Estrellas rotas de Hollywood: la conexión entre Montgomery Clift, Marilyn Monroe y James Dean

El dramaturgo Alberto Conejero evoca los sentimientos más profundos del cine clásico en la obra teatral '¿Cómo puedo no ser Montgomery Clift?'. 
Montgomery Clift y Marilyn Monroe en 'Vidas Rebeldes'
Montgomery Clift y Marilyn Monroe en 'Vidas Rebeldes'
Cinemanía
Montgomery Clift y Marilyn Monroe en 'Vidas Rebeldes'

 "El suicidio más largo de la historia de Hollywood", así definió el profesor de teatro Robert Lewis el viaje hacia la autodestrucción y la muerte de su pupilo: el actor hollywoodiense Montgomery Clift. Una figura talentosa y frágil, que pronto sucumbió a los horrores de la meca del cine y cuyos problemas personales incrementaron con el accidente de coche que sufrió el 12 de mayo de 1956. Un trágico suceso en el que su amiga Elizabeth Taylor le salvó de morir asfixiado- al quitarle dos dientes que le obstruían la garganta-, y que provocó que su bello rostro se transformara tras pasar por quirófano, en varias ocasiones. 

El inicio de un triste desenlace, que, en realidad, había comenzado mucho atrás con las adicciones que consumieron paulatinamente al actor, aupadas por la represión de su propia homosexualidad y la relación complicada con su madre, quien siempre luchó por ser reconocida por sus parientes aristocráticos. Una serie de eventos que serían ficcionados en 2010 en la obra teatral Cliff (acantilado), y ahora llega con la nueva (y brillante) versión ¿Cómo puedo no ser Montgomery Clift?, escrita por el Premio Nacional de Literatura Dramática, Alberto Conejero.

Su amistad con Elizabeth Taylor y Marlon Brando

Durante años, los medios sensacionalistas intentaron destapar un posible affaire entre Elizabeth Taylor y Montgomery Clift, quienes trabajaban por primera vez en Un lugar en el sol (George Stevens, 1951) y pronto hicieron muy buenas migas. Ambos se harían grandes amigos y repetirían en la gran pantalla en El árbol de la vida (Edward Dmytryk, 1957) y De repente, el último verano (Joseph L. Mankiewicz, 1959). 

Sin embargo, sus flirteos en bares homosexuales acabarían cambiando de rumbo los rumores, que se sumaban a sus problemas con algunas grandes personalidades. Mankiewicz intentaría incluso sustituirle en su película, algo que provocó los reproches de Elizabeth Taylor y Katharine Hepburn, quien llegaría a escupir al director ante el tratamiento hacia Monty, como era conocido por sus amigos. 

Una homosexualidad que nunca sería aceptada por el propio actor y le causaría un enorme dolor. "Ellos ya lo saben, bromean, cuchichean. Se pelean por ser el primero en arrancarme la fotografía de mi vergüenza", se adentra con una enorme sensibilidad en los pensamientos de Clift, Conejero.

Durante esos años, el norteamericano también se relacionaría con grandes personalidades como Marlon Brando, con el que muchos intentaron buscar una rivalidad absurda. Un hecho que nacía de que ambos procedían de la misma localidad: Omaha (Nebraska, EE UU). De hecho, Brando guardaba un gran cariño hacia Clift y en su biografía, Las canciones que mi madre me enseñó, el intérprete norteamericano definía a Clift como un "buen amigo que murió prematuramente".

Elizabeth Taylor y Montgomery Clift
Elizabeth Taylor y Montgomery Clift
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Sucumbiendo ante la maquinaria de Hollywood

Ninguneado por la Academia de Hollywood, después de ser nominado al Oscar en varios ocasiones, el actor sufría un nuevo varapalo por no conseguir su estatuilla por Vencedores o vencidos (Stanley Kramer, 1961). Un hecho que continuó azotando su atormentada vida, en la que la presencia de personajes ilustres como James Dean o Marilyn Monroe impregnaron un halo de desgracia

"Hijo de puta James Dean, hasta a morirse me ganas", recoge en la obra Conejero del actor de Rebelde sin causa, quien hizo una gran amistad con Taylor en el rodaje de Gigante donde, según los rumores apuntan, se acostó con Rock Hudson. Su bisexualidad y su muerte repentina en 1955, a bordo de su coche de carreras, crearían un paralelismo perfecto con la vida de Clift. Unas carreras fulgurantes que también encontraban una vía en común en el Actors Studio: Clift, Dean, Brando, Monroe, Paul Newman, Al Pacino o Robert de Niro serían algunos de sus estudiantes, a lo largo de su historia.

Montgomery Clift, Marlon Brando y James Dean
Montgomery Clift, Marlon Brando y James Dean
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De hecho, Dean sería relacionado sentimental con Marilyn Monroe, en una época en la que la actriz comenzaba a despuntar y antes de que las tormentosas relaciones sexuales de Dean, con machitos como Brando, fueran de dominio público. Sin embargo, la relación entre Marilyn y Clift sería aún más estrecha. Unidos por las calamidades y el amor inconmensurable hacia la actuación.

Pocos rodajes han sido tan caóticos como el de Vidas Rebeldes, donde Marilyn Monroe y Montgomery Clift causaban numerosos retrasos en la producción: de las tardanzas constantes de la tentación rubia al olvido de los diálogos del de Omaha. La actitud errática de las dos estrellas anunciaba la tormenta perfecta. Un problema acrecentado por los constantes desvaríos de John Huston, quien se dormía mientras grababa y tenía problemas con las apuestas; un quejicoso Clark Gable, que denunciaba siempre el comportamiento de Marilyn; así como los 40 grados a los que rodaban. 

Una serie de acontecimientos por lo que algunos miembros del equipo  mantuvieron que el calor había hecho que todos perdieran la cabeza. De hecho, este sería el último filme de Gable, quien fallecía tan solo dos semanas después del estreno; y también de Marilyn, quien lo haría un año después, en mitad del rodaje de la inconclusa Something's Got to Give (George Cukor, 1962).

'Vidas Rebeldes'
'Vidas Rebeldes'
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El rodaje de Huston evidenciaba los conflictos personales de Clift y Marilyn, quienes compartían sufrimiento y adicción a los medicamentos y el alcohol. Un destino común que terminaría siendo fatal para ambos. Monroe llegaría a decir de Clift: “Nunca he conocido a alguien en peor forma que yo”. Y es que los dos actores tendrían que ser atendidos por médicos durante el rodaje del filme. La muerte prematura de Marilyn postraría ante sus ojos el futuro que esperaba a Clift, del que no pudo escapar.

"No, no la vi muerta. Pero puedes escribir una de esas frases tan bonitas: 'Al ser preguntado por la muerte de Marilyn Monroe, Clift se hunde en un profundo silencio'. ¿No le basta? ¿Qué predicado prefiere, qué verbo, 'se hunde', ' se emociona', 'se irrita'?", recoge Conejero en la hermosa obra teatral sobre Clift. Un texto repleto de sentimiento, dolor, agonía, liberación e insatisfacción, que incide en la memoria de Montgomery Clift y su enorme relevancia en Hollywood, pese a que muchos han olvidado quién era. Es hora de reivindicar a las figuras más atormentadas (y carismáticas) del Hollywood clásico.

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