Traslado al pasado

Por lo visto, Ronald Reagan era un gran fan de Regreso al futuro. Probablemente sea el único nexo que tengo con el ya fallecido ex presidente. Claro que a mí nunca me ha mencionado Marty McFly. Y por razones obvias tampoco he usado una cita de Emmett Doc Brown en algún Discurso del Estado de la Unión (como hizo él en 1986: “A donde vamos, no necesitamos carreteras”). La primera vez que el mandatario vio la película, le pidió al proyeccionista de la Casa Blanca (ignoro si existe o ha existido tal puesto, pero merecería una novela) que volviera a ponerle el fragmento en el que el Doc de 1955 le preguntaba a Marty quién era el presidente de EE UU en 1985. McFly respondía que Ronald Reagan y el científico exclamaba: “¿El actor? ¿Y quién es vicepresidente, Jerry Lewis?”.

Se ha especulado con la relación simbólica entre el viaje del protagonista a la década de los 50 y el regreso a los antiguos valores patrióticos y morales que propugnaba el presidente republicano en los 80. Ya son ganas de politizar una gran obra de ficción. Para metáforas evidentes, la que Reagan usó ese mismo año en la liberación de 39 rehenes estadounidenses en Beirut: “Tras ver Rambo anoche, sé lo que haré la próxima vez”.

No ha habido un presidente de EE UU más peliculero. Y no sólo por su faceta de ex actor, también por sus deliberadas “actuaciones” frente a las cámaras. Hasta el perturbado que atentó contra él, lo hizo para impresionar a Jodie Foster (que ya son ganas, por cierto). Ronald tenía los mejores guionistas (su “tear down this wall” ha quedado para los restos), pero mientras leía discursos carismáticos, desrregularizó el sistema financiero; los sanguinarios tiburones de Wall Street sólo tardaron 20 años en reventar el sistema financiero. Los 80 fueron una fiesta muy divertida, pero ahora intentan quitarnos lo bailado.