La isla mínima

Alberto Rodríguez investiga desde el fin del mundo el camino hacia la mejor de sus películas
La isla mínima
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La isla mínima

Parece que nos asombra que a dos personas de continentes distintos, separadas por toneladas de océanos, se les ocurra la misma historia a la vez. Hay algo mágico en imaginar a un sevillano descubriendo las marismas del Guadalquivir mientras un tipo de Nueva Orleans navega los cañizales de Luisiana con idéntica convicción profética. Ambos pergeñando un relato húmedo de asesinatos y mosquitos, haciendo mentalmente las voces de esos personajes extremos que escribirán después. Dos tipos sureños inventando la misma historia en puntas alejadas y paralelas del planeta. Y siendo absolutamente ajenos a la existencia del otro.

Luego diremos, sin razón, que el andaluz plagió al americano, que el americano copió a otro escritor, que nada es original. Y no es aquello de que las civilizaciones surgiesen al mismo tiempo allí donde estaba el agua, sino más bien que en los decadentes estados universales todos comemos, leemos, vemos y escuchamos las mismas cosas. Y todo esto, dicho sin acritud. Que la globalización a veces está para celebrarla, ya sea esperando a que llegue el día en que en Yomvi ponen True Detective o ansiando el San Sebastián en el que Alberto Rodríguez coja carrerilla hacia la película perfecta. Lo que está claro es que mientras tenían la misma idea, el director de Grupo 7 y Pizzolatto se acordaron, rodeados de aquella tierra inundada y perdida del fin del mundo, de un coreano llamado Bong Joon-ho y de su costumbrista Memories of Murder. Y aquí, no nos volvamos locos. Que una cosa son dos detectives –el listo y el bruto– recorriendo la historia de su país en un coche que levanta polvo mientras pescan cadáveres de mujeres en los humedales. Y otra cosa son los clásicos.

¿Por qué nos gustará tanto el thriller? Dicen que la ficción ordena el caos y que el mejor pacto que podemos firmar es con dos detectives, su gymkana de pistas y la respuesta final a las tinieblas del ser humano. Por eso preferimos los crímenes brutales y los cuerpos amoratados que se intuyen fríos, los polis ambivalentes que resuelven al final del día, los entornos turbios como la psique de un asesino. Sí, como al monje lo hábitos, los cánones visten al clásico.

Y La isla mínima (con perdón) lo es. No sólo por la atmósfera, que subyuga ya en los créditos aéreos, ni por esos detectives –impecables Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez– que en su destierro cuentan la historia reciente de España –tan reciente que parece ahora–.  Ni por el inquietante sonido de las marismas, la fotografía vieja de Alex Catalán o los otros clichés del género –ese sospechoso de Antonio de la Torre– que funden tan bien con el acento andalú de fondo. Sino que aquí el cánon se ha juntado con las ganas de comer de Alberto Rodríguez, esa mirada con denominación de origen que el director lleva cultivando desde el salto en bomba a la piscina de 7 vírgenes y que ahora debería alcanzar categoría de Reserva Natural. Acuérdense, si no, en cada una de las carreras sobre tierra agrietada o en ese plano secuencia que empieza en las fotos de Atín Aya, pasa por El cebo y atraca en Zodiac. Tan universal como estos clásicos. Y, a la vez, tan local como un arrozal de Corea o Nueva Orleans.

Valoración:

FICHA TÉCNICA

  • Director:

    Alberto Rodríguez

  • Género:

    Thriller

  • País:

    España

  • Sinopsis:

    1980. En un pequeño pueblo de las marismas del Guadalquivir, olvidado y detenido en el tiempo, dos adolescentes desaparecen durante sus fiestas. Nadie las echa de menos. Todos los jóvenes quieren irse a vivir lejos y algunos de ellos se escapan de casa para conseguirlo. Rocío, madre de las niñas, logra que el juez de la comarca, Andrade, se interese por ellas. Desde Madrid envían a dos detectives de homicidios, Pedro y Juan, de perfiles y métodos muy diferentes que, por distintos motivos, no atraviesan su mejor momento en el cuerpo.

  • REPARTO: Jesús Castro, Javier Gutiérrez, Raúl Arévalo, Salva Reina, Antonio de la Torre, Nerea Barros

  • GUIÓN: Alberto Rodríguez, Rafael Cobos

  • VEREDICTO: Gutiérrez y Arévalo, impecables en su persecución de la historia reciente de España.

  • RESUMEN: Alberto Rodríguez investiga desde el fin del mundo el camino hacia la mejor de sus películas

  • EDAD RECOMENDADA: na

  • DISTRIBUIDORA: Warner Bros

  • ESTRENO: 26/09/2014

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