Métele un gol al Barça, Paco Rabal

La verbena de San Juan que se pega Paco Rabal en Noche de verano, primer y excelentísimo largometraje dirigido por Jordi Grau (1963), es para verla. Menuda víspera de remordimientos y sudores fríos, de calentones, engaños, ansiedad... y fútbol. La Barcelona de principios de los sesenta, ante su propio espejo deformante, que en este caso se parece mucho a la realidad. Esta Barcelona que ya no existe y que, si se recuerda, es gracias al cine de Jordi Grau.

Aparte de un par de conversaciones pilladas al azar en la mítica Bodega Bohemia (local nocturno barcelonés de solera) en el que se habla de Biosca y Ramallets, y de algunas conversaciones sobre (el declive de) Kubala; la nochecita de ronda tiene hasta una parada con su ligue (avituallamiento, gorrito y mata suegras incluidos) en esta atracción de feria barcelonesa que consiste en marcar un gol al portero más gordo que haya militado jamás en las filas del Barça.

Rabal ni siquiera lo intenta, le cede deportivamente la pena máxima a su compañera, que tira a trallón. Un cañardo imparable. Si el bueno de Ramallets levantara la cabeza y viese quien le quitó el puesto aquella noche...

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