda en 1958 con el productor José Luis Dibildos la que impulsó su carrera cinematográfica.
A partir de ese año, la pudimos ver en La violetera, una de las (entonces) escandalosas películas protagonizadas por Sara Montiel. Y también, junto a Fernando Fernán Gómez, en El inquilino, filme de José Antonio Nieves Conde que atrajo las iras de la censura por retratar en tono de comedia negra los problemas del español medio para encontrar vivienda. Algo que, como puede verse, apenas ha cambiado con el tiempo.
Pero el verdadero esplendor de Laura Valenzuela llegó a partir de 1959. Aquel fue el año en el que rodó en Los tramposos, descacharrante comedia de Pedro Lazaga sobre un grupo de timadores de poca monta en la que también intervinieron Tony Leblanc, Antonio Ozores y Concha Velasco.
En 1960, Valenzuela repitió con Leblanc, Ozores y Lazaga (más José Luis López Vázquez) en Los económicamente débiles, ambientada en el mundillo del fútbol de tercera división. A esta le siguieron Las que tienen que servir (José María Forqué, 1967), filme cuya visión condescendiente sobre el servicio doméstico se olvida muy rápido gracias al talento de un elenco que incluye a Concha Velasco, Amparo Soler Leal, Lina Morgan, López Vázquez y un entonces joven Alfredo Landa.
De nuevo con Tony Leblanc y Alfredo Landa, la actriz estrenó en 1968 Los subdesarrollados, una comedia detectivesca que diríase muy inspirada en Mortadelo y Filemón. Pierna creciente, falda menguante (1970, del siempre interesante Javier Aguirre) y el drama Españolas en París (Roberto Bodegas, 1971) precedieron a su despedida del cine, motivada por el nacimiento de su hija Lara Dibildos.
Por otra parte, Laura Valenzuela también tuvo una carrera internacional que la llevó a trabajar con el legendario director Abel Gance (Cyrano y D'Artagnan, 1964), Sofia Loren (Madame Sans-Gene, 1961) y Alain Delon (El tulipán negro, 1964). Pero lo mejor de su filmografía siempre estará en esas cintas que, si bien pueden ser desdeñadas por antiguas o casposas, mantienen su capacidad para arrancarle una sonrisa al espectador.
¿Quieres recibir las mejores recomendaciones de cine y series todos los viernes en tu correo? Apúntate a nuestra Newsletter.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios