Itziar Castro: "Nunca haré apología de la obesidad, pero sí de ser feliz con uno mismo"

"Esta profesión es un constante malabarismo económico", nos cuenta la actriz de 'Vis a vis', ahora en los cines con '¡A todo tren! Destino Asturias'.
Itiziar Castro en los Goya 2020
Itiziar Castro en los Goya 2020
GTRES
Itiziar Castro en los Goya 2020

Perseverancia, disciplina y talento son tres de las cualidades que han ayudado a Itziar Castro a triunfar en un oficio de pico y pala como el suyo. La actriz empezó a dar clases de danza a los tres años, y luego se puso a practicar tenis como si no hubiera un mañana, porque pensó que compitiendo podía llegar a ser famosa (y que esto le abriría las puertas del show business). 

Pero ella, que siempre fue consciente de que tener un físico no normativo podía ponerle las cosas más difíciles a nivel profesional, es de esas mujeres peleonas a las que nunca se les han caído los anillos por nada. No en vano, a lo largo de su vida ha trabajado en un comedor escolar, ha currado en un supermercado y hasta ha ejercido como repartidora de comida china en moto para poder llegar a fin de mes. 

“La fama no es proporcional al dinero que ingresas”, cuenta a CINEMANIA la actriz barcelonesa. “De hecho, eso es lo más triste muchas veces. Muchos de nosotros vamos nominados a festivales grandes, y lo hacemos con la cuenta en números rojos. Nosotros hacemos un proyecto, y ese proyecto se cobra en el momento. Un año después lo promocionas, pero tú ya lo has cobrado. Y lo mismo ese proyecto dura tres, cuatro o cinco meses, y durante el resto del año no tienes ingresos”.

Tienes un papelito en la road movie ¡A todo tren! Destino Asturias. ¿Cómo ha sido lo de tener a Santiago Segura como jefe?

Es muy interesante trabajar con Santiago, porque él es director y actor a la vez, algo que no es fácil de llevar. Las veces que yo he trabajado con actores que dirigían vi que casi siempre tenían un ayudante de dirección que miraba las secuencias y demás; en este caso no. Él te dirige mientras está trabajando y te está dando la réplica. Eso es algo curioso y quiere decir que lo tiene todo muy claro como director y como actor.

También formas parte del elenco de la que será la primera serie musical española de Netflix (Érase una vez...pero ya no, creada y dirigida por Manolo Caro). ¿Te veremos dar el cante en ella?

Todos cantamos en la serie. Yo llevo veintiséis años actuando y cantando, porque empecé haciendo musicales y también he cantado en orquestas. Espero no dar el cante y estar a la altura de mis compañeros, que son terriblemente buenos. Ya me gustaría a mí tener la voz de Nia, o la planta de Asier Exteandia…

Hace poco publicaste el poemario Con el corazón por delante. ¿Escribir versos te ayuda a sanar emociones?

Sí. En realidad, es una autobiografía emocional en formato poemario. Hay gente que escribe diarios para sacar lo que lleva dentro, y yo escribo un diario pero en formato poético, con sensaciones y vivencias emocionales. Me ayuda muchísimo y es algo que sigo haciendo casi cada día. No lo hice pensando en publicar, pero salió así.

De pequeña eras pelirroja, con los ojos claros y regordeta. ¿Es cierto que en el colegio pensaban que eras una niña adoptada?

Sí. Los niños, en broma o queriendo hacerte daño porque eres diferente, te insultan y a mí esa es una de las cosas que me decían. Yo me lo llegué a creer durante un tiempo. Mis padres insistían en que no, pero yo no les hacía mucho caso. Luego creces, y te das cuenta de que vienes de una familia celta, mitad gallega, donde la mitad de la familia es rubia y con ojos claros, y ya no te resulta tan raro. Hasta que no entiendes cómo va la genética, puedes llegar a creerte cualquier cosa.

¿Dónde dirías que has sufrido más bullying: en el instituto o en el mundo artístico?

Yo sufrí bullying en el colegio, entre los seis y los nueve años. En el instituto no lo sufrí, fíjate, porque yo ahí ya tenía mucha personalidad y era la que manejaba todo. De hecho, ahí fui delegada de curso, y era la que montaba todos los saraos, organizaba los viajes al teatro y escribía en la revista del instituto. Y en la profesión no he sufrido bullying, en general. Es verdad que hay veces en que oyes comentarios, pero no como en la escuela.

Aparecer en la película Pieles (2017) te otorgó fama y la serie Vis a Vis te dio visibilidad internacional. ¿Formas parte de ese minúsculo porcentaje de actores españoles que (según un estudio de la Fundación Aisge) pueden vivir de su profesión?

Esta profesión es un constante malabarismo económico. Aun siendo una privilegiada, tengo que hacer malabares. Yo y todos. Imagínate cómo estarán el resto de compañeros que no pueden hacer ni malabares y, directamente, tienen que dedicarse a otra profesión para ingresar dinero y poder hacer de vez en cuando de actores. Yo creo que no llegan ni al uno por ciento los actores que tienen una economía saneada. La gente piensa que ya por salir en la tele o ser famoso cobras y tienes la vida resuelta.

Te han insultado muchas veces en las redes sociales por ser gorda y por ser una lesbiana y feminista visible. ¿Alguna vez te has llegado a achantar?

Cuando a uno le insultan por ser uno mismo, lo último que debe hacer, o por lo menos yo lo creo, es achantarse. Yo soy así y, si no te gusta, búscate la vida y no me sigas. Hay actores y actrices que no se mojan ni a nivel político ni a nivel de derechos humanos, y es algo totalmente lícito. Yo sí lo hago. Creo que, cuando tenemos un micrófono o un altavoz delante para hablar de derechos humanos e injusticias, hay que alzar la voz. Aunque, como me pongo yo sola encima del podio, es normal que sea una diana fácil.

Aunque nunca has hecho apología de la obesidad, siempre has intentado hacerle entender a la gente que no todas las gordas están gordas por comer. ¿Por qué crees que a muchas personas les sigue costando entenderlo?

Hay una falsa idea de que la gente gorda somos gordos porque somos vagos: porque no hacemos deporte, no nos cuidamos a nivel alimenticio, etc. Antes era al revés, y estar gordo era sinónimo de estar sano, pues esa era la gente que comía en la época en que había peste y enfermedades. Es curioso ver cómo, con los años, cambian las visiones. Nunca haré apología de la obesidad, pero sí de ser feliz con uno mismo y de intentar estar lo más sano, sobre todo, para vivir lo máximo posible. Mi mejor amigo, que tiene una enfermedad degenerativa, no está sano pero no deja de vivir. Lo importante es vivir la vida a tope.

La primera vez que acudiste a los Goya, nadie quería vestirte. Ahora, en cambio, te buscan las firmas...

Sí, es una cuestión de producto. Cuando yo fui a los Goya, a pesar de que llevaba más de veinte años de profesión, no era conocida y, por lo tanto, no era un producto. Evidentemente, no había tampoco conocimiento de tallas grandes, y todo estaba más complicado. En el momento en que te haces conocido, las marcas ya te ven como un posible producto. No es solo por la cuestión del físico, que también cuesta más, sino que tiene que ver con el modo en que están construidos el mundo audiovisual y el de las marcas. Las marcas quieren que lleven sus vestidos gente conocida y no gente desconocida, por mucho que estén nominados.

¿Por qué crees que, en tu profesión, los hombres siguen teniendo más trabajo y menos exigencias respecto a su físico o edad?

Esto pasa porque los productores y los que mandan creen que los hombres venden más que las mujeres. Piensan que las mujeres tienen que ser un objeto de deseo constante y que las historias de mujeres no interesan. Pero, si esto fuera así, no habrían funcionado series como Vis a Vis o Big Little Lies, donde las mujeres son protagonistas; series conocidas a nivel mundial y que tienen mucha audiencia.

Ahora que también eres productora, ¿qué película te gustaría poner en pie algún día?

Pues mira, hoy mismo estoy organizando como productora ejecutiva un corto que vamos a rodar en septiembre y del cual soy tanto protagonista como productora. Voy a intentar ayudar a producir cualquier cosa o historia que me parezca interesante, cualquier historia que me toque emocionalmente, ya sea por el guion, el estilo o porque rompe moldes. Me gustan mucho esas series en las que las protagonistas empiezan como actrices y terminan siendo productoras o directoras de la serie, como pasa en Anatomía de Grey. Creo que es interesante que aprendamos del modelo americano, y que vean que no solo somos actrices sino que también podemos formar parte de la parte creativa. Esto es algo que, cada vez más, se está empezando a hacer aquí.

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