En el arranque de La llorona, Jayro Bustamante (Temblores) marca de manera tajante los dos principales espacios simbólicos de la película: el escenario de las mujeres y el escenario de los hombres. El primero, que abre el telón del relato, nos enseña a Carmen Monteverde, la matriarca de una familia de la élite militar de Guatemala, rezando (¿invocando?) junto a varias mujeres, en corro alrededor de varias velas. A esa imagen luminosa y esotérica se opone el siguiente escenario: un grupo de hombres reunido en un despacho oscuro donde se fuma, se bebe güisqui y se está planteando una estrategia de defensa judicial. Enrique Monteverde, coronel retirado y el marido de Carmen, sobre el cual se centra la conversación del juicio por venir, gira su mirada, sujetando el vaso de alcohol, hacia una ventana de luz turbia.
El mito sobre el que se construye La llorona no nos es lejano, máxime cuando el año pasado se estrenó una cinta de terror firmada por Michael Chaves que se apropiaba de esta leyenda del ámbito hispanoamericano sobre una mujer que vaga como un fantasma tras ahogar a sus dos hijos. Es uno de los relatos más antiguos del continente y se asocia a los miedos de la maternidad, pero, en su película, Jayro Bustamante amplía el significado del mito original para trasladarlo hacia el ámbito de la alegoría política. Es un ejercicio casi ‘barthesiano’ que consigue unas imágenes muy poderosas y que cuestiona, además, los lugares dónde está localizado el horror. Obviamente, tiene que ver con el hecho de quién está siendo aterrorizado y, por ello, con los paradigmas culturales vinculados al género, clase y etnia.
Pese a lo ambicioso de la propuesta, Bustamante trenza esta amalgama de ideas e intenciones de manera elegante. Si bien es cierto que la metáfora del fantasma del pasado que acecha el presente tampoco nos resulta novedosa (como tampoco relatar los genocidios en clave de terror), sí lo es el imaginario que se plasma en La llorona así como las distintas modulaciones y arcos narrativos de sus personajes, en especial el personaje de la matriarca Carmen, una magnífica Margarita Kenéfic que vehicula en su interior el verdadero elemento de miedo escondido en la oscuridad de la película, el monstruo más terrible.
Porque en La llorona, los espectros no son solo los rostros de los miles y miles de guatemaltecos indígenas aniquilados por la dictadura militar sino las mentiras de la élite con las que se auto-justificaban asesinatos en masa y otros actos de violencia inenarrable. “Para que el país avance, hay que ir hacia delante. Lo que está atrás, está atrás”, le dice Carmen a su hija Natalia, en los primeros compases de la película; una frase que, por desgracia, no nos es demasiado ajena y que, en su aquejada frivolidad, desdeña un dolor silencioso, dispuesto a reclamar venganza cuanto más profundo es el agravio.
FICHA TÉCNICA
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Director:
Jayro Bustamante
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Género:
Terror, Drama
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País:
Guatemala
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Sinopsis:
Alma y sus hijos son asesinados en el conflicto armado de Guatemala. 30 años después, la causa penal se reabre contra Enrique, un general retirado que estuvo al frente del genocidio. Pero a que resulta absuelto, el espíritu de 'la llorona' se libera para vagar por el mundo como un alma perdida entre los vivos.
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REPARTO: María Mercedes Coroy, Sabrina De La Hoz, Julio Diaz, Juan Pablo Olyslager
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GUION: Jayro Bustamante
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DURACIÓN: 97 min.
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VEREDICTO: Un fantasma mitológico, ángel de venganza contra las heridas abiertas del pasado.
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DISTRIBUIDORA: Atera Films
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ESTRENO: 13/11/2020
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