Los problemas de Paul Haggis con la justicia no atisban un fin. Guionista de títulos como Casino Royale o Million Dollar Baby y director de la oscarizada Crash, fue demandado por la expublicista Haleigh Breest en 2017. Breest alegó que tuvo relaciones sin consentimiento con ella cuatro años antes, luego de la premiere de una película. Haggis le habría obligado a tener sexo oral y a que le introdujera los dedos en su vagina mientras Breest se negaba a sus avances, y según Breest presentó su denuncia civil (que implicaría que Haggis no puede sufrir penas de cárcel), la iniciativa pasó a ser pionera dentro de la División de Apelaciones del Tribunal Supremo de Manhattan. Según esta, la agresión sexual pasaría a partir de ahora a ser categorizada como delito de odio.
La llamada Victims of Gender-Motivated Violence Law nacía en un clima mediático muy concreto, conmocionado por el MeToo y los crímenes de Harvey Weinstein. Haggis siempre ha negado los cargos y llegó a decir que se trataba de una demanda que se quería aprovechar del MeToo para prosperar. Sea como sea, y según recoge Deadline, el director acaba de ser declarado culpable por un jurado de Nueva York, teniendo que pagarle 7.5 millones de dólares a Breest como indemnización. “Obviamente, estoy muy decepcionado por los resultados. Pero voy a seguir luchando para limpiar mi nombre”, ha declarado Haggis. El director de Crash es culpable, según el proceso, de tres cargos: violación en primer grado, y dos cargos de tercer grado por abuso sexual y acto sexual criminal.
“Nos complace que se haga justicia con nuestra cliente, Haleigh Breest”, han declarado las abogadas de la acusación, Zoe Salzman e Ilann Maazel. “Después de que el jurado escuchara una montaña de pruebas innegables contra el Sr. Haggis, hizo lo correcto y le declaró responsable de su deplorable comportamiento. Elogiamos a la señora. Breest por la valentía que necesitó para presentarse. Se defendió a sí misma y a todas las mujeres”. Durante el juicio, y en defensa de Haggis, testificaron tanto su hija como Leah Remini, que al igual que el propio Haggis resultan ser excienciólogas. El cineasta, de hecho, ha defendido en numerosas ocasiones que sus problemas legales se deben a una campaña de difamación por parte de la Iglesia de la Cienciología.
Haggis abandonó el organismo en términos hostiles allá por 2009, y cree que lo que está ocurriendo en los tribunales forma parte de una venganza orquestada para hundir su imagen. “No tengo pruebas pero, por lo que he aprendido ahí, sé que son capaces de todo. Si hablas contra ellos usarán cualquier medio para destruir tu reputación, tu carrera y tu familia”, dijo. Precisamente, el pasado verano Haggis protagonizó un controvertido episodio en Italia, donde sufrió arresto domiciliario cuando una mujer de 28 años le acusó de haberla violado en una habitación de hotel. Haggis fue detenido mientras asistía en Ostuni a un festival de cine, y dio comienzo un proceso judicial que concluyó semanas después.
El caso fue sobreseído por falta de pruebas y un tribunal de apelación rechazó la petición de la fiscalía para mantener el arresto domiciliario de Haggis. El director pudo volver a EE.UU., donde no ha tenido tanta suerte en lo relativo al proceso de Breest. Además de la fotógrafa y la mujer de Italia, otras cuatro personas han asegurado haber sido agredidas por Haggis en incidentes aislados entre 1996 y 2015.
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