Grandes películas, obras muy cutres

'El club de los cinco', 'Carrie' y 'Le llaman Bodhi' son algunos clásicos del cine que han pasado al formato teatral de forma, digamos, algo disminuida. ¿Seguirá 'Balas sobre Broadway' por el mismo camino? Por YAGO GARCÍA
Grandes películas, obras muy cutres
Grandes películas, obras muy cutres
Grandes películas, obras muy cutres

Sabemos que, entre sus muchas competencias, Woody Allen es un consumado hombre de teatro: no en vano ha firmado obras muy elogiadas (No te bebas el agua, La bombilla que flota o la trilogía Dios, Sexo y Muerte), algunas de ellas adaptadas al cine (Sueños de seductor), e incluso ha dirigido óperas, con el trabajo que lleva eso. Pero, dado que la adaptación escénica de Balas sobre Broadway (que se estrenará, sorprendentemente, en Broadway) avanza a buen paso, no nos resistimos a darle un consejo: cuando se lleva un filme a las tablas del teatro, hay que tener cuidado, no vaya a ser que el resultado sea una enorme cutrez o un desastre inmenso.

¿Por qué decimos esto? Pues porque hemos investigado sobre películas que han pasado al formato teatral, y hemos descubierto perlas como las que os mostramos a continuación. A veces, cuando hay suerte, estas producciones derivan de la combinación entre la falta de medios y las ganas de echarse unas risas. Otras, las más clamorosas, nacen como proyectos megalómanos que se van al traste por la pretenciosidad o porque, sencillamente, el material no estaba hecho para el directo. En todo caso, aquí tenéis unos ejemplos selectos: esperamos que el genio de Manhattan tome buena nota.

Parque Jurásico

En el cine: Tras unos cuantos patinazos (Para siempre, Hook) y en vísperas de su galopante ataque de seriedad (La lista de Schindler), Steven Spielberg convierte a los reptiles prehistóricos y los efectos digitales en las nuevas tendencias de Hollywood.

...Y en el teatro: La película de Spielberg dura 127 minutos, pero a este grupo de teatro universitario de Lincoln (Nebraska) le bastó con tres cuartos de hora para representar una versión condensada y jocosa en 2010. Ah, y también musical. Y con actores enmascarados repartiéndose los roles de dinosaurios (salvo el T-Rex, convertido en una marioneta). Que sepamos, no hay previsto un revival en Broadway, pero debería.

El club de los cinco

En el cine: Esta película de John Hughes (1985) se beneficia de dos elementos muy teatrales: su respeto a las tres unidades (de lugar, tiempo y acción) y el relativamente reducido grupo de chavales (sí, son cinco, ¿cómo lo adivinaste?) que se ven obligados a compartir una mañana de castigo sabatino en la biblioteca de su insti.

...Y en el teatro: El club de los cinco nunca ha sido adaptada a los escenarios de forma oficial. Pero los factores citados arriba y lo fácil que es conseguir una transcripción de los diálogos en internet la han convertido en un clásico para los grupos de teatro amateur de EE UU. En YouTube pueden encontrarse infinidad de producciones escolares (algunas de ellas realizadas en España y países de Latinoamérica) e incluso una versión musical representada en Chicago en 2010.

Carrie

En el cine: Gracias a la historia de la adolescente incomprendida y telequinética, Stephen King pudo dejar su trabajo de profesor de instituto. Y Brian De Palma, a su vez, logró un clásico indiscutible del cine de terror gracias a su adaptación fechada en 1976. Ninguno de sus dos remakes (uno, televisivo, de 2002, y otro estrenado en cines el año pasado) le han llegado a la suela de los zapatos.

...Y en el teatro: La mayoría de las obras reseñadas en este informe son cutres, sí, pero lo son de forma intencionada. El musical de Carrie, en cambio, partió como un aspirante a exitazo de Broadway en 1988, con un presupuesto astronómico y miembros de la Royal Shakespeare Company en el reparto... para estrellarse inmediatamente. Tan clamoroso fue el fracaso que, desde entonces, "hacer un Carrie" es sinónimo de "meter la pata hasta el fondo" en la jerga del teatro estadounidense. Por supuesto, desde entonces el show ha tenido múltiples reposiciones en el circuito indie, apoyándose en su condición de 'tan malo que mola'.

Le llaman Bodhi

En el cine: En 1991, Kathryn Bigelow aún no era una cineasta oscarizada, sino la directora que implicó a Keanu Reeves y Patrick Swayze en una odisea de atracos bancarios, surf y persecuciones larguísimas.

...Y en el teatro: ¿Cómo llevar al escenario una película de acción como Le llaman Bodhi? Pues sencillo: desde el más estricto cachondeo. Todas las funciones de Point Break Live! (así se llama la adaptación, obra del dramaturgo Johnny Keeler) comienzan con un cásting abierto en el cual se escoge al miembro del público que dará vida a Johnny Utah, el policía interpretado por Reeves. A partir de ahí, se desarrollará un show que exige la implicación de los espectadores al más puro estilo The Rocky Horror Show. Antes de que preguntes: Bigelow ha visto la obra. Y le encanta.

La noche de los muertos vivientes

En el cine: Con un reparto mínimo, un presupuesto espartano y una mugrienta fotografía en blanco y negro, George A. Romero cambió para siempre la imagen de los zombies en pantalla grande. Corría 1968, y desde entonces nadie le ha superado.

...Y en el teatro: Al igual que en el caso de El club de los cinco, La noche de los muertos vivientes tiene todos los ingredientes para ser llevada a la escena sin mutilarla (o casi). A lo cual hay que sumar otro detalle: la película se considera de dominio público, con lo que cualquiera puede marcarse una adaptación sin pagar un céntimo. Por ello, las producciones teatrales en EE UU son legión, y a diferencia de otros ejemplos de este informe suelen respetar el tono letalmente serio del original.

Evil Dead: El musical

En el cine: Tras un rodaje larguísimo, el casi adolescente Sam Raimi estrenó por fin en 1981 esa película de terror titulada Posesión infernal que él y sus amigos habían comenzado dos años antes. Las secuelas Terroríficamente muertos (1987) y El ejército de las tinieblas (1992) incrementaron exponencialmente las dosis de cachondeo.

...Y en el teatro: En realidad, Evil Dead no es una adaptación de Posesión infernal, sino más bien de Terroríficamente muertos (filme que, a su vez, era un remake encubierto de la primera parte). Aprovechando la combinación de risas y gore planteada por Raimi, la obra contiene canciones como Baila el necronomicón y Todos los hombres de mi vida acaban poseídos por demonios kandarianos, amén de un alce que habla y muchos litros de sangre. En 2012, Pablo Puyol protagonizó un montaje del show en Madrid.

El silencio de los corderos

En el cine: Pues sí: hablamos de la adaptación escénica del thriller de 1991 dirigido por Jonathan Demme que se llevó cinco Oscar y convirtió a Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) en el psiquiatra psicópata favorito del público.

...Y en el teatro: De lo sublime a lo ridículo, ya se sabe, sólo hay un paso. Y, en el caso de Silence! The Musical, hay toda una maratón: concebido como una broma en internet, y estrenado en 2011 con críticas estupendas, este musical convierte la historia original de Thomas Harris en un desparrame que se chotea tanto de los tópicos asociados a la película como de los convencionalismos de Broadway. Que sepamos, no está previsto su estreno en España, pero a nosotros nos encantaría verlo por aquí.

Spiderman

En el cine: Tras cuatro décadas viviendo sus angurrias existenciales en las viñetas (y en TV), Peter Parker saltó a la pantalla en 2002 con el rostro de Tobey Maguire y la dirección de Sam Raimi. A día de hoy, ya son cuatro películas (incluyendo el reboot The Amazing Spider-Man, de 2012) las que se balancean sobre la tela de una araña. Y, cuando se estrene The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro, ya serán cinco.

...Y en el teatro: Olvidamos de nuevo las parodias y las adaptaciones jocosas para hablar de un desastre con todas las de la ley. Con vestuario de Eiko Ishioka, música de Bono y The Edge y Julie Taymor como directora, Spider-Man: Turn Off The Dark tiene tras de sí un presupuesto vertiginoso, infinidad de conflictos en preproducción y unas críticas desastrosas que se cebaron en su aspecto extremadamente kitsch. Todo lo cual, sin embargo, no le ha impedido atraer a grandes masas de público tanto en Broadway como en Las Vegas (dónde si no). Pese a su fama de gafe, parece que Peter Parker se ha librado de hacer un Carrie.

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