Carlos Marañón Fútbol y cine
OPINIÓN

Arbitrar es fácil con los ojos cerrados

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Ha hecho bien David Trueba en arrimar el ascua del fútbol a su película. Porque la polémica en la España de la época fue de aúpa y porque, mes arriba, mes abajo, los días de rodaje de John Lennon en Almería a las órdenes de Richard Lester (su estancia comenzó en septiembre) en Cómo gané la guerra (ya había dirigido a Los Beatles en Qué noche la de aquel día) bien pudieron coincidir con aquel 20 de noviembre de 1966 en el que el colegiado del colegio vizcaíno José María Ortiz de Mendíbil la lió parda en el Bernabéu durante un Real Madrid-Barcelona.

Vivir es fácil con los ojos cerrados, la nueva película de David Trueba sobre el viaje de Antonio, un profesor de inglés en la España de 1966 (Javier Cámara) que se escapa a Almería a conocer a su ídolo John Lennon junto a dos casuales dos jóvenes compañeros de huída vital, deja caer este pequeño tesoro para futbolerocinéfilos como si tal cosa. Antes, el propio personaje de Javier Cámara reconoce en pantalla que entrena al equipo de chavales del colegio (lleva unas botas de fútbol en el coche: no todos los chavales podían permitirse unas botas entonces) aunque no le gusta el fútbol más allá de los partidos de chavales. Más tarde descubriremos que lleva también un balón ("de reglamento", parece) en el auto. Se lo ofrece como regalo a un niño del lugar, un chaval pobre, hambriento y sin escolarizar que sin duda prefiere una limosna en forma de dinero que el esférico que le ofrece Antonio.

En la playa en la que se instala el trío protagonista al llegar a Almería van a conocer a Ramón (interpretado por Ramon Fontseré), el dueño del bar (El Catalán reza en el frontis del local) que les servirá de centro de operaciones para buscar a Lennon, un señor de Torelló (al norte de la provincia de Barcelona, cerca ya de Girona) que acabó en este rincón de Almería arrastrado por el amor a una italiana. Ramón, cómo no, es culé. Y así se lo deja claro a la clientela del bar cuando les dice que sólo invita cuando gana el Barça (ante las risas de los parroquianos que dejan caer que el Barça no gana demasiado). Los años 60 no fueron los mejores para el Barça, hubo sequía de Ligas hasta que llegó Cruyff en 1974, y la en la competencia con el Real Madrid, el de Di Stéfano y luego el Ye-yé, solían salir escaldados. Por unas razones o por otras.

Ante las chanzas de los clientes habituales, el personaje de Fontseré deja caer una maldición sobre Ortiz de Mendíbil. Y luego se lamenta, algo así como: "¡Hasta diez minutos alargó!". Nada más, una queja sutil, un dolor interior que su personaje carga en soledad. Una anécdota con una historia real detrás:

Ortiz de Mendíbil (Portugalete, 1927), que años más tarde sería el primer trencilla en juzgar a sus compañeros en la moviola de TVE, arbitró el clásico del Santiago Bernabéu en la primera vuelta de la temporada 1966/67. Y se armó la marimorena. Un Barça defensivo aguantaba bien los ataques desordenados del Madrid en un 0-0 que parecía eterno aquel 20 de noviembre de 1966. Y casi eterno fue. Porque Veloso marcó el gol final de la victoria blanca pasados varios minutos del minuto 90. Hasta 10 minutos de descuento concedió Ortiz de Mendíbil ante las protestas blaugranas (que acabaron con Gallego gravemente sancionado por sus insultos). ¿Cuál fue la excusa para semejante alargue de un colegiado que pasó 18 temporadas en Primera División, que arbitró una semifinal en el Mundial de México'70, la final Italia-Yugoslavia de la Eurocopa de 1968, y que es el único árbitro que ha dirigido una final europea en el Bernabéu (Copa de Europa 1969 Milan-Ajax) y en el Camp Nou (Recopa 1972 Dinamo Moscú-Glasgow Rangers)? ¿Cómo justificó semejante descuento?

"Se me paró el reloj". Con dos cojones.

PD. La prueba de que David Trueba incluye siempre que puede alguna referencia futbolera en sus películas no termina aquí. Quizá para compensar el oprobio blaugrana en aquel clásico de 1966, quién sabe, o tal vez sólo como homenaje a su amigo Pep Guardiola, ahora entrenador del Bayern de Munich, Trueba le ofreció un papelito al padre de Pep, don Valentí Guardiola, que interpreta al veterano peluquero que acude a casa del matrimonio de Jorge Sanz y Ariadna Gil a cortar el pelo a toda la familia, entre ellos el personaje de Juanjo (Francesc Colomer), el hijo mayor que no quiere cortarse las greñas a lo Beatle, y que huye de su padre hasta llegar a la Almería que conoció John Lennon y en la que una película rescató el reloj de Ortiz de Mendíbil.

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