La sombra de la ley

En su debut en el largometraje, El desconocido, Dani de la Torre demostró un gran control técnico del thriller y de la puesta en escena de una acción pocas veces vista antes y después en el cine español. En su siguiente película, La sombra de la ley, el director sigue en la senda de una planificación y diseño de producción pensado al detalle, impresionante. La recreación de los violentos años 20 en Barcelona, de la fiesta a la lucha social, de los gángsters a los anarquistas, es más dinámica que los escenarios de cartón y serrín a los que estamos acostumbrados. Porque, de nuevo, De la Torre se apoya en la acción rápida narrativa y cinematográfica para no encorsetar una cinta de época como esta. Y, de nuevo, utiliza el puro entretenimiento para calzar asuntos sociales y políticos (el desencadenante del golpe de estado de Primo de Rivera) que incluso podrían resonar hoy. Y, sin embargo, esta vez las líneas dramáticas lanzadas (frente a la sencillez de argumento de su ópera prima) y la cantidad de personajes con bastante peso en el conjunto final (destacando Luis Tosar y Michelle Jenner) es abrumadora. Acaba siendo una mezcolanza de géneros, del thriller de acción al cine de gángsters o el drama romántico y el retrato histórico social. Una pensaría que con tantas historias distintas casi podría haber sido (o aún podría ser) una serie interesante de una época de España aún con mucho por rascar.