Así se crearon los gusanos de 'Dune': lombrices, ballenas y gargantas profundas

Los técnicos de la película de Denis Villeneuve sudaron la gota gorda en el desierto para dar vida al poderoso Shai-Hulud. 
Un gusano de arena en 'Dune' (2021).
Un gusano de arena en 'Dune' (2021).
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Un gusano de arena en 'Dune' (2021).

Si vives en el planeta Arrakis, también conocido como Dune, ver en persona a un gusano de arena gigante es puñetero, pero sencillo: coges un martilleador, lo pones en marcha y te sientas a esperar, confiando en que el animalito no sea de los que se despiertan cabreados. Pero, como en la Tierra esos adorables bichetes no están disponibles, el equipo de la película de Denis Villeneuve tuvo que aguzar el ingenio. 

Según un reportaje publicado por Vanity Fair, Villeneuve quería que el gusano (Shai-hulud, para los íntimos y los Fremen) fuera imponente, pero también que transmitiera "cierta clase de inteligencia" que inspirase "respeto y algún tipo de espiritualidad". Algo complicado, además, por el hecho de que los ilustradores de ciencia-ficción llevan desde 1965 plasmando diversas versiones del animal.

Después de que el diseñador Patrice Vermette y el propio Villeneuve hubieran definido la apariencia del bicho, el supervisor de efectos digitales Paul Lambert pasó un año definiendo sus movimientos. Aunque su primera referencia fueron las lombrices de tierra y las serpientes, acabó sentenciando que al gusano le faltaría "grandeza" con esos modelos, así que acabó remitiéndose a las ballenas. 

Y también previa sugerencia de Villeneuve, a los tiburones. O, mejor dicho, al escualo de Tiburón: "No ves al gusano, pero sabes que está allí", comenta Lambert acerca de las señales (como las ondulaciones en la arena) que avisan de la llegada de Shai-Hulud. 

En cuanto al sonido, Theo Green y Mark Mangini se dieron cuenta de que los sonidos de una ballena no encajan con un planeta tan reseco como Arrakis, pero sí se inspiraron en el ruido del aire al pasar por sus barbas (las láminas elásticas que usa el cetáceo para filtrar el agua). El técnico Greg ten Bosch puso en práctica sus ideas frotando una escoba que encontró en su garaje. 

Pero, a la hora de crear el sonido que emite el gusano tras emerger, Mark Mangini optó por un enfoque mucho más drástico: tragarse la cabeza de un micrófono y grabar los borborigmos resultantes. "Chupé hasta donde me permitió mi capacidad pulmonar, y después agrandé ese sonido con mi equipo para darle las dimensiones de un esófago de 400 metros de largo", explica. Seguro que a Hans Zimmer le encantó la idea... 

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