OPINIÓN

Sangre falsa

Disfraces originales para salir en Halloween
Disfraces originales para salir en Halloween
Oriette d'Angelo
Disfraces originales para salir en Halloween

A mí planear un disfraz me enloquece. Así que mi primer Halloween como residente en el país de Halloween (o el país de quienes tomaron la fiesta, la regurgitaron y nos la ofrecieron como un delicioso caramelo sangriento) me tenía en permanente rapto. Primero fueron las máscaras, las caras de un niño y una niña, antiguas, rotas, sucias, encontradas en los trasteros de internet. 

Después el concepto: seríamos dos niños que piden truco o trato casa por casa. Patricia y Trevor, Trick and Treat. A las 5 de la tarde ya estábamos disfrazados. A las 12 de la noche ya nos habíamos acostado. Entre medias, el choque cultural y el descubrimiento de que Halloween no es como nos lo vendieron. Y el recuerdo de la fiesta, de la noche. Gringos mirándonos genuinamente aterrados, preguntándonos con horror: “¿Quiénes sois y qué hacéis en esta fiesta?”. 

Dos chicas huyendo e insultándonos, indignadas, como si fuésemos un loco con un cuchillo. Una mujer cerrándonos el paso: ¿por qué alguien se disfrazaría ASÍ? Es muy desagradable. Desconcierto. Al día siguiente, aún aturdidos, encontramos en las redes respuestas que sujetaban con pinzas el mapa de lo sucedido: en varios estados cercanos al nuestro, usar máscara está prohibido. En otros, es ilegal disfrazarse de algo que provoque miedo. 

Entre medias, la red estaba salpicada de artículos de DONT’S: “¿Por qué dar miedo en Halloween cuando puedes disfrazarte de algo divertido?”, “12 disfraces que deberías evitar porque son de mal gusto”, “Los colegios del estado de Illinois animan a sus alumnos a disfrazarse de personajes de películas o de comida”. El concepto santificador alrededor del cual giraban todas estas propuestas era el mismo: “¿Por qué jugar al miedo cuando la vida real está tan llena de él?”. 

Y yo solo lo recordaba a él, 20 años atrás, en el carnaval de Tenerife: hacía menos de un año, su hermana había muerto en un accidente de tráfico. Pero él, con sus 16 años de fuerza incombustible, bajó al carnaval disfrazado de chica de la curva. En un momento, alzó su ron cola y dijo: “Por ella”. Y todos entendimos, sin necesidad de preguntar, que toda aquella sangre falsa conjuraba y limpiaba la sangre real.

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