OPINIÓN

No te me adelantes

No te me adelantes
No te me adelantes
No te me adelantes

¿Cuándo un spoiler deja de serlo? La respuesta debe ser tajante: ¡nunca! Igual que no entiendo que, con el paso del tiempo, el respeto a un enterramiento se diluya en favor de la arqueología, ninguna crítica o reseña debería adelantar el argumento de una película porque siempre habrá público que no la haya visto (cada día nacen en el mundo miles de bebés que en el futuro serán potenciales espectadores). Aún así, existen momentos cinematográficos, cruciales en sus respectivas historias, que han formado parte de la iconografía pop hasta convertirse en cultura general (la despedida en el aeropuerto de Casablanca, la Estatua de la Libertad en El planeta de los simios, el “Soy tu padre” de Star Wars y muchos más). Y además de ese cuñado cabronías, esa hermana verborreica o ese amigo ansioso que insisten en destriparte las películas aunque no quieras, existen formas más inesperadas de avanzar contenidos: una torpe adaptación del título original (el Rosemary’s Baby de Polanski se estrenó en España como La semilla del diablo proporcionando así jugosas pistas sobre el origen del bebé), alguna polémica ambigua (Jaye Davidson nominado al Oscar al mejor actor por Juego de lágrimas), un tráiler que dice más de la cuenta o incluso que el argumento de un estreno se convierta en chiste recurrente (el personaje de Bruce Willis en El sexto sentido).

Es difícil escapar a ese veneno anticipativo; si una película me interesa a priori, intento no leer críticas, no preguntar en mi entorno e incluso evitar los tráilers (he llegado a cerrar los ojos y taparme los oídos en el cine, ofreciendo una impagable imagen de retrasado al resto de la sala), pero internet en sus múltiples variables se ha convertido en el spoiler viral más inmediato e imprevisible. Entrar en el cine sin demasiada información previa empieza a ser verdaderamente heroico.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento