1980

El valor de un filme capaz de iluminar zonas oscuras de la historia alcanza cotas de conmoción íntima difícilmente cuantificables cuando esa realidad nos descubre verdades desconocidas de nosotros mismos. La descarga emocional de 1980 es durísima, insoportable a veces, traumática finalmente. No obstante, Iñaki Arteta, en cuya estimable obra documental anterior (Trece entre mil, El infierno vasco, Testigo involuntario. Nicolás Redondo) la valentía dominaba al trazo fílmico, no ha logrado únicamente una película que apele a la sensibilidad del espectador. Su apuesta está además cargada científicamente, empujada por el eco de Hannah Arendt: Arteta demuestra de forma empírica que lo que ha dado en llamarse Memoria histórica, y bien debiera llamarse Justicia (a la que el paso del tiempo podría añadirle el adjetivo poética), no tiene bandos ni colores y que, efectivamente, hay unas víctimas que han sufrido doblemente su condena, agredidas y olvidadas, muertas y rematadas. Alguien tenía que decirlo.

El repaso al año más sanguinario de la banda terrorista ETA hecho relato, concienzudo, documentadísimo, pródigo en detalles interesantes, es mucho más que un homenaje colectivo que no olvida que hubo otras víctimas (a las que la sociedad vasca de entonces sí brindó su apoyo). 1980 nos deja un sinfín de imágenes reveladoras, de lo nauseabundo a lo demencial, entre enterradores ajusticiados, carreras ciclistas de la vergüenza y el imperio del “Algo habrá hecho”; pero también, y ahí duele, señala los rescoldos todavía calientes de aquella violencia. Los testimonios de hoy estremecen más que algunos titulares de ayer porque están mucho más podridos, más viciados: la inhumanidad intelectual, que es a su vez moral, envejece mucho más que el paso del tiempo. Ante la fría mole granítica del rostro de monseñor Setién, el grito de rabia de los que sienten vergüenza de aquellos años y no aciertan a reconocerse. Es el shock de la realidad de un país condenado a vivir con su propia infamia: “¿Dónde estaba yo y por qué no hice nada por impedirlo?”.