Carlos Marañón Fútbol y cine
OPINIÓN

Federico Luppi, genio y 'canalla'

Federico Luppi, genio y 'canalla'
Federico Luppi, genio y 'canalla'
Federico Luppi, genio y 'canalla'

La muerte del actor argentino Federico Luppi nos ha devuelto el recuerdo de sus grandes interpretaciones, pero también ha puesto al descubierto el lado oscuro de la faceta íntima del actor, acusado de malos tratos y brotes violentos. En ese contexto, se hace difícil ponderar sus grandes trabajos sin condenar también su conducta en la vida privada. Además de a su significado patente, la palabra 'canalla' en Argentina remite también a los seguidores del club de fútbol Rosario Central (frente a los 'leprosos' de Newell's Old Boys, sus grandes rivales). La teoría más extendida (hay varias), dice que en los años 20, Rosario Central se negó a disputar un amistoso en favor de la leprosería local, y de ahí los dos apodos.

Federico Luppi (que nació en Ramallo, entre Buenos Aires y Rosario) fue un 'canalla' de Rosario Central en el filme Presos del olvido (Rosarigasinos), dirigido en 2001 por Rodrigo Grande (Al final del túnel). En filme, en el que hacía dupla con Ulises Dumont, ambos daban vida a dos trapicheadores profesionales que salen de la cárcel tras casi 30 años de encierro. Su regreso a la vida civil les devuelve a los viejos amigos, las antiguas juergas y a la búsqueda de un botín oculto desde que les condenaron. Pero ya nada es lo mismo, la ciudad ha cambiado mucho, demasiado, como también lo ha hecho su estado físico para enfundarse las camisetas con los colores de su equipo. "Soy un canalla, nunca abandono", les gusta decir a estos seguidores del club del escritor Roberto Fontanarrosa, una afición que venera la mítica palomita de Poy.

Una escena por encima de todas reflejaba la locura de estos dos hinchas por su equipo: tras salir de la cárcel, dos tipos que viven la realidad exterior con la mentalidad de 30 años atrás, orinan en las paredes del Coloso del Parque Independencia, el estadio de sus viejos enemigos de Newell's (campo de juego hoy conocido como Estadio Marcelo Bielsa, por cierto). La curiosidad de la escena, con el ridículo de los dos personajes, que no entienden que la juventud se les agotó hace ya tiempo, no se acabó aquí. El rodaje de aquel momento futbolero del filme tuvo su miga.

En plena noche, mientras los dos actores trataban de orinar el muro rival ante las cámaras, un grupo de ultras (barras bravas, los llaman allá) de Newell's les atacaron y les robaron el equipo de rodaje. El propio Luppi al parecer se encaró con el que en aquel tiempo era líder de la barra de los leprosos. Esto es lo que contó Luppi al diario Olé en diciembre de 1999: "Uno, que después me enteré que le decían el Demente (NdeR: El Loco Demente es el capo de la barra de Newells), me encaró y estuvimos un rato nariz con nariz. Trataba de explicarle de que la escena no era para agredir a nadie. La espalda de este tipo, era la parte trasera de un camión Iveco, pero los otros tres eran típicos alcahuetes de gallinero, tres chitrulos". El actor quedó absolutamente sorprendido ante la impunidad de los ultras que, al parecer, conocían el contenido de la secuencia de antemano. "Una escena que no estaba en el guión", titularon con su tino habitual, los genios del periódico Olé. "País, paííííís", debió de pensar Federico Luppi, parafraseando el chiste de Un lugar en el mundo.

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