Entrevista

Inés Barrionuevo ('Camila saldrá esta noche'): "Siento envidia sana de las adolescentes feministas: van sobre camino allanado"

La directora argentina presenta su particular visión de la adolescencia en este relato sobre una chica que se muda de La Plata a Buenos Aires para estudiar en un colegio religioso.
'Camila saldrá esta noche'
'Camila saldrá esta noche'
Gale cine SRL
'Camila saldrá esta noche'

Que un instituto no es muy distinto de una jungla es algo que ejemplificaba muy bien Chicas malas en una exagerada secuencia, aunque más tarde lo desgranara con lujo de detalles. Como esos comentarios ofensivos plasmados en el ‘Libro del mal’ que después se transformaban en secretos e inseguridades confesas, la película pasaba de lo superficial y socarrón al retrato descarnado, la instantánea de una generación instruida en el cinismo de la que Cady Heron (Lindsay Lohan) había salido viva aprendiendo a sobrevivir en la jungla y convertirse en una más.

Como Cady, Camila (Nina Dziembrowski) es una chica que pasa de vivir en La Plata a moverse por La Recoleta, uno de los barrios más pijos (o, como lo llaman allí, “chetos”) de todo Buenos Aires, y a entrar nueva a un colegio privado, religioso y en el que no tienen cabida sus ideas. Un centro privado no es tanto una jungla como una reserva natural; los alumnos vagan por él con una ilusoria libertad siempre sujeta a unos límites, se fomenta la homogeneidad (de uniforme, pero también de ideas) e incluso a veces los alumnos se prestan a representaciones para orgullo de los padres y de la propia institución.  

Sobre todas estas cuestiones y otras como el incipiente feminismo argentino o la brecha entre generaciones distintas de mujeres hablamos con Inés María Barrionuevo (Córdoba, 1980), quien en Camila saldrá esta noche, que llega a los cines este viernes 24 de junio, expone su particular mirada sobre la adolescencia y el crecer en un entorno que coarta las libertades personales.

Imagen de 'Camila saldrá esta noche'
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Cinemanía

En Camila vemos el gran cambio que supone pasar de La Plata a Buenos Aires, pero también el entrar en un colegio privado. ¿Cómo de abismal es la diferencia allí? En Argentina existe una clase social muy fuerte, muy concienciada socialmente y que está muy a favor de la educación pública. Una persona que viene de una ciudad distinta de la capital, aunque sea clase media también, sufre un cambio importante. Pero la zona a la que se muda Camila es Recoleta, una de las más pijas de todo Buenos Aires. Uno puede vivir allí como si estuviera en el campo, en una completa burbuja y aislado del exterior. 

Ese cambio hacia un entorno más opresor y hermético también se sugiere con unos colores (tonos muy apagados y asépticos) que se distancian mucho de tus anteriores filmes. Enfocamos buena parte del trabajo en buscar la paleta de colores que tenía que tener el colegio y cuidarnos de que fueran apareciendo más colores a medida que progresa la historia; cuando salen al mundo de la noche, la contraposición entre la institución y la fiesta, entre lo gris y el color. No queríamos generar todos que llamaran demasiado la atención y por eso todo oscila entre los grises y los azules, que se percibieran unos tonos fríos más institucionales. Las instituciones siempre son un poco así, un poco carcelarias y Camila viene a abrir el mundo exterior a todos los demás personajes.

Me ha fascinado lo de estas chicas marchando cuando fue lo de la vigilia del aborto y las propias actrices por lo que me han contado de sus convicciones, ideas y de cómo llevan sus relaciones

Desde el prólogo en el museo y luego durante toda la película ronda esta idea en torno a lo nuevo como elemento destructor de lo viejo, como si ambos mundos no pudieran convivir y estas nuevas generaciones tengan que derribar lo establecido. Yo creo que hay una cuestión que habla con este mundo institucional como de una cosa momificada en contraposición a nuevas formas. Lo que a mí me gustaba plantear de cómo veo a esta adolescencia era cómo llegan estas nuevas visiones, estos vínculos y relaciones, pero sigue estando lo otro, como una persona que tiene las dos vidas, que puedes tener 17 años y estar en contra del aborto.

Por otro lado, creo que estas nuevas generaciones pueden construirse y deconstruirse a día de hoy por luchas sociales feministas y queer de hace años, esto viene de un pasado muy sangriento y de muchas luchas que han hecho que todo esto prospere ahora. Me parece que todo esto también hay que rescatarlo del pasado con respecto a lo nuevo, pueden ser así ahora porque algo fue distinto antes.

Imagen de 'Camila saldrá esta noche'
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Cinemanía

Camila es una rara avis en el cine de adolescentes porque es una chica que expone sus ideas y actúa en consecuencia a estas, siempre con convicción y sin atisbo de duda. ¿Es solo este personaje o realmente cree que esta juventud tiene todo más claro que las anteriores generaciones? Ella es prematura en su seguridad y en demostrar que no hay que subestimar a la juventud. Lo que a mí sí que me ha fascinado en este proceso es ver a estas chicas de los colegios marchando cuando fue lo de la vigilia del aborto (una protesta frente al Congreso argentino que tuvo lugar en 2020) y las propias actrices de la película por lo que me han contado de sus convicciones, ideas y de cómo llevan sus relaciones. Siento envidia sana de las adolescentes feministas porque van sobre un camino allanado.

Nina (Dziembrowski) tenía 18 años cuando dio vida a Camila y ella se ha criado prácticamente en el movimiento feminista que arraigado de aquí a los últimos cinco años, entonces estamos hablando de una persona que ha pasado su adolescencia con todo esto muy presente, que lo ha vivido desde niña, lo está viviendo viendo ahora y de alguna manera ya es parte de la historia.

Casi el 80% del equipo de Camila saldrá esta noche está formado por mujeres. ¿Hasta qué punto cambia eso las cosas en la forma de rodar o en la propia mirada de una película como esta, que tiene escenas de sexo entre dos chicas? Es muy distinto para una mujer tener una escena de sexo y tener a un hombre delante filmándola que una mujer. Y creo que aquí trasciende una cuestión de generar ciertos cambios y sensibilidades en los rodajes. Más allá de los casos obvios, hay una cuestión de la mirada, de cómo se hacen esas escenas, desde cosas muy sutiles; cómo se entra en el set, cómo se habla o como se planta el equipo de fotografía, un gremio que históricamente ha estado casi siempre formado por hombres rudos.

Afortunadamente, los pocos hombres que estaban en el equipo estuvieron maravillosos y todo fue armonioso. Pero yo creo que si estamos hablando de una película sobre nuevas sensibilidades, sobre sexualidad, mujeres… pues el equipo tiene que ser acorde a eso. Escuché a Margot Robbie comentar que en El lobo de Wall Street había 25 hombres para rodar una escena de ella desnuda, y eso me parece terrible. Sé que hay directores que tienen métodos extremos para sacar lo mejor de sus actores, pero no es mi caso. A mí me gusta trabajar desde la armonía, desde el diálogo… para mí el rodaje es el momento más feliz de mi vida, cuando estoy haciendo lo que más me gusta del mundo que es escribir y dirigir.

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