King Kong (1933)El final: El director de cine Robert Armstrong hace un diagnóstico muy poco científico sobre la muerte del gorila gigante.
La frase: “No han sido los aeroplanos: ha sido la bella la que ha matado a la bestia”.
Si fuese más larga... “Caer desde la azotea del Empire State acribillado a balazos también influye, claro”.
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