[Cinema Ritrovato 2021]: Del cine claroscuro de la Segunda Guerra Mundial al color vibrante de ‘Kummatty’

Cine noir, cine político y cine folclórico: despedimos esta segunda edición híbrida del festival italiano con una tríada de restauraciones imbatible.
Fotograma de '¿Quién mató a Vicky?'
Fotograma de '¿Quién mató a Vicky?'
Fotograma de '¿Quién mató a Vicky?'

El año 1941 marca un punto de inflexión en la historia de Estados Unidos. Es el año del ataque de Pearl Harbour y también el del estreno de El halcón maltés, en la que John Huston acabaría plasmando los códigos canónicos del film noir. Apenas unos meses antes, sin embargo, llegaba a las salas otro intento, el ¿primero?, de modelar en pantalla los claroscuros sociales por los que atravesaba el país, ¿Quién mató a Vicky? (I Wake Up Screaming, 1941), dirigida por H. Bruce Humberstone para la 20th Century Fox y uno de los pocos noirs programados en la versión online del 35º Cinema Ritrovato.

No tan compacta como la celebrada cinta de Huston, ¿Quién mató a Vicky?, por otra parte, contiene todos los elementos característicos del género: flashbacks, tomas anguladas, una fotografía que potencia los claroscuros dramáticos y, por supuesto, un asesinato y un asunto turbio alrededor de una mujer fatal. Para Eddie Muller, uno de los máximos expertos del mundo en cine negro, la película de Humberstone es el primer noir realizado en Hollywood y, la verdad, no tenemos la mínima intención de contradecirle en estas líneas.

Adaptación de una novela de Steve Fisher, que al poco coescribió el clásico del género Callejón sin salida (Dead Reckoning; John Cromwell, 1947), ¿Quién mató a Vicky? cuenta a través de flashbacks la historia de Vicky Lynn (Carole Landis), una atractiva y ambiciosa joven camarera que comienza a degustar las mieles de la fama cuando el promotor deportivo y periodista Frankie Christopher (Victor Mature) se encarga de ejercer de peculiar Pigmalión y la pasea por los sitios más classy de Nueva York. Apenas unas horas después de que Vicky decida aceptar la oferta de un agente para irse a probar suerte en Los Ángeles, aparecerá muerta.

La película arranca con la policía interrogando duramente a Christopher y a la hermana de Vicky, Jill (Betty Grable, en uno de los pocos papeles dramáticos de su carrera); cuyos testimonios sirven para ponernos en situación sobre la malograda Vicky. Cabe decir que los giros de guion de ¿Quién mató a Vicky? ponen a prueba la suspensión de la incredibilidad del espectador, pero, a cambio, ofrecen un carrusel de géneros bastante divertido. En ¿Quién mató a Vicky? hay noir, pero también melodrama, romance y una pizca de retrato del Nueva York de los cuarenta. Y unos títulos de crédito a todas luces estelares.

Las verdaderas estrellas de la función no son sus protagonistas, sino dos de los ítems más improbables que conforman el empaque artístico de la cinta. Por una parte, su secundario Laird Cregar, presencia imponente del cine y una de las víctimas más crueles y tempranas de la dictadura de la apariencia de la industria del espectáculo.

Cregar llegó a ser uno de los rostros más populares del Hollywood de principios de la década de 1940, pero murió en 1944 a causa de un paro cardíaco provocado por un severo desorden alimenticio. De cara a lograr la mímesis perfecta con los papeles que interpretaba, el actor se sometía a dietas draconianas que acabaron, literalmente, con su vida. El cineasta y archivista Stephen Broomer, por cierto, le homenajeaba recientemente en Fat Chance, una obra de found footage que vimos en el pasado Festival Internacional de Cine de Rotterdam.

Pero, sin duda, es la banda sonora de la película uno de sus elementos más remarcables. Más que nada, porque, de entre las distintas composiciones empleadas, destaca el uso del tema Somewhere Over The Rainbow. Sí, hablamos de la imperecedera sintonía de El Mago de Oz (Victor Fleming, 1939) que aquí funciona como melodía que acompaña el romance entre Frankie y Jill, en lo que es otra muestra más del reciclaje de los objetos materiales e inmateriales que se llevaba a cabo en los grandes estudios de Hollywood. Ni siquiera Muller es capaz de encontrar la fuente que explique esta decisión, así que toda pista al respecto es más que bienvenida.

Fotograma de 'El asesino está entre nosotros'
Fotograma de 'El asesino está entre nosotros'

Cine entre las ruinas

"La cobardía convierte toda forma de gobierno en una dictadura", reza la placa conmemorativa de la casa natal en Saarbrücken del cineasta alemán Wolfang Staudte, recuerda el programador Olaf Möller en el catálogo del Cinema Ritrovato.

Staudte era uno de los homenajeados en esta 35ª edición del certamen italiano de cine patrimonial, junto a Romy Schneider, y en Bolonia se ha programado una amplia selección de su filmografía. Los pobres mortales que no hemos podido asistir a las emocionantes proyecciones de la Piazza Maggiore o del Cinema Lumiere en la ciudad, al menos hemos podido paladear de nuevo el espíritu combativo del alemán en la plataforma online del festival.

Staudte comenzó a realizar películas durante la Segunda Guerra Mundial, pero sería El asesino está entre nosotros (Die mörder sind unter uns, 1946) el filme que impulsaría su trayectoria. Una obra, por otra parte, no exenta de polémica. Se trata, primero, de la cinta que inauguraría los trümmerfilms, un modelo de películas filmadas entre las ruinas urbanas de la posguerra centradas, claro, en las consecuencias de la guerra y las secuelas que afrontar durante los primeros años de la reconstrucción.

En El asesino está entre nosotros, Staudte confronta a las dos Alemanias del momento, la de la culpa y la de la reconstrucción, narrando el difícil romance entre el doctor Hans Mertens, un ex cirujano alcohólico traumatizado, y Susanne, una joven que regresa de un campo de concentración. Mertens ha ocupado el apartamento de la chica y ella, en un ejercicio de bondad, le permitirá que se quede hasta que su situación se arregle. El tercer vértice del suspense lo encarna el empresario Ferdinand Brückner, antiguo superior de Mertens con más secretos tras de sí de lo que parece.

Rostros y paisajes desolados, junto a sombras acusatorias y amenazantes acompañan una trama de misterio que, si bien evita afrontar de manera directa las atrocidades del nazismo, al menos señala –y muy tempranamente– que la nueva sociedad que está surgiendo de las ruinas físicas y morales de la guerra todavía ha de pagar por sus pecados.

Fotograma de 'Kummaty'
Fotograma de 'Kummatty'

Méliès en la India

Uno de los acontecimientos de este Ritrovato 2021 era la presentación mundial de la nueva restauración de Kummatty (1979), la bellísima fábula de Govindan Aravindan sobre un juglar con poderes mágicos, unos niños que revolotean a su alrededor y un relato cinematográfico que tanto evoca a Georges Méliès como a la rica tradición folklórica de la zona de Kerala, al sur de la península índica.

The Film Foundation, el proyecto de recuperación de cine patrimonial liderado por Martin Scorsese, está detrás de la iniciativa de recuperación de la obra, junto con Film Heritage Foundation y Cineteca di Bologna, y el resultado de ese esfuerzo conjunto es deslumbrante. Incluso visto en el salón de casa.

La restauración se ha realizado partiendo de dos copias en 35 mm, una de ellas con subtítulos en inglés, que, a pesar del desgaste del uso, ya que eran copias de proyección, han permitido obtener una nueva versión esplendorosa. El minucioso trabajo ha conseguido erradicar ese tono magenta que se había expandido por toda la película, unificando colores, para recuperar una paleta cromática vibrante y los tonos pastel propios de la luz del atardecer de la zona. Ese contraste, obra de la mano maestra del director de foto Shaji N. Karun, expresa el espíritu juguetón y tierno de la obra de Aravindan y deja boquiabierto al espectador secuencia tras secuencia.

Para Cecilia Cenciarelli, de la Fondazione Cineteca di Bologna, “la restauración de Kummatty nos ha recordado una vez más la misión fundamental que la Fondazione Cinematografica y la Cineteca di Bologna llevan a cabo a través del World Cinema Project: dar una nueva vida a las obras maestras, arrojar luz sobre oscuras joyas cinematográficas y ampliar el canon del cine mundial en múltiples direcciones”. No cabe decir que su recuperación en el marco del Ritrovato también da sentido a la naturaleza del festival: redescubrir la inmensidad mágica del séptimo arte.

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