Crítica de 'Decision to Leave'

De Murnau a Hitchcock, de Brian De Palma a Park Chan-wook. La gramática cinematográfica está al alcance de todos los cineastas, pero solo algunos se proponen forzarla hasta sus últimas consecuencias. Quizás otros realicen los mayores hallazgos en el lenguaje, esa “forma que piensa” a la que se refería Godard, pero son los directores como Park quienes les dan valor al explotarlos con su caligrafía expresiva y lúdica, orientada al máximo disfrute del ojo que ve y el cerebro que conecta. 

Así es Decision to Leave, undécimo largo del coreano: un thriller romántico –escrito junto a su colaboradora habitual Jeong Seo-kyeong– que trae todas estas cuestiones al frente. Es la historia de un detective de policía (Park Hae-il) insomne y meticuloso que, investigando un caso de posible asesinato, se enamora de la principal sospechosa (Tang Wei), la viuda de la víctima. La chispa prende en sus noches en vela con la atracción cohibida más crepitante desde Deseando amar (2000) y el irrefrenable atractivo de forjar en la distancia lingüística (ella es china, su coreano es básico) el idioma común de la seducción.

Porque Decision to Leave es ante todo una película sobre el lenguaje; entre las personas y las imágenes. Una masterclass acelerada de las posibilidades expresivas del cine: la puesta en escena, los ángulos de cámara, el montaje milimétrico de Kim Sang-beom que enhebra una frenética sucesión de raccords de continuidad imaginativos –las luces del techo parpadean en una imagen y el cielo lo hace en la anterior–, el movimiento interno de cada plano y su relación con el precedente y el posterior, la coordinación rítmica de los sonidos diegéticos con la punzante partitura con cuerdas y castañuelas de Jo Yeong-wook... 

El director de La doncella (2016), que nunca ha pecado precisamente de comedido, y el director de foto Kim Ji-yong hacen que cada elemento de los planos resulte interesante o llamativo. Todas las películas del mundo tienen a su disposición esos mismos elementos, pero solo algunos cineastas como Park proponen que cada parte cumpla su función revolucionando el todo. 

¿Por qué cocinar sin especias en vez de incorporar matices de sabor extra a cada bocado? ¿Por qué hacer transiciones rutinarias o un plano-contraplano cuando puedes superponer capas de sonido de distintos momentos temporales o crear la ilusión de que los personajes se comunican mientras conducen y los intermitentes siguen la banda sonora?

En Decision to Leave esa forma hipervitaminada se adecúa a un contenido neurótico. Las recreaciones mentales del protagonista, similares a las visualizaciones de Will Graham en la Hannibal de Bryan Fuller, cuestionan lo que se nos ha contado desde otro punto de vista. La investigación policial, así como su matrimonio y adulterio arriesgado, se sumergen en abismos de sospecha, falsedad y ultravigilancia tecnológica con aparatos cotidianos de comunicación convertidos en herramientas de control. 

Hay que vivir la experiencia de ser zarandeado por tal torbellino visual y narrativo para entender la importancia de que alguien se tome la molestia de hacer cosas que la mayoría de directores de cine espectáculo, ese que debería entrar por los ojos y centrifugar las fibras del nervio óptico como hace Decision to Leave, ni se plantean por indulgencia industrial o desidia creativa. Demos gracias por quienes, además de usar abundantes especias en la cocina, se divierten jugando con la comida.

FICHA TÉCNICA

Decision to leave

• Director:

  Park Chan-wook

• Género:

  Intriga. Drama. Romance

• País:

  Corea del Sur

• Sinopsis:

  Un detective que investiga la muerte de un hombre en las montañas conoce a la misteriosa esposa del muerto en el curso de su investigación.

• Guion: Jeong Seo-Gyeong, Park Chan-wook

• Duración: 138 min.

• Reparto: Tang Wei, Park Hae-Il, Park Yong-woo

• Veredicto: Una lección maestra de suspense y lenguaje cinematográfico.

• Distribuidora: Avalon

• Estreno: 20/1/2023