Vittorio Gassman y Gian Maria Volonté combinan dentro del área durante un partido disputado en uno de los días de descanso durante el rodaje de La armada Brancaleone, la mítica comedia medieval dirigida por Mario Monicelli, en el Sur de Italia, a finales del verano de 1964. Pareja cómica insuperable en un filme entre castizo y psicodélico, cambiaron sus originales (el vestuario de la peli era un portento sesenterísimo) uniformes, por la vestimenta futbolera. Muy futbolera: además de lucir con orgullo las medias caídas, casi puede oírse el "¡Pásala, pásala!", de Gassman a Volonté.
El encuentro, disputado en el estadio Ezio Scida de la ciudad de Crotone, enfrentó a varios componentes del equipo artístico y técnico de la película con un combinado de directivos y técnicos del hoy Football Club Crotone (entonces Unione Sportiva Crotone, un club clásico de la Serie C italiana, la tercera división en aquel país). En 2016, curiosamente, los tiburones del conjunto rossoblú lograron ascender a Serie A por primera vez en su historia, y en la máxima categoría del calcio continúan en la presente temporada 2017/18.
Empate a uno final, con gol anulado a Gassman, que protestó de manera vehemente al árbitro (al estilo Brancaleone, sin duda) su decisión de no conceder el tanto, según cuentan las crónicas. Ese acalorado debate continuó (necesitábamos conocer este dato) en la copiosa comida posterior en Il Girarrosto, un ristorante en la via Vittorio Veneto, justo al lado del edificio de la Banca Popolare del Mezzogiorno. El protagonista de Brancaleone discutía igual, pero no pasaba tanto hambre como su personaje en la peli.
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