Crítica de 'Memoria'

Memoria es la primera película que Apichatpong Weerasethakul rueda en un país y un idioma que no son el suyo, pero es inconfundiblemente suya: se construye entorno a una rotunda bifurcación narrativa, abre puertas a misterios que luego no se muestra interesada en resolver, y se cierra con un final que toma distancias con la película misma en pos de un momento de contemplación. Y, como prácticamente todo el cine del tailandés, sugiere la posibilidad de un plano distinto de existencia que de ningún modo podemos entender por completo.

Se inicia en una habitación. Está oscura. Parece haber una cama, y una mujer durmiendo bajo las sábanas. De repente oímos un estallido sónico, un estruendo tan fuerte y tan denso que se nos mete en el cuerpo y lo hace vibrar. A lo largo de la película lo volveremos a experimentar en varias ocasiones más, y cada vez resultará al menos igual de impactante e inquietante. 

La única persona que lo oye además de nosotros es una mujer escocesa, que recientemente ha llegado a Bogotá desde su domicilio actual en Medellín para visitar a su hermana enferma, y cuya aparente compostura parece ocultar una paulatina fractura mental. No puede ser casual que su nombre sea Jessica Holland, el mismo que el de una mujer que entraba en un inexplicable coma en Yo anduve con un zombie (1943); también ella se encuentra en estado sonámbulo.

El argumento de Memoria podría explicarse con más detalle pero no serviría de mucho. Ni siquiera está claro que lo ya mencionado acerca de él sea realmente exacto y, por supuesto, los placeres que la película proporciona proceden de otro sitio.

El sonido domina Memoria. La imagen está subordinada a la banda sonora, como demuestra esa magnífica escena temprana de unas alarmas de coches que suenan una tras otra en un garaje y luego se van apagando una tras otra, mientras la cámara avanza calma entre las filas de automóviles y las luces traseras de estos parpadean. En una de las secuencias más fascinantes de la película, asimismo, Jessica está sentada junto a un ingeniero de sonido, tratando en vano de explicar el ruido que escucha –“algo así como una bola de cemento que cae en un contenedor metálico... rodeado por el océano”–, mientras él intenta crear un sonido aproximado. Y durante los diez minutos que pasamos asistiendo a ese proceso, las diferentes texturas y formas de sonido se convierten en la película misma.

Resulta fácil perderse en especulaciones sobre el significado de Memoria. El sonido es, claro, uno de sus grandes temas, y conecta íntimamente con todos los demás: los recuerdos del mundo, los secretos del universo que nunca nos serán revelados, el pasado brutal de Colombia. Habrá espectadores que piensen que la película habla de otra cosa pero, en todo caso, da igual. 

Como las mejores obras de su autor, destaca sobre todo por la elegancia y la precisión con la que nos atrae a través de sus ritmos, luego nos proporciona unas coordenadas argumentales e intelectuales, y después nos arrolla con su lirismo. Memoria te absorbe y te sume en un trance, y al volver a la superficie es imposible comprender con exactitud dónde has estado. Es, en pocas palabras, una película incomprensiblemente hipnótica y trascendente.

FICHA TÉCNICA

Memoria

• Director:

  Apichatpong Weerasethakul

• Género:

  Drama

• País:

  Colombia

• Sinopsis:

  Jessica (Tilda Swinton) es una botánica británica que vive en Colombia. Un día queda anonadada por un sonido que solo ella parece haber escuchado, y por eso se adentrará en la selva en la desesperada búsqueda de ese sonido.

• Guion: Apichatpong Weerasethakul

• Duración: 136 min.
  

• Reparto: Tilda Swinton, Daniel Giménez Cacho, Jeanne Balibar

• Veredicto: Una fuente inagotable de poesía, surrealismo y trascendencia.
  

• Distribuidora: Noucinemart

• Estreno: 27/05/2022