"¡Soy el rey del mundo!": James Cameron recuerda su momento más embarazoso en los Oscar

'Titanic' estaba arrasando en los premios, así que el director se vino arriba.
James Cameron en los Oscar de 1998
James Cameron en los Oscar de 1998
Cinemanía
James Cameron en los Oscar de 1998

En 1998 Titanic arrasó en los premios de la Academia. La que fue durante años la película más taquillera de la historia se llevó a casa 11 Oscars, equiparando la marca de Ben-Hur y correspondiendo al entusiasmo del público. Eran demasiados premios, por otra parte, como para que su director James Cameron pudiera contener el entusiasmo, así que cuando obtuvo el Oscar a Mejor director ocurrió lo que tenía que ocurrir.

Cameron gritó “¡Soy el rey del mundo!” en el escenario, imitando a Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) según subía al Titanic. Por mucho que el triunfo fuera inapelable, la gente lo percibió como un exceso arrogante, y la consideración general es que Cameron hizo ligeramente el ridículo aquella noche. En la próxima ceremonia de los Oscar, a celebrarse el 13 de marzo, vuelve a haber una película de Cameron optando a premio.

Así que The Hollywood Reporter ha publicado una historia oral de cómo se vivió el momento del “rey del mundo”. Louis J. Horvitz, director de la ceremonia aquella noche, no se anda con tapujos: pensó que Cameron era un “gilipollas”. Mientras que el director de Avatar: El sentido del agua, por su parte, ha recordado qué se le pasaba por la cabeza e intentado justificarse. No fue, según él, un derroche de ego.

“Te diré exactamente cuándo me di cuenta de que iba a ser un problema: cuando caminé entre bastidores y Warren Beatty me miró como diciendo ‘pobre idiota, ¿qué coño acabas de hacer?’ Y yo dije ‘ah, ¿eso no ha estado bien?, vale….’”, recuerda Cameron de los primeros minutos luego de haber obtenido el Oscar a Mejor director.

Retrospectiva

“Obviamente lo he analizado. Mi mujer de entonces, Linda Hamilton, me dijo ‘si vas a citar una línea de la película, cítala por todo lo alto’. Así que pensé ‘bueno, puedo hacerlo’”. Estas son las conclusiones que Cameron ha sacado en todo este tiempo. “De lo que me di cuenta es de que era demasiado autorreferencial y se veía como una arrogancia: no solo por el significado de ese ‘soy el rey del mundo’ sino por citar tu propia película como si cada persona del público fuera fan”.

“Había mucha gente en ese público que no votó por Titanic. No puedes dar por sentado que, como vas ganando, lo has hecho por goleada”. Aquella noche, en la terna de Mejor película, Titanic se enfrentaba a Full Monty, Mejor… imposible, El indomable Will Hunting y L.A. Confidential. Cameron pasa a revelar el gran secreto: en realidad, ese “soy el rey del mundo” iba dirigido a sus padres.

“Estaba dirigiéndome a mis padres. Si miras la transcripción digo ‘mamá, papá, sé que estáis ahí detrás’. ‘No puedo deciros cómo me siento ahora mismo, excepto que soy el rey del mundo’. Así que estaba hablando con mis padres cuando les dije ‘me siento muy bien ahora mismo’. Y eso fue todo”, sostiene.

“Lo que no estaba diciendo específicamente era ‘os estoy enseñando a todos vosotros, hijos de puta, cómo se hace, y sí, ¡soy el rey del mundo! Soy todo eso’. No es lo que estaba diciendo pero, por supuesto, eso es lo que oyeron”. Cameron asume, sin embargo, su torpeza. “Como director, claro, se supone que soy mejor que eso. Se supone que debo saber lo que oye el público: cómo cae la línea en realidad forma parte del arte”.

Pese al taquillazo de El sentido del agua y su nominación a Mejor película, este año Cameron no aspira a llevarse premio a Mejor director. 

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